MURCIA. Nos tiene acostumbrados, pero no por ello deja de sorprender cada exposición que inaugura la murciana Two Art Gallery. Una vez más, el espacio dirigido por Eva Hernández en la calle Acisclo Díaz de Murcia rompe moldes. En esta ocasión, con una muestra de arte sacro, nada frecuente en una galería de arte contemporáneo, que bajo el nombre de Christus ofrece una visión de la Pasión de Jesús a través de una selección obras, donde la imaginería de corte más tradicional realizada por artistas procedentes de la escuela sevillana convive con otras piezas mucho más vanguardistas, tanto en técnica como en concepto. Incluye también una serie de pinturas antiguas que se suman al hilo conductor de una narración con un dramático final.
"Durante muchos años se ha disociado el arte dedicado a temas religiosos del considerado arte de vanguardia", señala Eva Hernández, quien con esta muestra ha querido atravesar esa frontera imaginaria establecida por un modelo tradicional en el que el arte sacro se reserva para instituciones públicas y museos. Lo hace, asegura, sin ánimo provocador, con la intención de demostrar que "una galería de arte también puede ser lugar de recogimiento y reflexión, y ésta es la ocasión para poder experimentarlo". A la experiencia espiritual, contribuirá el olor a incienso y la música sacra que se respirará y escuchará en la galería.
Explica la directora de Two Art Gallery que el inicio de la exposición está marcado por una monumental escultura de un Cristo atado a la columna a tamaño natural realizada por Juan José Negri. "Contundente a la vez que frágil, la imagen tallada en madera, impacta por su realidad. Dicen las antiguas escrituras que según la ley romana los reos no podían recibir más de cuarenta latigazos, parecer ser que 39 fueron los que Jesús tuvo que soportar en ese camino de inicio hacia el fin", recuerda.
Muy cerca, a pocos metros, la imagen de Santiago el Mayor, en una pintura anónima próxima al círculo de Guido Reni, es testigo de lo excepcional que está por llegar, como ya lo hiciera hace más de dos mil años. "El apóstol siempre estuvo en los momentos más importantes de la de vida de Jesús y, como no podía ser de otra manera, él debe ser quien dé fe y acompañe a su viejo amigo en este nuevo trance final", señala Hernández.
Frente a él, una obra emblemática del pintor alemán Joseph Schlottahuer (realizada en 1829" desvela el sentido de lo que va a suceder. "Su Salvator Mundi es toda una declaración de intenciones: el precio de su sacrificio será nuestra liberación: YO soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo".
Para cerrar esta antesala preparatoria -sigue explicando la directora de la galería-, sólo, en un sólo paño, "se alza una de las obras más icónicas de esta exposición, inesperada en una galería de arte contemporáneo, un Ecce Homo envuelto en esa atmósfera mística que sólo los grandes maestros de la pintura son capaces de crear". Se trata de una pintura del taller de Bartolomé Esteban Murillo, "una de esas obras que tiene la capacidad de hablar, sus extraordinarias formas son más que suficientes para ensalzar la fe de todo aquel que la mire".
A partir de este momento, añade, "todo se vuelve confuso en la galería". Un total de quince bustos de Cristo realizados por diferentes imagineros (Manuel Martín Nieto, Jesús Richarte, Gonzalo Quesada, Manuel Luque Bonillo, Miguel Ángel Domínguez Caballero, Juan José Jiménez, José Manuel Cabezas…) se reparten de manera desordenada y aleatoria en el espacio, llevando al espectador hacia la escena final. Los bustos de terracota representan de manera muy distinta las fases de esta pasión, permitiendo al espectador deambular entre ellos y poder observarlos desde cualquier punto.
Siguiendo la más pura tradición de la escultura sacra, el final de la exposición, al tiempo que el fatal desenlace, llega con una obra del escultor hiperrealista valenciano Juan Piza. ·En este momento, lo contemporáneo se apodera de los sentidos y la terracota se transforma en silicona. Un Cristo crucificado suspendido en el aire capta toda la atención, Él marca el fin como también marcó el inicio, pues fue esta obra Inter duas vesperas la que dio sentido al discurso de esta exposición", indica Eva Hernández. Anclado a su cruz desvencijada, con los pies colocados al revés de como suele ser representado y el cuerpo repleto de heridas, la imagen muestra la plenitud de su sufrimiento, aunque depende del lugar desde donde se mire su rostro parece cansado, triste, enfadado e incluso desafiante. Pero siempre te mira. "Esta es una característica de las obras de este escultor", apunta la directora de Art Two.
Completando este enfoque más actual de la pasión, acompañan a la Cruz una pintura, también hiperrealista, del "meticuloso" Javier Arizabalo con una visión totalmente renovada de la fisonomía de Jesús, como también hace la escultora italiana Jusana Hopas con una reconversión de los tradicionales esquemas de La Piedad, aportando un nuevo sentido a un concepto tan cerrado. Su obra, una pequeña terracota, muestra a un niño Jesús cargando el cuerpo de un Cristo fallecido, es decir, su propio cuerpo, una novedosa interpretación donde presente y futuro se dan de la mano sin ningún tipo de complejo.
Eva Hernández informa de que para completar este nuevo concepto de exposición se ha recuperado, además, la antigua tradición del recordatorio funerario, tan usual en algunas iglesias durante el siglo XIX en su celebración del Jueves Santo y hoy prácticamente extinguida. Así, la tarjeta de invitación diseñada rememora aquella antigua costumbre dándole un nuevo lugar.
"Ésta no es una exposición al uso, es algo más. El espacio de la galería ha sido transformado en un lugar de recogimiento donde todos los sentidos interactúan en ese camino de expiación que es la Pasión, una combinación capaz de sobrecoger al espectador dentro del contexto más adecuado, la celebración de la Semana Santa", asegura la galerista, quien añade que "Christus está dirigida a todos los públicos, creyentes y no creyentes, católicos convencidos y por convencer, cristianos, ortodoxos y heterodoxos, adoradores de Cristo, amantes de la tradición y de la vanguardia, culturetas y capillitas, cofrades y no cofrades, curas, monjas, autónomos, niños, adultos en general y todos aquellos que quieran disfrutar de una experiencia muy próxima al misticismo".
Así, y una vez más, Two Art Gallery vuelve a ser pionera en "un modelo de exposición inédito en nuestro país, abriendo su espacio expositivo a manifestaciones y conceptos artísticos vetados hasta el momento en el circuito profesional del arte contemporáneo por una serie de limitaciones y prejuicios excluyentes de una serie de tendencias creadas hoy por artistas de hoy".