MURCIA. El acero en las esculturas de José Soler cobra la apariencia de un material flexible que se puede curvar, retorcer en espirales o, incluso, suspender en el espacio. Quince de estas piezas se exponen hasta el 10 de mayo en la galería Babel de Murcia, donde el artista invita a reflexionar sobre el futuro del ser humano partiendo de Los tres pilares, título de la obra principal que da nombre, a su vez, a esta exposición". Ecología, solidaridad y economía son esos tres puntales sobre los que el escultor quiere abrir un debate: cuál es el camino a seguir, en qué orden deben estar y ¿falta algún otro pilar?
Porque para Soler - aunque suene a frase repetida, dice- "el arte es un agente de cambio", con una gran capacidad para impactar. "¿Qué puede haber más satisfactorio que transmitir un mensaje al tiempo que se crea belleza?", se pregunta el escultor, que intenta encontrar la armonía en medio del caos a través de la creación, utilizando siempre el metal como materia prima, consciente de que la obra de arte debe tener su oportunidad de durar. Igualmente, todas las búsquedas artísticas que José Soler emprende tienen en su punto de partida el movimiento, que consigue con curvaturas, oscilaciones y giros.
La exposición está organizada en dos partes. En la primera, Soler propone "una tregua entre el progreso y la naturaleza" a través de sus esculturas de formas onduladas y en espirales, llamadas cintas, que simulan el movimiento de las algas marinas fundidas con las corrientes y la marea. Cabe destacar que una las obras más destacadas de su exposición, que lleva por nombre Como el río de la vida, gira lentamente gracias a un pequeño motor eléctrico, lo que evoca un movimiento perpetuo y la ilusión óptica de ascensión. Esta cintas se presentan con colores intensos y luminosos, en su mayor parte.
En la segunda parte de su discurso en torno al movimiento, José Soler reivindica la memoria, la cultura y la necesidad de construir sociedades respetuosas con los ecosistemas de los que dependen. Recuerda que el ser humano es el responsable de situaciones caóticas, ya sean de orden social, económico y ecológico, pero también destaca sus virtudes. Sobre esto reflexiona con las esculturas a las que ha llamado Manuscritos, que consisten en láminas metálicas escritas con textos y dobladas hasta conformar casi una circunferencia. El escultor ha hecho con ellas una referencia a los Manuscritos del Mar Muerto.
Finalmente, las esculturas de Los Tres Pilares, consisten en tres planchas de acero de 165 centímetros de altura, con textos que perforan su espesor y recuerdan los límites y los conflictos creados por el hombre.
José Soler, que se diplomó como Arquitecto Técnico y se graduó en Ingeniería de Edificación, ha mostrado sus esculturas orgánicas y naturalistas en exposiciones celebradas en París, Montecarlo, Madrid, Bilbao, Roma, Milán, Niza, Génova, Santander, Donostia, Murcia, Venecia, Granada, Valencia y Limoges.
