MURCIA. “La cocina es un invento de las mujeres. Pese a ello, su papel en la gastronomía es una historia de invisibilidad”. Partiendo de esta premisa las creativas de Paparajote Estudio -Pilar Larrotche y Sonia de la Iglesia- diseñaron el coloquio FoodieWomen en el marco del Encuentro Nacional de Diseño (8ENAD) celebrado en Murcia, que contó la participación –presencial y online- de siete mujeres que han liderado importantísimos proyectos relacionados con la gastronomía y en los que el diseño ha formado parte de la estrategia de desarrollo, bien en el ámbito del producto, el interiorismo, la experiencia de usuario, el arte, la comunicación o la restauración.
Ellas fueron Inma Bermúdez, la primera diseñadora española que trabaja para Ikea; la diseñadora industrial vasca Ana Rockero (Cookplay); la arquitecta Natali Canas del Pozo; la creative food designer Elsa Yranzo; la estrella Michelin María Gómez (Magoga); la chef privada Amor González (Casa Birdie); y la investigadora y creativa Lourdes Marín. Siete profesionales “muy potentes” con las que “hemos querido rendir un un homenaje a todas las mujeres que han dedicado y dedican su vida al mundo gastronómico desde el ámbito del diseño, aportando su mirada inclusiva, innovadora, respetuosa y creativa”, manifestaron las organizadoras.
Durante este encuentro se habló mucho de trabajo, de proyectos que han sido punteros, de cómo entender los procesos creativos… coincidiendo, entre otras cosas, en que trabajar con o para grandes chefs hace que la experiencia sea especialmente gratificante, ya que ellos entienden perfectamente cómo funcionan los mecanismos de la creatividad.
Pero también se abordaron temas como la mirada femenina en el diseño o sobre la siempre difícil conciliación familiar. Sobre esto último, algunas de ellas manifestaron haber tenido una cierta flexibilidad por el tipo de trabajo que desempeñan, aunque son conscientes de que no es la tónica general. “Cuatro miserables meses después de dar a luz es una vergüenza; es una asignatura pendiente que tenemos”, sostuvo Inma Bermúdez, quien conoce bien cómo son los permisos de maternidad y paternidad que tienen “mis amigos suecos”.
Y es que de hecho, Inma Bermúdez es la primera diseñadora española que trabaja para la multinacional sueca Ikea. También lo ha hecho para Lladró. Aunque murciana de nacimiento, siempre ha vivido en Valencia, donde estudió Ingeniería Técnica en Diseño Industrial y desde donde ha desarrollado prácticamente toda su carrera. Su último trabajo, Musselblomma de Ikea, es un proyecto 'eco' con sello español elaborado a partir de desechos de plástico recogidos del Mediterráneo. Sobre este trabajó destacó que “está producido cien por cien en España” y que "no se ha realizado con fines comerciales, sino para llamar la atención sobre la contaminación del planeta". En su caso, comentó que su estudio es pequeño y cuentan con unos clientes muy fieles, lo que facilita el trabajo: “Es como en una pareja. Te conoces y ya sabes cómo piensa y qué le gusta al otro”.
También del proceso creativo estuvo hablando Natali Canas del Pozo (premio William Ware Prize in excellence in Design), socia fundadora y directora creativa de El Equipo Creativo (Barcelona), especializado en el diseño de espacios gastronómicos. Así por ejemplo, explicó cómo se concibió el restaurante Tickets, de los Adriá: “una idea loca” que dividía el espacio en cinco cocinas y que hace diez años marcó una tendencia. O el restaurante Disfrutar, que partió de una idea muy conceptual de los chef que se podía resumir en dos palabras; Mediterráneo y Barcelona. El trabajo de esta arquitecta ha sido reconocido en más de 50 premios de diseño internacionales.
Por su parte, Elsa Yranzo, directora del estudio Creative Food Studio Bcn, comentó con pasión el proyecto In the Bauhaus Kitchen, en el que se entremezclan arte, diseño y gastronomía en una experiencia visual y sensorial única y “súper especial” a la que fueron invitadas 18 personas influyentes de la cultura y que ha dado lugar a una película documental. Yranzo es una de las precursoras del término food design en nuestro país.
La historia de Cartagena sobre la mesa
No podía faltar a esta cita, la chef cartagenera María Gómez María, primera mujer en la Región en obtener una estrella Michelin para su restaurante Magoga (dos Soles Repsol en 2020), desde donde, según explicó, “queremos vender nuestra tierra, porque nadie de fuera va a venir a hacerlo por nosotros”. Es por ello, que en su restaurante fusiona los sabores mediterráneos con los del Campo de Cartagena, cocinando con “esencia y alma”. Como ejemplo, la chef comentó una nueva receta de pinchón con salsa garum. que era muy apreciada en tiempo de los romanos. “Tenemos la suerte de vivir en una de las ciudades más antiguas de España y por qué no disfrutar de la gastronomía que han dejado en la historia nuestros antepasados”.
También de Cartagena venía la chef privada Amor González, alma máter de Casa Birdie y de “unas cenas clandestinas que se celebran dos veces al año en espacios alternativos con una puesta en escena llena de magia y talento”, señalaron las creativas de Paparajote. La cocinera recordó que para alcanzar el resultado que ha hecho famosos estos encuentros cuenta con la colaboración de diferentes creativos y artistas. Igualmente destacó su gusto por trabajar en libertad, por lo que a lo que se dedica principalmente es a diseñar menús para eventos privados
También de la Región, concretamente de Cehegín, es Lourdes Marín, a quien la vena artística le llevo a estudiar Historia del Arte en Barcelona. Después de vivir en varios países y trabajar en una casa de tasación de arte, volvió a la Ciudad Condal donde estudió y trabajo como sommelier. Más tarde, dirigió el restaurante Dos Pebrots, donde se aplicaba de manera práctica el método Sapiens de la Bulli Foundation desarrollado por Ferrán Adria. Actualmente, según contó, se encuentra enfrascada en un nuevo reto: explorar el origen culinario del Mediterráneo en el próximo Ultramarinos Marín.
Por último, Ana Rockero, creadora de Cookplay, editora de menaje fundada en 2014. Su colección Chikio (evocadora y enternecedora palabra que en euskera signifca chiquitito y en japonés tierra) es el nombre de la primera colección monouso, realizada en pulpa de caña de azúcar, ecológica y 100% compostable. La diseñadora explicó que se trataba de “sacar nuevas e innovadoras respuestas a los nuevos usos relacionados con la cocina”, al tiempo que señaló que “los chefs son nuestros grandes clientes” y los que ponen en valor los nuevos diseños como soportes de sus creaciones gastronómicas.