MURCIA. Jaime Lorente volverá a Murcia, el proximo 30 de enero, para presentar en el Teatro Romea de su ciudad natal la obra Matar Cansa (se adelanta la hora a las 19.00 horas por las nuevas restricciones). Se trata de un monólogo protagonizado y producido por el actor murciano que se estrenó el pasado mes de octubre en el Pavón Teatro Kamikaze de Madrid.
Considerado por Lorente como su mayor reto interpretativo hasta la fecha, el actor formado en la Escuela de Arte Dramático de Murcia se sube solo al escenario durante una hora para dar voz al admirador de un asesino en serie, sacando a la luz esa fascinación por el mal que de alguna forma es colectiva. El murciano -que alcanzó la fama por papeles como Denver en La casa de papel y Nano en Élite; y a quien en la actualidad se le puede ver encarnando a El Cid en Amazon Prime- no sólo se enfrenta a un reto actoral, también asume riesgos en estos tiempos inciertos que corren para los teatros, ya que Matar Cansa es una producción del propio Jaime Lorente en colaboración con Buxman Producciones.
"Una víctima seduce, provoca. Una víctima aguarda el momento, toda una vida, atrae despacio a su asesino", dice el protagonista de la obra, que se presenta como el admirador desmesurado de un criminal en este monólogo escrito por el dramaturgo y cineasta argentino Santiago Loza.
Se trata de "un relato que navega de manera visceral, poética e incluso evangélica a través de los acontecimientos que llevaron a este asesino a convertirse en una figura temida por el mundo y venerada por nuestro narrador", dicen desde Teatro Kamikaze (Premio Nacional de Teatro 2017).
En Matar cansa, un hombre reconstruye -en un espacio desprovisto de objetos- la historia de un tipo al que admira incuestionablemente: un asesino en serie que busca a través de la muerte el significado de su vida. "Nuestro narrador es un fanático acérrimo de este carismático criminal. Se define como un cobarde frente a los hechos cometidos, se le ve opaco y solo se apasiona cuando describe las acciones del otro y hasta lo hace con los detalles más pequeños y sórdidos", añadía Kamikaze en su presentación.
Tal es la empatía, que en ocasiones las líneas que separan al narrador y al personaje narrado llegan a confundirse. "Nunca llegamos a saber quién es este hombre tan apasionado. ¿Su mejor amigo? ¿Su víctima? Desde luego, provoca incomodidad escucharle hablar sobre la muerte y la veneración que le profesa". De hecho, "el personaje principal está situado justo al lado de un gran acontecimiento –ni delante ni detrás–, en ningún momento es partícipe de nada. Solo de ser un espectador, un admirador, el cual está sumergido en un mar negro del que solo puede escapar a través de la inmortal luz del asesino que le da sentido a su gris e insulsa vida", aseguraban.