MURCIA. La vida de Antonio Gálvez Arce 'Antonete' es la de un revolucionario que vivió todo el proceso de la Revolución Española del siglo XIX. A su muerte se elevó a mito del republicanismo federal y de la Región de Murcia porque fue nada más y nada menos que el líder del Cantón de Cartagena. Nuestro protagonista nació en Torreagüera, el 28 de junio de 1819, unos meses antes del levantamiento de Las Cabezas de San Juan del general Riego, que dio inicio así al Trienio Liberal.
Sus padres Antonio Gálvez Martínez, un hombre liberal y demócrata convencido, y María Arce Cárceles eran propietarios de un minifundio que dependía del obispado de Murcia, el minifundio era tan pobre que frecuentemente debían trabajar otros terrenos.
La infancia de Antonete se desarrolla en en la huerta, trabajando afanosamente la tierra para ayudar a su familia, al tiempo que aprendía a leer y escribir por las noches. Según Francisco Alemán Sainz, en 1836 acompaña a su padre en uno de sus viajes a la corte en Madrid, empapándose de la ideología paterna y granjeándose las primeras simpatías de algunos políticos de la época.
En 1843 tiene lugar el pronunciamiento moderado moderado del general Narváez, quién debía extender el pronunciamiento en Murcia fue el general Ros de Olano a causa de una compañía de la Milicia Nacional en la que estaban Antonete, de 24 años, y su padre, que era el teniente de la compañía. Desgraciadamente para ellos, la sublevación moderada había tenido más éxito en el resto del país y Murcia tuvo que capitular.
También en 1843 se casó con su prima María Dolores Arce Tomás, con la que tendría seis hijos, cuatro niñas y dos niños. Además de esto se mudó al Huerto de San Blas, que era la vivienda de sus suegros. El huerto de San Blas ha sido un foco de polémica constante en Murcia debido a que con el paso del tiempo la estructura ha envejecido y casi no queda nada, esto llevó a los vecinos de Torreagüera la defensa de su conservación, y hace tres años se aprobó una partido presupuestaria de urgencia para consolidar y estudiar los restos arqueológicos del huerto.
Antonete siguió participando en las conspiraciones del partido progresista, y el 17 de julio de 1854 entra en Murcia al frente de un grupo de hombres de la huerta, reclutados por el mismo en Algezáres, Beniaján y Torreagüera logrando el triunfo de la revolución en esta ciudad. Pero en 1856 un regimiento real restablecería el anterior status quo, obligando a entregar las armas a la Milicia Nacional, auténtica fuerza de choque de los progresistas desde su creación.
El final de la Revolución de 1854 fue también el final de la relación de Antonete con su valedor, el Marqués de Camachos. Antonete quería resistir el levantamiento del general O´Donnell y Camachos no opuso resistencia a este levantamiento. Antonete abandonó el Partido Progresista, y fue radicalizándose cada vez más a la izquierda, uniéndose al Partido Demócrata.
Aunque estaba radicalizándose, desde el final de la Revolución de 1854 hasta casi la Revolución de 1868, Antonete amasó una modesta fortuna siendo en 1869 el mayor contribuyente de Torreagüera. Tras la firma del Pacto de Ostende del Partido Democrático y el Partido Progresista, tuvo contacto con otro de los personajes que dejó su impronta en el siglo XIX español, el general Juan Prim y Prats, famoso por sus hazañas en Marruecos y también por su extraña muerte, la cual es el primer magnicidio de la Historia de España.
Las chispas que llegaron a Murcia de la Revolución Septembrina de 1868, llamada "Revolución Gloriosa" con la llegada de Prim a Cartagena para proclamar la Revolución, Antonete hizo lo propio en la ciudad de Murcia, decidiendo así el triunfo de la insurrección en toda la provincia de Murcia.
El triunfo de la Revolución abrió paso al Sexenio Revolucionario o Democrático, periodos que comenzó con el Gobierno Provisional conformado por los progresistas de Prim y los unionistas de Serrano, los demócratas fueron excluidos del reparto, además de que el debate monarquía-república fracturó el partido. Esto provocó que nuestro protagonista estuviera entre los fundadores del Partido Republicano Democrático Federal.
Un año después, y con la confirmación de la monarquía como modelo de estado en la Constitución de 1869, Antonete salta a la política orgánica siendo concejal del Ayuntamiento de Murcia y suscribiendo el Pacto Federal de Córdoba. En octubre de 1869 protagoniza el emblemático levantamiento republicano en la Sierra de Miravete que duro del 1 al 3 de octubre, teniendo que exiliarse a Orán (Argelia) tras su fracaso, este levantamiento tuvo replicas similares en el resto de estaña que fracasaron igualmente y produjeron el bombardeo de valencia y el fusilamiento de Froilán Carvajal, siendo un mártir del movimiento federalista
En marzo de 1870 regresó a España tras una amnistía a los implicados en la intentona federalista. Dos años después Antonete se levantó de nuevo ligando la república federal a la abolición de las quintas. En noviembre de 1872 entró de nuevo en Murcia en una acción arriesgada, pero que fue rechazada y tuvo que volver a Orán, aunque las bases de su transformación en mito habían sido ya puestas.
Los múltiples conflictos como la guerra de Cuba, la 3era Guerra Carlista y las insurrecciones republicanas hacen que Amadeo I abdique en febrero de 1873 proclamándose así la I Republica Española, en la que Antonete llegará a la cima de su carrera política. Las columnas guerrilleras que liberaba entraron triunfantes en Murcia capital, recibido como un héroe.
El nuevo gobierno republicano convocó elecciones a cortes y Antonete fue elegido diputado por Murcia. A pesar de la fuerza en las Cortes y en la calle, el republicanismo era minoritario y además estaba dividido entre los federalistas moderados (querían que el Estado construyera la federación) y los intransigentes, (querían que los Estados autónomos crearan la federación) como Antonete.
La debilidad de la República produjo su inestabilidad, con cuatro presidentes en menos de un año. Además de la guerra de Cuba y la 3era Guerra carlista, los republicanos federales se decidieron constituir en cantones. El médico Manuel Cárceles proclamó el Cantón Murciano el 12 de julio de 1873, al cual se sumó Antonete en 14 de julio, la sublevación se extendió a gran parte de la Región, donde logró que la marinería se sumara a la sublevación y otras poblaciones como Valencia, instauraran un cantón. La República consiguió reprimir la insurrección cantonal salvo en Cartagena, que fue lo que quedó del Cantón Murciano en 1873. La ciudad resistió hasta enero de 1874 cuando la ciudad quedó deshecha del continuo bombardeo gubernamental, la ciudad se rindió en 11 de enero y Antonete volvió a marcharse a Orán para evitar la pena de muerte.
Este exilio duró solo un año debido a que volvió para luchar contra de epidemia de cólera que asoló la región. Aunque en este exilio vio que su temor se cumplía, el golpe de Pavía acabó con la republica democrática y la proclama de Sagunto del general Martínez-Campos restauró la monarquía de Alfonso XII. Este le permitió, mediante amnistía, regresar a su Torreagüera natal. Antonete se hizo amigo del creador de la Restauración, Antonio Cánovas del Castillo, de ideología antagónica a la suya, pero que reconoció en Antonete un hombre sincero, honrado y valiente.
Antonete tuvo unos últimos años convulsos, con la insurrección republicana del Castillo de San Julián de Cartagena. Cuando el gobernador de la plaza, Luis Fajardo, muere víctima de un disparo, Antonete tuvo que exiliarse de nuevo para evitar la pena de muerte. Pero en 1887 recibe noticias de que su esposa se encuentra a las puertas de la muerte y vuelve a Torreagüera para acompañarla en sus últimas horas. A pesar del peligro que corría Antonete presidió el entierro de su mujer.
Cuatro años después recibió el indulto y aceptó un puesto de concejal en el ayuntamiento de Murcia, aunque un año después recibió un duro golpe por la muerte de su hijo Enrique.
Siete años después sería el quien falleciese, el 27 de noviembre de 1898, en el huerto de San Blas ascendiendo a la categoría de mito. Sus actos marcaron a la sociedad murciana de su época y a la posterior, siendo nombrado ya en 1998 "Hijo Predilecto de Murcia" a titulo póstumo.