recorren todo el mar en apenas seis meses

La odisea por el Mediterráneo de las tortugas boba nacidas en la Región: desde Calblanque hasta Grecia

24/04/2021 - 

MURCIA (EFE). La Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse) ha detectado, gracias a los emisores de satélite instalados en su caparazón, las migraciones de los 21 ejemplares de tortuga boba liberados en octubre de 2020 en las costas murcianas.  Tres de las tortugas han llegado hasta el litoral de Grecia, en una "odisea" de 2.000 kilómetros.

En un comunicado, Anse ha señalado que esa generación fue la primera de tortuga boba (Caretta caretta) nacida en la Región de Murcia en, al menos el último siglo. Han pasado cerca de un año de cría en cautividad, en un intento de aumentar las escasas probabilidades de supervivencia con que cuentan los neonatos de esta singular especie.

Los emisores de satélite, alimentados por minúsculas placas solares, sirven para obtener la posición precisa de los individuos a lo largo de una fantástica travesía marina en busca, probablemente, de las cálidas aguas del Mediterráneo oriental.Tras su liberación, las tortugas radiomarcadas por Anse comenzaron un periplo que les llevó, en primer lugar, a la costa noreste de Argelia, donde tres hermanas tomaron rumbos distintos.

La primera en separarse fue Caretto, que se detuvo durante varios meses en los alrededores de las Islas Pitiusas (Ibiza y Formentera). Luego se encaminó hacia Cerdeña, después a Sicilia, ambas islas italianas, para cruzar finalmente hacia la cuenca mediterránea oriental. Fue allí, en aguas de Malta donde, tras varios meses de emisión, se perdió su señal.

Sus dos hermanas tomaron directamente el paralelo 39 y se encaminaron rumbo hacia Cerdeña y Sicilia. Sin embargo, en el trayecto entre ambas islas, el transmisor de Bobico también dejó de emitir, algo que no es extraño y no tiene por qué suponer una mala noticia para las tortugas, según Anse.

Las placas solares que permiten el funcionamiento de los emisores suelen cubrirse de vida marina con facilidad y tras cierto tiempo el nivel de energía del emisor suele decaer hasta perderse. Actualmente, y tras seis meses de funcionamiento, Argonauta sigue dando noticias de su posición y a día de hoy se haya en aguas griegas, cerca de la isla de Creta, a más de 2.000 kilómetros en línea recta de su lugar de nacimiento.

La asociación desarrolló una campaña de donación de fondos para sufragar los gastos de la investigación, y contó con la ayuda de la Universidad Politécnica de Valencia y la Fundación Oceanographic para la colocación de los emisores, además de contar con la autorización de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Con una tendencia poblacional en declive a nivel global, la tortuga boba está catalogada como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En España, así como en el resto del Mediterráneo, la especie ha sido capturada hasta finales del siglo XX para su consumo humano.

En la actualidad, sin embargo, la captura accidental en artes de pesca, tanto industriales como artesanales, y enredo en redes abandonadas y basuras marinas, representan probablemente la mayor amenazada que sufre la especie, sin menospreciar, sin embargo, otros factores como la contaminación del mar, la colisión con embarcaciones o la ingestión de plásticos e hidrocarburos.

En este contexto, el cambio climático también juega un papel fundamental para el futuro de la especie. Debido a su tamaño relativamente pequeño, a su situación geográfica y a su naturaleza semicerrada, el mar Mediterráneo responde rápidamente a fenómenos atmosféricos y a influencias antropogénicas.

En un escenario de condiciones ambientales cambiantes, la tortuga boba está alterando su patrón natural de anidación, circunscrito hasta fechas recientes casi exclusivamente a las cálidas aguas del Mediterráneo oriental, donde destaca Grecia como la zona de nidificación más importante, seguida de Libia, Turquía, Túnez y Siria.

De este modo, el litoral español no representa un lugar histórico de anidación para la especie y las hembras que llegan a nuestras costas a desovar tienen ante ellas un reto de considerables proporciones.

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