MURCIA. "Alba Cuéllar atraviesa la oscuridad por medio de su obra, como si de espadas de luz se tratasen, revelando el lugar en el que habita lo esencial; por supuesto, mostrándose éste invisible más allá de los ojos". Así se recoge en el texto que acompaña la exposición Reflejos de esta artista murciana, que ha sido comisariada por la también creadora y gestora cultural Rocío Kunst y que hasta el 28 de abril se puede contemplar en la Sala Municipal de Exposiciones del Espacio de Creación Artística Joven (ECAJ) de Molina de Segura.
Reflejos sitúa al espectador frente al espejo de una parte de la historia de las mujeres, entre cucharas, tenedores, sartenes y otros utensilios pertenecientes a la cocina, ese espacio destinado al cuidado de los otros. Se trata de una mirada a ese "mundo de las mujeres" que antaño se infravaloraba. Así, Kunst apunta que "a lo largo de la historia las mujeres nos hemos mirado en un espejo empañado por las imposiciones sociales propias del patriarcado. Esto ha condicionado nuestra mirada sobre lo que significa ser mujer. Este espejo nos devolvía el reflejo de esa mirada contaminada por una visión del mundo puramente androcéntrica".
La comisaria añade que la obra de Alba Cuéllar pretende, por medio de estos objetos cotidianos y anodinos, resignificar y poner en valor el papel de la mujer en los espacios en los cuales esta ha sido acotada a lo largo de la historia, es decir, en el espacio privado, oculto. "Los reflejos de Alba Cuéllar representan cómo la mujer ha contemplado su propio ocultamiento y cómo se ha hecho presencia a pesar de él, brillando a pesar de él. En busca de ese espacio que le es propio y que le han intentado arrebatar, esos lugares que reflejan la intimidad, la soledad a la que la mujer ha tenido que adaptarse para encontrarse. Debemos adaptar la mirada a esos pequeños reflejos de vida, destellos de una realidad no visible, pues lo esencial es invisible a los ojos".
"Lo privado, el silencio, el reflejo… queda impreso sobre los lienzos que, en conjunto, son como piezas que unidas forman un rompecabezas cargado de sentido. Sin embargo, repartidas por separado sobre la pared, son capaces de crear una atmósfera similar a la que podemos encontrar en la cocina de hogar callado. Entre encimeras y cubiertos aflora la creatividad y la belleza que se muestra en los reflejos metalizados de utensilios olvidados, que hacen recordar que tras la superficie se encuentra la verdad", añade.
Alba Cuéllar (Murcia, 1990) ha cursado sus estudios en Murcia, aunque ha tenido una gran influencia formativa y académica de Italia, allí perfeccionó y completó sus técnicas. Creció en una familia con un gran interés por el arte, así descubrió su vocación desde bien pequeña. Es licenciada por la Facultad de Bellas Artes de Murcia en el año 2013, pero fue a partir de su estancia en Italia cuando cambió radicalmente el estilo y empezó a realizar objetos principalmente metálicos en una escala superior a la real, con esta temática pretendía reivindicar el valor de los objetos cotidianos, siempre centrada en la liberación de la mujer a través de la representación conceptual de estos utensilios.
Durante su estancia en Italia estuvo presente en diferentes exposiciones colectivas como La Croce del Redentore, Contemporaneart4 o Belle Arti in Procura 2. En 2015 volvió a Murcia para realizar el Master en investigación y gestión del patrimonio histórico-artístico y cultural de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia. Actualmente sigue viviendo en Murcia y realizando exposiciones colectivas en diferentes espacios. Ademas en estos años su temática ha madurado y está en una etapa en la que su centro de atención se encuentra principalmente en la liberación de la mujer por medio de dos tipos de representación diferentes, por un lado la evolución sus cuadros de objetos, en los que ahora pretende representar la realidad de la mujer por medio de reflejos en objetos cotidianos, que están ligados a la mujer según la tradición.
La exposición puede visitarse hasta el 28 de abril, de lunes a viernes, de 17.30 a 21.00 horas.
