este viernes 

La mirada al futuro de Charris en dos exposiciones: inaugura en la Sala Verónicas y en la galería La Aurora de Murcia

Obras que se podrán ver en la galería La Aurora

5/10/2023 - 

MURCIA. Con el otoño llega la nueva temporada de exposiciones y octubre se convierte en el mes de las inauguraciones en Murcia. Dos de ellas llevan el nombre del artista cartagenero Ángel Mateo Charris, quien este viernes 6 de octubre hace doblete: primero inaugura Futurama en la Sala Verónicas de la ciudad (a las 20 horas), para luego hacer lo propio con la muestra  Futurama Lama Ding Dong en la galería La Aurora de Murcia (22.00 horas).

Es sabido que la Sala Verónicas -gestionada por Cultura- es una prueba de fuego para cualquier artista por los retos que plantea este espacio en el interior de la iglesia desacralizada, por el que pasan a lo largo del año solo unos pocos reconocidos artistas de fuera y dentro de la Región. Ahora es el turno de Charris (Cartagena, 1962) con esta exposición que habla, como si de un oráculo se tratase, de cosas que están por llegar. 

Futurama, que podrá visitarse hasta 7 de enero de 2024, estará compuesta por 77 obras entre piezas de gran formato (16), medianas (20), una torre de 18 elementos sobre cartón y una mesa con otros elementos (23) de pequeño formato. La muestra, según se puede leer en la web del artista, se ha concebido "con un montaje en el que predomina una lectura muy próxima entre la pintura y el espectador, con obras que en una especie de ejercicio de earthing o grounding, toman tierra y conforman un caleidoscopio de intuiciones y posibilidades".

Charris crea un universo cuestionado por la lógica y en el que la ciencia abre portales a nuevas interpretaciones y extraños juegos espacio-temporales, en el que no faltan conocidos personajes de la cultura popular. "Entre arqueología del futuro –que diría Fredric Jameson– y mapa de sueños, miedos, esperanzas y ansiedades contemporáneas, Futurama ofrece una reflexión, guiada por el azar a modo de ruleta rusa cargada de presagios, pero siempre con el tono vital y luminoso del artista cartagenero, y una visión del tiempo y la época que vivimos todos los seres vivos como viajeros de esta nave espacial llamada Tierra", añade el texto.

También aclara que el nombre de Futurama -además de ser el nombre de una conocida serie de animación- hace alusión a los pabellones llamados así que formaban parte en las exposiciones universales de los años 1939 y 1964, en los que se soñaba con un mundo optimista de invenciones y progreso constante.

Los cuadros de la exposición están realizados en un momento de transición entre etapas de Charris, por lo que reúne muchos de los elementos característicos del artista a lo largo de su carrera. "Todo es cambio. He estado haciendo otras cosas durante muchos años porque era lo que creía que tenía que hacer y era lo que me divertía. Ahora esto me divierte más y es lo que me hace estar más vivo", señalaba en una anterior entrevista a Murcia Plaza.

"Con cada pincelada el futuro menguaba un poco menos..."

Después de esta ianuguración, se abrirá Futurama Lama Ding Dong en la galería La Aurora de Murcia, como una prolongación del mismo tema. Al respecto, escribe el propio Charris: "A los habitantes del futuro les diré que llegué de un mundo raro, aunque probablemente a ellos  no se lo parezca, dado que la rareza progresa adecuadamente y siempre sorprende su capacidad de superación. Que nuestro futuro comenzó a hacerse pequeño en nuestras cabezas -el increíble futuro menguante- a medida que nuestra estupidez como especie fue tomando proporciones alarmantes, cuando nuestro ejército de consumidores fue acercándose lentamente al borde del precipicio, cuando la cosa no dio para más". 

"Pero les contaré también -añade- que hasta el final fue hermoso, que entre los fuegos artificiales había maravillas y que siempre quedaba la esperanza de que el corazón sonara más fuerte que el bolsillo, que la resistencia ganara y los incendios se extinguiesen. Les diré también que en ese mundo raro me dedicaba a pintar, a convocar imágenes y visiones, a echar los dados con acrílico y óleo sobre manteles de lienzo, a equivocarme constantemente entre manchas, colores, grafismos y texturas. Y que eso, por simple que les parezca, me parecía fascinante y tenía la enorme virtud de no servir para nada".  

"También  que una temporada intenté imaginar como sería su mundo y creé futuramas de posibilidades, premoniciones, profecías, ansiedades, miedos, esperanzas, pero supongo que sólo conseguí plantear un mapa de ese territorio que se llamaba 2023 en una salita lateral de mi cerebro. Que pinté tantas obras que necesité hasta dos exposiciones, porque parecía que con cada pincelada el futuro menguaba un poco menos y la lógica del azar se reorganizaba un poco más armónicamente dentro de su caos, pensamiento mágico, supongo, pero que a mí me sirvió para seguir el consejo de la Sonora Matancera y darle un poquitico de cariño a mi alma desolada, azúcar", finaliza el texto escrito por el escritor cartagenero. 

        

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