CARTAGENA. El teléfono del Supermercado Cañón no para de sonar. "Estamos saturadas con los pedidos a domicilio", dice María del Mar Andreu, propietaria desde hace casi veinte años este establecimiento ubicado en pleno centro del casco histórico de Cartagena, que tiene a dos de sus trabajadores todo el día llevando carritos de la compra a sus clientes habituales, pero también a otros muchos que no lo son tanto, pero que han decidido no moverse de casa y hacer el pedido por teléfono.
Paco Ciudad ha multiplicado su actividad y después de acabar en el bancal de recoger la fruta y verdura que planta, y dejarla en su puesto del mercado de abastos en Santa Florentina, le toca coger el coche, cargar los encargos y hacer reparto por Cartagena.
Pescados Tres Hermanos, una de las pescaderías más famosas en la ciudad portuaria sigue haciendo reparto como hace un mes, pero en esta oportunidad sus clientes no son ya bares o restaurantes -desgraciadamente cerrados por culpa del coronavirus,- sino clientes particulares, que llaman por teléfono para encargar sus compras y que se las lleven a casa.
Afirma Ciudad que decidió poner un anuncio en Facebook la semana pasada y que la respuesta ha sido muy buena. "No se me hubiera ocurrido algo así si esta situación que vivimos no se hubiera dado. En unos pocos días no he parado de llevar pedidos a domicilio, el boca a oído ha funcionado estupendamente y no puedo hacer otra cosa que aprovechar la situación para sacar mi producto a la calle", explica.
Andreu confirma las palabras del frutero. Cuenta con un grupo de clientas incondicionales que ha pedido siempre sus pedidos a domicilio, pero ahora las llamadas se han duplicado o triplicado. "Además, la lista de la compra es bastante más larga. La gente hace sus cálculos para pedir todo lo necesario para tratar de salir lo menos posible de casa. Repartíamos cinco horas cada día, pero ahora se amplía a toda la jornada".
Y es que los datos son demoledores. Desde que arrancó el confinamiento el pasado 13 de marzo, las ventas han caído en algunos casos de forma dramática. Casi un 75%, dice Ciudad, en algunos de los negocios ubicados en el Mercado Santa Florentina de Cartagena; un 30% en tiendas de barrio, como añade la propietaria del Supermercado Cañón, por lo que había que reinventarse y evitar que el cliente se marche, utilizando las facilidades de los servicios online de los grandes supermercados que hay repartidos por toda la ciudad.
"Algunos de mis compañeros han decidido cerrar los negocios y tomarse vacaciones ante la caída drástica de las ventas", indica el frutero, "otros hemos cambiado la forma de trabajar", lo que supone ampliar los horarios para que todos sus clientes estén atendidos.
Mientras tanto, el trabajo en MercaMurcia es incesante para tratar de llegar a todos los puntos y redoblar esfuerzos ante la gran demanda existente. Las más de 150 empresas que operan en el centro y que abastecen a detallistas de plazas de abastos, tiendas, mercadillos autorizados, restauración y supermercados de toda la región y su área de influencia, aseguran que el abastecimiento no corre riesgo y que está garantizada su actividad con normalidad en las próximas semanas.