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Un viaje ilustrado al Cantón de Cartagena: cuando los grabados mostraron al mundo la insurrección cantonal

Galería temática del AGRM

21/11/2023 - 

MURCIA. Más de 26.000 proyectiles volaron sobre Cartagena en lo que la prensa inglesa llamó the Cartagena insurrection en periódicos como 'The Graphic' o 'London News'. No fueron los únicos que informaron de la revolución cantonal cartagenera (1873-1874) -también lo hicieron otros diarios como 'Le Monde'-, ya que Europa siguió con atención los acontecimientos y hazañas que protagonizaron hombres liberales, republicanos e idealistas que soñaron con instaurar en España una República Federal. En aquella época, los periódicos y revistas no se ilustraban con fotografías, sino con grabados realizados -como señalaban- por "nuestro artista especial".

Con motivo del 150 aniversario de la revolución cantonal en Cartagena se han organizado diferentes actividades. Entre ellas, cabe destacar que el Archivo General de la Región de Murcia (ARGM) ha seleccionado una serie de documentos de sus fondos, entre los que destacan una colección de grabados con imágenes del asedio de Cartagena, aparecidos en revistas gráficas tanto españolas y europeas.

Forman parte también de esta galería temática -que se puede consultar en la web del AGRM- numerosos documentos notariales donde los vecinos, una vez rendida la ciudad, testimonian los daños sufridos en sus casas y negocios por los bombardeos centralistas y las requisas cantonales. También incluye un impresionante estadillo resumen que recoge la ubicación de las baterías del cerco, así como los más de 26.000 proyectiles disparados sobre la ciudad.

El principal levantamiento

Un cañonazo disparado desde el castillo de Galeras a las seis de la mañana del 12 de julio de 1873 anunció el inicio del Cantón de Cartagena, siendo este levantamiento el más importante de los que tuvieron lugar por los medios materiales y recursos humanos de que dispuso, así como por su duración. Desde Cartagena, el cantonalismo se extendió por las principales ciudades del sureste de España. Entre las medidas que adoptó la Junta Revolucionaria de Cartagena se encontraba la abolición de la educación religiosa y de la pena de muerte. Por otro lado, se legalizó el divorcio y se adoptó la jornada laboral de 8 horas.

Autores como Blasco Ibañez, Perez Galdós, Isidoro Valverde o, más recientemente, el cartagenero Pérez-Reverte han escrito sobre el Cantón de Cartagena, cuya existencia transcurrió entre la noche del 11 de julio de 1873 hasta el 12 de enero de 1874. 

"La Primera República española, y en eso están de acuerdo tanto los historiadores de derechas como los de izquierdas, fue una casa de putas con balcones a la calle -escribe Pérez-Reverte en Una Historia de España-. Duró once meses, durante los que se sucedieron cuatro presidentes de gobierno distintos, con los conservadores conspirando y los republicanos tirándose los trastos a la cabeza. En el extranjero nos tomaban tan a cachondeo que solo reconocieron a la flamante república los Estados Unidos -que todavía casi no eran nadie- y Suiza, mientras aquí se complicaban la nueva guerra carlista y la de Cuba, y se redactaba una Constitución -que nunca entró en vigor- en la que se proclamaba una España federal de diecisiete estados y cinco territorios". En este marco, "una treintena de provincias y ciudades se proclamaron independientes unos de otros, llegaron a enfrentarse entre sí y hasta a hacer su propia política internacional, como Granada, que abrió hostilidades contra Jaén, o Cartagena, que declaró la guerra a Madrid y a Prusia, con dos cojones".

Añade el escritor cartagenero: "El de Cartagena, precisamente, fue el cantón insurrecto más activo y belicoso de todos, situado muy a la izquierda de la izquierda, hasta el punto de que cuando al fin se decidió meter en cintura aquel desparrame de taifas, los cartageneros se defendieron como gatos panza arriba, entre otras cosas porque la suya era una ciudad fortificada y tenía el auxilio de la escuadra, que se había puesto de su parte. La guerra cantonal se prolongó allí y en Andalucía durante cierto tiempo, hasta que el gobierno de turno dijo ya os vale, tíos, y envió a los generales Martínez Campos y Pavía para liquidar el asunto por las bravas, cosa que hicieron a cañonazo limpio".

Eso sí, antes de la rendición, se le propuso al embajador americano la anexión de Cartagena a los Estados Unidos, con el objetivo de escapar del asedio.

     

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