MURCIA.A modo de relato comienza la historia de las alas mujeres que nos han acompañado a lo largo de toda nuestra vida y crianza, mujeres de la ficción como Hiedra Venenosa, femmes fatales como Rita Hayworth en Gilda e incluso de la literatura como Emma Bovary. Todas ellas tienen algo en común, su relato se ha construido desde la visión masculina y esto las ha posicionado para siempre. Para definirlas se emplean calificativos como locas, histéricas y malas, pero en el peor sentido de la palabra. A través del trazo de María Hesse y con un relato novelístico la autora logra resignificar sus historias y desmontar todo aquello que las rodeaba, mostrando como en el contexto actual ese tipo de lecturas solo han hecho que relegar a la mujer a su definición desde los ojos del hombre que las mirara. Una historia para darles una nueva vida a todas estas mujeres y empoderarlas obviando todo lo que nos contaron (o quisieron hacer creer) sobre ellas.
-¿Cómo surge la idea de este libro?
-El libro surge en 2021, es algo que nace muy poco a poco. De este tema había hablado poco a poco en redes sociales. Yo de normal hago agentes de mujeres icónicas, sin embargo decidí darle la vuelta y decidí poner todo lo contrario e investigar a las mujeres que se había dicho que eran malas pero que eran muy interesantes. Cuando hice el calendario de malas mujeres de repente pensé esto da para un libro, en el que me permite hablar más de ellas y contextualizarlas y meter historias de mujeres reales, daba mucho de sí. Cuando hice este libro contaba con una documentación previa muy buena, surge de una necesidad en parte de haber leído sobre estos temas o de revisar cosas que ya había visto o leído.
-¿Y qué se siente con esa reeducación?
-Es como una realización constante, me pasa con todo. Viendo películas y series que siempre me han gustado mucho intento no enfadarme a pesar de ver cuestiones que me chirrían a día de hoy. Sexo en Nueva York es una serie que me encantaba pero esta cargada de estereotipos malísimos, ahí también hay tela que cortar.
-Los huracanes tienen nombre de mujer, existe el bovarismo, la histeria…
-Ellos son los que nos han nombrado, los hombres tenían el poder de narrar desde cualquier perspectiva. Aristóteles decía que la mujer era un ser incompleto. A día de hoy todavía la ciencia no nos estudia como a los hombres, mía lo que sucede por ejemplo con la menstruación y las vacunas, que provocan trombos. Los hombres han puesto nombre a nuestros cuerpos, nuestras enfermedades y a las cosas que se han inventado sobre nosotras.
-¿Y por qué es necesario este libro?
-Llevo mucho tiempo explicando y hablando de cómo la ficción nos ha reeducado en el concepto de cómo teníamos que ser. El patrón de la buena y de la mala, el patrón de cómo nos llevamos entre nosotras y se crean enemigas en la ficción. Malas Mujeres es la consecuencia de El Placer, de Marilyn y de todo lo anterior y es también la consecuencia de recapacitar sobre cómo la ficción nos ha reeducado en cómo teníamos que ser.
-También buscas la forma de darle una vuelta el término de “madrastra”, totalmente criminalizado a través de Disney… ¿A qué se debe?
-Fue antes incluso de plantearme hacer el libro. Yo formaba parte de lo que ya consideraba que era una familia formando parte tanto de la vida del niño como de la de su padre y su madre, el propio niño se cuestionaba muchas veces el cómo llamarme a mi. A veces me llamaba mamá y yo le decía “no”, yo no consideraba que pudiera ocupar ese lugar ni mucho menos quería hacerlo, no quería ocuparlo ni me parecía bien, porque no tengo ni las mismas obligaciones ni los mismos derechos.
-¿En qué te convierte eso?
-Al buscar ese nombre decidí: “Vamos a decir que soy la madrastra porque es lo que soy”. Al final no tiene sentido que le cambiemos de connotación negativa, hay que resignificar la palabra. Pasaba algo parecido con la vulva en El Placer, al final es como “lo que no se nombra no existe” y esto en cierto modo es igual, es otra denominación pero es que si no estas cosas se quedan en el limbo.
-En El placer derrocabas el tabú del sexo, y en Malas Mujeres lo haces con la historia de estas, y en ambos lo haces desde un relato propio.
-En El placer volqué mucho la idea de mi experiencia propia, aquí es más liviana mi parte autobiográfica. En ambos libros esto se usa como factor común para comprender que es algo que nos pasa a todas, que es común entre nosotras y que pasa. No solo pasa a las mujeres de ficción y a las famosas, son cosas de la vida y yo decido meterlo para contarlo.
-Pero la clave está en que introduces personajes célebres para contarlo, pasando desde Medusa hasta Zahara.
-Es la narrativa desde la óptica femenina, desde cómo nosotras nos queremos narrar y que rompe con todo lo que nos han dicho teníamos que ser. Muchas veces cuando nos han querido empoderar también ha sido una trampa, de querernos convertir en super mujeres que también eran inalcanzables. Lo que hace Lena Dunham y Micaela Coen y otras muchas es construir una realidad de una mujer que puede ser mediocre, que puede tener debilidades, que se cabrean… que se equivocan y no pasa nada.
-¿Y qué pasa con los personajes masculinos?
-Los personajes masculinos en la narrativa estaban llenos de matices y eran grises, incluso a nosotras nos gustaba leer esas neurosis a las que se enfrentan. Woody Allen retrata a un hombre neurótico y que todo el mundo simpatizaba con él y cuando una mujer hacía lo mismo se la tildaba de loca.
-Y que por qué se dice lo de locas del coño y no locos de los cojones. Por ejemplo como lo que sucede con la última temporada de Euphoria en la que al personaje de Cassie de le tilda de “loca” cuando el verdadero maltratador es Nate.
-Eso es que la gente no se ha enterado de qué va la película. Muchas veces puedes construir una narrativa maravillosa pero la gente no la entiende, e incluso la distorsiona. Muchas veces me preguntan ¿Los hombres qué es lo que tienen que hacer? Pues ya lo sabrán ellos, nosotras estamos ya demasiado ocupadas en intentar deconstruirnos y romper con todas esas cosas como para encima preocuparme. Volviendo a tu pregunta Cassie la siento sola e incomprendida. El hecho de ser mujer y existir hace que seamos carne de cañón para que te cuelguen cualquier etiqueta.
-Incluso siendo popular, defiendes que eso es vulnerable también. Como lo que pasa en Grease cuando Sandy hace su cambio de look radical.
-Eso también es un problema, las mujeres siempre tenemos la dicotomía de la buena y la mala mujer y es muy difícil mantener un equilibrio. No se puede ser ni una puritana ni una puta, quien traza esa línea?
-¿Quiénes son las malas madres?
-Son aquellas que hacían algo de forma habitual pero lo hace una mujer y se le señala. A veces ser madre era la única opción, y eso es un pastel que no quieres comer. La maternidad se entiende mucho como la naturaleza de la mujer. El concepto de mala madre es todas aquellas que se salen de la “supuesta naturaleza”.
-¿Este libro da una oportunidad a las que fueron "malas" mujeres?
-El libro es un intento de comprender de dónde vienen los arquetipos e insultos que hemos recibido. Ver quienes los narran y de dónde venían y una vez sabemos esto podemos resignificar las palabras, hacerlas nuestras y que no nos hagan daño.