por el 150 aniversario de la muerte del pintor

Eduardo Rosales vuelve a Murcia: una exposición en el Mubam ilustra las estancias del pintor en la Región

'Cristo yacente' de Domingo Valdivieso, para el que se inspiró en su amigo Eduardo Rosales ya enfermo

18/11/2023 - 

MURCIA. De Eduardo Rosales afirmó el pintor murciano Ramón Gaya: "Caí en la cuenta, no sólo de su evidente modernidad, sino que venía a explicarme lo que la modernidad es". Y es que 'moderno' ha sido uno de los adjetivos con los que se ha reconocido al gran artista madrileño, junto a otros como revolucionario e, incluso, visionario. Padre artístico e intelectual de muchos pintores del siglo XIX, Eduardo Rosales (1836-1873) mantuvo una especial relación con la Región, donde pasó dos largas estancias. Aquí pintó algunas de sus obras y contó con el consuelo y la compañía de buenos amigos. Porque detrás de estas visitas a Murcia estaba, por un lado, la tristeza y la enfemedad y, por otro, una buena amistad. 

Con motivo del 150 aniversario de la muerte de este artista de sino romántico y desdichado, la Logia del Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam) acoge la exposición Eduardo Rosales. Colección López Delgado, que se podrá visitar hasta el 10 de marzo y que ha sido inaugurada este viernes por el secretario general de la Consejería de Cultura, Juan Antonio Lorca.

Eduardo Rosales llegó, por primera vez a Murcia en 1872, animado por su amigo el artista Domingo Valdivieso, quien le habló de las bondades que el clima murciano tendría sobre su estado de salud, ya que sufría de tisis. Rosales no pasaba por su mejor momento, ya que todavía lloraba la muerte de su hija Eloísa y se encontraba desanimado por las malas críticas que recibió el que ahora se considera como uno de sus mejores cuadros, Muerte de Lucrecia.  El pintor madrileño volvería en 1873 a Murcia, donde realizaría algunas de sus últimas obras (falleció poco después) y donde, por primera vez, este pintor de estudio salió a pintar al aire libre. 

La muestra del Mubam, comisariada por Juan Antonio López Delgado y José López Almagro, aglutina más de cien piezas, entre dibujos, libros, cartas manuscritas y fotografías originales del artista, así como otras piezas relativas a él y a sus familiares y algunos amigos, "difíciles de reunir y que reclamaban un marco adecuado como la Logia del Museo", señaló Lorca durante la inauguración.

Cartas sobre sus estancias en Murcia

La exposición hace especial hincapié en las dos estancias del pintor en Murcia, correspondientes al tramo final de su vida, donde a través de las cartas se recorren los lugares en los que vivió, las obras que pintó en sus estancias y las personas con las que tuvo amistad, como los pintores Domingo Valdivieso y Lorenzo Dubois, el escritor Fuentes y Ponte o el compositor Antonio López Almagro, entre otros.

En la exposición destacan varias obras por lo excepcional, como el dibujo de la Corona de Imperiales o Diademas, que es el único conservado de la diseñada por el artista para la imagen de la Virgen de la Fuensanta, para suplir la falta producida por el robo que sufrió el santuario de la patrona de Murcia el 13 de enero de 1873. En la muestra también se puede admirar el dibujo de la Virgen de la Fuensanta que conserva el Museo de Bellas Artes, donado por el pintor a la Comisión Provincial de Monumentos en 1873.

Pueden contemplarse también una serie de obras y testimonios que el pintor sintió por el paisaje murciano de su entorno: el mercado de los jueves, los refajos, cobertores y toda la indumentaria huertana, el naranjero de Algezares o la venta de novillos son algunos de los ejemplos de los que aquí pintó, sobresaliendo el murciano vendedor de botijos y cántaros, de 1872.

De la documentación mostrada, destacan el alto número de fotografías fechadas en gran parte en la década de 1860-70, producción de Jean Laurent, uno de los principales fotógrafos de la época, que se convirtió en el retratista de los madrileños, aristócratas, políticos y del mundo de la cultura, que representan hoy un conjunto documental inigualable.

A modo de epilogo, la exposición dedica una parte a la amistad fraterna y artística entre los pintores Domingo Valdivieso Henarejos (1830-1872) y Eduardo Rosales. Ambos coinciden entre 1854 y 1855 en la Academia de San Fernando de Madrid y vuelven a encontrarse después en Roma. Eduardo Rosales pinta el retrato de Valdivieso y Rosales posará para Valdivieso en el 'Cristo yacente' del Museo de Bellas Artes de Murcia.

La exposición contará con visitas especiales de la mano de los comisarios de la muestra, así como de acciones didácticas y visitas guiadas por el personal del Museo, junto con el documental 'Eduardo Rosales y Murcia', de José López Almagro, y las conferencias: 'Eduardo Rosales en Murcia', el 14 de diciembre, y 'Domingo Valdivieso-Eduardo Rosales. Amistad fraterna y camaradería artística', el 17 de enero, ambas a cargo de Juan Antonio López Delgado.

Juan Antonio Lorca destacó que Rosales "fue un reconocido pintor, y prueba de ello es la sala dedicada a su obra en el Museo del Prado. Asimismo, ha señalado que "es la primera vez que se homenajea en Murcia a uno de los pintores españoles más prestigiosos del tercer cuarto del siglo XIX, y con ocasión del aniversario de su muerte se están realizando una serie de acciones en torno a su vida y obra, con actividades y exposiciones programadas de forma conjunta entre el Gobierno regional, a través del Museo de Bellas Artes, el Museo Ramón Gaya y la Fundación Cajamurcia.

Luces y sombras del artista

Eduardo Rosales, quien falleció con 36 años enfermo de tuberculosis, nació diez años después de la muerte de Goya. Asimismo, tenía 14 años cuando nace otro pintor como Vicente López. Estudiosos destacan su importancia, junto a Fortuny, como nexo entre dos dos épocas de la pintura española. 

Rosales fue un artista reconocido en vida -medalla de oro de la Exposición Universal de París de 1897, Caballero de la Legión de Honor otorgado por Napoleón III en 1870 y académico de San Fernando- y se relacionó con los artistas más importantes del momento. Pero no pudo evitar problemas económicos ni una enfermedad que evitaría que llegase a ocupar importantes cargos para los que seguramente estaba llamado.

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