MURCIA. El arte va más allá de la contemplación y se convierte en experiencia, en complicidad y en reflexión en la segunda de las exposiciones del Festival de Experimentación Artística Mu-tantes, que celebra su cuarta edición en Murcia bajo el título Especies. El espacio dedicado a Centro de Arte Contemporáneo en la Cárcel Vieja vuelve a mutar así -hasta el próximo 30 de noviembre- con las propuestas de moda, pintura, fotografía y dibujo de cuatro nuevos artistas.
Los encargados en esta ocasión de convertir la antigua prisión en un lugar de creación, arte emergente e ideas, de detalles sorprendentes y rincones insospechados, son la diseñadora de moda murciana con raíces ecuatorianas Roxana Rosas; la artista y tatuadora murciana Ana Sanz; Emilio Cerezo, pintor totanero cuyo estilo ha evolucionado en los últimos años hacia el arte abstracto; y María Rojas, artista visual y fotográfica zaragozana. Los cuatro fueron seleccionado en la convocatoria que cada año lleva a cabo Mu-tantes entre artistas de entre 18 y 65 años, a los que se les asigna unos tutores para transformar su propuesta en una instalación experimental.
El totanero Emilio Cerezo (1986) expone el proyecto Trémolo (trémulo, tembloroso), término musical que describe la fluctuación o variación periódica en la intensidad (volumen o amplitud) de un sonido, mientras que la altura o frecuencia se mantiene constante. Así, el artista crea un espacio propio, cuya luz va cambiando de tonalidades, y donde un vídeo muestra cómo elaboró las grandes piezas expuestas (compuestas por otras muchas).
Las manchas, según explica Cerezo, "hacen visibles las características materiales propias de la pintura, así como la gestualidad del trazo"; mientras que "la trama aporta ritmo, orden y estructura". "También sirve para generar ruido y vibración en la imagen y eso ayuda a conectar el leguaje sonoro con el visual. El uso de tramas acerca visualmente a técnicas como el tapiz y el mosaico, empleadas tradicionalmente para obras de gran formato y murales y que por su manera de hacer se alejan mucho de mis procesos habituales a la hora de pintar una pared".
Emilio Cerezo desarrolla su obra en lienzo, papel y mural desde que empezó a pintar paredes a principios de los 2000, centrándose primero en elementos figurativos. Su interés en el campo de la pintura clásica, el movimiento interno de las figuras, así como las dinámicas de abstracción, le permiten deconstruir las formas y darle prioridad a la gestualidad de la línea, la pincelada y la textura, trabajando el claroscuro y el contraste a base de capas. Durante los últimos años ha reducido la paleta de colores y dirigido su trabajo hacia un estilo más gráfico y abstracto en el que prioriza la visión distorsionada de la imagen y el uso de tramas.
La zaragozana María Rojas expone Gelatina y gloss, un proyecto que analiza desde diferentes perspectivas históricas un territorio alterado por el consumo y llevado al colapso por un capitalismo en constante aceleración. La artista explica que su obra "recorre espacios sagrados para nuestras culturas ancestrales, modificados por la acción humana, comenzando esta asimilación del territorio desde una perspectiva que redefine los conceptos de natural y artificial".
Añade que "este proyecto en proceso está desarrollado en el Malpaís de Güimar, situado en la isla de Tenerife, atravesando un paisaje sagrado para la cultura guanche" y siendo "un claro ejemplo de cómo la acción humana, modifica el territorio hasta asimilarlo como propio, como natural, haciendo del paisaje un entorno híbrido y mutante". "Mediante estas premisas me dispongo a recorrer este espacio reconvertido en un reclamo turístico para la localidad de Güimar, en busca de una mutación ficcional en la que imagino paisajes plásticos, viscosos, llenos de elementos especulativos que imaginan futuros próximos, de coexistencia entre diferentes elementos mutados por nuestra acción invasiva", describe.
El trabajo de María Rojas se centra en explorar los límites del lenguaje y el espacio virtual ligado a las materialidades que lo rodean. Trabaja desde el límite que separa la imagen fotográfica frente al objeto y su espacialidad.
Ana Sanz (Murcia, 1989) expone Morralla (conjunto de cosas diversas de escaso valor). El punto de partida "es una crítica irónica a la desvalorización del patrimonio con la que muchas veces se trata a estos pedazos de historia, y a su vez, viene dado por el hecho de que hasta que no son descubiertos y puestos en valor exponiéndolos en un museo, son parte de la morralla del subsuelo", señala la artista. "Como muchos restos se convierten en importantes vestigios y otros se desvalorizan y se destruyen, Morralla se manifiesta irónicamente mostrando esa dualidad del valor y la importancia, de según los ojos de quien descubra o contemple las piezas, puede magnificarlas o ignorarlas, exponerlas en museos, o abandonarlas bajo tierra", añade Ana San, quien se pregunta: "¿Qué determina el valor de un hallazgo histórico? ¿Cuándo son morralla, y cuándo son reliquias?".
La artista murciana cursó la licenciatura de Bellas Artes, donde compaginó la búsqueda y la experimentación artística con el inicio en la técnica del tatuaje. En 2010 se dedicó al tatuaje de manera profesional, lo que la ha llevado con los años al desarrollo de un imaginario propio con un estilo muy marcado y contrastado. Este ámbito le ha ayudado a desarrollar mucho más el dibujo y la creatividad a la hora de plasmarlo, que es el proceso que más disfruta. Actualmente, sigue evolucionando su técnica de tatuaje viajando por Europa y está investigando en otros ámbitos como la cerámica y la pintura mural.
Tachnia, que así se llama esta colección de la diseñadora de moda murciana con raíces ecuatorianas Roxana Rosas, está formada por prendas de moda de genero mixto que nace de una fantasía de la artista: La fantasía de Arne. Esta historia narra el transcurso de un evento donde se ven involucradas la cultura japonesa y la cultura de techno en Berlín. Y así, esta breve historia se convierte en el concepto de la colección de moda, aportando a sus prendas rasgos de ambas culturas.
El concepto de Tachnia intenta demostrar como dos culturas tan distintas y distantes entre sí pueden generar un resultado homogéneo, esta vez en forma de colección de moda. Este concepto se respalda en una experiencia donde se ven involucradas la cultura berlinesa y la cultura japonesa. La historia cuenta como un grupo de geishas y karatekas japoneses viajan a Berlin para realizar una exhibición de sus disciplinas en un evento celebrado en Berhgain- Panorama Bar. Allí surge un choque cultual entre japoneses y alemanes. La ropa, la música, los modales, todo lo relacionado con la cultura contraria crea interés en el otro grupo. Durante la exhibición de Kata de los karatecas, el hard techno empieza a escapar por el altavoz. Es entonces cuando algo inédito sucede, los alemanes se lanzan a la pista bailando con pasos firmes de techno, los karatecas siguen su exhibición que casa con el ritmo del techno. Las geishas miran asombradas, no entienden lo que está sucediendo, pero sienten la necesidad de sentirse liberadas y también se lanzan a la pista a bailar.
En la actualidad, Roxana Rosas reside en Murcia donde es profesora y cofundadora de Estudio 811, una academia de patronaje y confección. Además, es diseñadora y directora creativa de la marca de ropa D.R- Eleven. Los trabajos de esta diseñadora se caracterizan por tomar el minimalismo y lo conceptual como la base de sus colecciones, que ofrecen como resultado prendas pulidas y con cada detalle trabajado con la finalidad de hacer llegar un mensaje al usuario.
