Aquí y allá oímos que el oro se ha comportado muy bien. Se despiertan las máximas que teníamos olvidadas: "El oro es un refugio". Quizá se despierten también las ganas de invertir, pero ¿cómo decidimos? Vamos a intentar hacerlo fácil.
El S&P 500 (línea azul) ha tenido un desempeño fantástico los últimos 5 años, aproximadamente del 100%. El oro también (línea dorada):
Empezando por aquí, la pregunta de si conviene comprar oro a muchos les generará la misma duda que si comprar S&P 500 o cualquier activo que ya ha subido mucho. Al mismo tiempo debería ser la prueba de que adivinar el futuro es imposible, y que deberíamos borrar de nuestro vocabulario la idea de "se veía venir" (o estaríamos comprando el siguiente ganador).
Como a muchos les parecerá que 5 años es un plazo corto, adjunto el comportamiento de la pareja en los últimos 20 años (también muy similar):
Personalmente, con el ojo algo entrenado después de 21 años y miles y miles de gráficos vistos, lo que me llama la atención no es el resultado, sino el viaje tan distinto que han tenido los dos activos. A esto se le llama descorrelación, y es un atributo muy deseable cuando decidimos si añadir un activo a nuestra cartera o no.
Un ejemplo: Si nuestra cartera se compone de bancos españoles, la descorrelación es muy baja porque los riesgos comunes son muchos (renta variable, país y sector).
Fijada la escena, vamos a día de hoy (octubre de 2024). Empieza un ciclo de atropelladas bajadas de tipos, que desde 2020 sólo habían subido. La inflación aparentemente bajo control y los datos de empleo ligeramente más débiles de lo esperado han servido de acicate para bajar rápido la palanca más importante de toda la maquinaria económica.
Una bajada de tipos estimula la economía. ¿Por qué? Porque desincentiva el ahorro, así que facilita la inversión. Al mismo tiempo, la financiación se vuelve más barata, y ambas cosas son muy positivas para las empresas, cotizadas o no.
Según el libro de texto, una bajada de tipos hará subir los mercados. En la letra pequeña se avisa de que quizá, sólo quizá, el mercado ya haya subido en anticipación a dicha bajada, así que puede ocurrir que los tipos bajen pero las bolsas… bajen también. Otra razón más para no intentar predecir, sino adaptarnos.
Para el oro la historia es distinta. El oro, señalan sus críticos, no paga interés ni rendimiento de ningún tipo. Además cuesta de almacenar, así que ¿qué tiene de bueno?
Al oro los tipos no le impactan demasiado. Lo que sí impacta son las cuestiones geopolíticas, y mucho. Y aquí las palancas son clave: los bancos centrales compran oro incesantemente (récord en 2022), y la inflación es la amiga del oro. ¿Por qué?
La respuesta es sencilla: el oro no sale de una impresora. Es escaso. Y lo escaso es valioso. Pero además, se compra con billetes que sí salen de una impresora (virtual). Y esta impresora funciona a pleno rendimiento, inundando de dólares (y otras divisas) el mercado. Son papeles cada vez más abundantes, es decir, menos valiosos.
Esta es la forma de correcta de ver la inflación: cuántos billetes necesitamos para comprar el mismo objeto del mundo real. Cada vez más billetes persiguen los mismos objetos reales, como casas, que tardan en construirse. Cada vez la misma tarta se divide en más porciones.
Pero el oro no es como las casas, o las infraestructuras. En ausencia de alquimistas, la oferta de oro aumenta muy lentamente, pero la de dólares aumenta muy rápido. Así que, pese a no pagar interés ni generar rendimientos, el oro vale inevitablemente más por el simple hecho de que los dólares en los que pagamos valen cada vez… menos.
Podemos imaginar el caso contrario: Como decía Bernanke, si hubiera un alquimista capaz de fabricar oro a voluntad y propagara su conocimiento, el precio del oro se desplomaría. Su principal valor, que es la escasez, desaparecería. Ahora, sustituyamos “oro” por “dólar” (o cualquiera de sus homólogos). Esto es exactamente lo que ocurre ahora.
En conclusión: tener oro en cartera aportará un rendimiento volátil pero seguro si los bancos centrales siguen su política de inyecciones monetarias masivas, con un extra cada vez que provoquen un estallido de inflación. Ojo: La palabra volátil significa que el precio del oro en los mercados fluctuará, y lo hará pese a que la fuerza fundamental se mantenga firme. Los mercados son así, y por eso esto no es una recomendación personalizada.
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office