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un sistema de votación con sesgos

¿Quién decide en el Benidorm Fest 2023?

1/02/2023 - 

BENIDORM (EFE). El Benidorm Fest 2023 ha echado a andar con cambios en el sistema de votación que, según los expertos consultados por EFE, afianzan un sesgo a favor del criterio del jurado profesional frente a la teoría de la equidad respecto a la opinión popular, algo que RTVE insiste en defender... con matices. "Aunque el público tenga voz y voto, desde el principio se hizo Benidorm Fest con el objetivo de profesionalizar la selección del representante español en Eurovisión", ha ratificado a este medio la directora de Comunicación de la corporación, María Eizaguirre, al ser preguntada por las razones que llevaron a que en esta segunda edición se cambiara la forma de desempatar.

Porque tanto en la lucha de las semifinales por la cuarta y última plaza que clasifica para la final como en la lucha en aquella por el triunfo total y el derecho a representar a España en el festival europeo, esta vez es determinante el orden de preferencia establecido por la votación del jurado. Según ha subrayado RTVE, ese espíritu estuvo sobre la mesa desde las conversaciones iniciales al crear esta plataforma a Eurovisión y ninguno de los responsables de la corporación ha acertado a explicar por qué en las bases de la primera edición quedó registrado lo contrario: que sería el público el encargado de desempatar.

"Pero para que fuese así, hubo de llevar el visto bueno de alguien de Contenidos", ha apuntado Eizaguirre, aparentemente sorprendida como varios de los responsables del ente público de que constara así en las normas de Benidorm Fest 2022 que fueron gestadas bajo la dirección en esa área de Amalia Martínez de Velasco, destituida pocos meses después de la primera edición. En cualquier caso, RTVE resta importancia a este cambio e insiste en la equidad de un sistema que parece mantener los principios del año pasado: un 50% de la puntuación procede del jurado y otro 50% del público. Este, a su vez, se divide en dos partes, de forma que un 25% depende de las llamadas telefónicas y SMS de los espectadores y un 25% de un jurado demoscópico integrado por 350 personas elegidas por edad, género y población como una representación de toda España para limar sesgos por afinidad territorial.


Los expertos apuntan a la letra pequeña de las modificaciones introducidas y señalan un supuesto que, a su parecer, prueba el desequilibrio: la suma de la mayor cantidad posible de votos de la parte popular daría, como máximo, 80 puntos al mismo participante, mientras que si los 8 miembros del jurado coincidiesen en dar su mayor nota al mismo candidato, este obtendría 96. "Por tanto, es matemáticamente imposible que el preferido del voto popular gane si no es del gusto del jurado y este tiene otro claro favorito; si este a su vez no lo fuera del público, sí mantendría sus opciones de victoria", señala a EFE Rocío Muñoz, redactora del veterano portal especializado Eurovision-Spain.

Un jurado más internacional

Otro de los cambios pasa por la composición del jurado profesional, que pasa de 5 a 8 integrantes, alterando la anterior proporción de miembros internacionales y nacionales, que ahora son minoría, con 3 representantes. "El comité de expertos que hizo la preselección de estos 18 participantes ya era español y, a la hora de enfocar la carrera hacia Liverpool, consideramos que había una máxima: que nuestro representante se enfrentará en Eurovisión a las votaciones del resto de países participantes, por lo que había que tener en cuenta lo que gusta fuera", ha justificado Eizaguirre estos días ante la prensa.

Miguel Heras, del pódcast Euromovidas, previene de un riesgo con esta fórmula que ya se ha visto en preselecciones como la sueca o la noruega: "Dejarse llevar más por 'qué esperamos de una candidatura de España', especialmente cuando se hace tanto hincapié en Eurovisión como meta final y, como sucede este año, se cuenta entre sus miembros con productores o jefes de delegación de otros países". En ese sentido, recuerda lo que sucedió ante Eurovisión 2016: los jurados internacionales prefirieron a Salvador Beltrán por delante de la candidata del público, Barei.

Por otro lado, y aunque RTVE considera que eso es "poner en cuestión" su profesionalidad, los miembros del jurado siempre tienen la potestad de emitir una puntuación individual estratégica que premie a su preferido con la máxima nota y relegue a sus posibles competidores, si no son tan de su gusto pero sí del público, con una de las peores notas. Con el actual sistema, el voto popular es en positivo hacia el artista que más le gusta a cada uno. Una vez sumado y ordenado, se reparte de forma lineal una cantidad de puntos, pero hay seguidores que piden que estos se repartan de acuerdo con el porcentaje de apoyos obtenidos, "porque no es lo mismo tener 15.000 llamadas a favor que 2.000".

"El no tener esa armonización entre ambas partes es, precisamente, lo que puede generar suspicacias a la hora de interpretar el resultado del festival", previene Heras. Mientras, Muñoz, desde Eurovision-Spain, va más allá: "Da la sensación de que se quiere tener cierto control sobre el resultado, pudiendo tener la última palabra al elegir quién gana Benidorm Fest. Teniendo en consideración que los participantes han sido previamente cribados mediante criterios profesionales, no entiendo la desconfianza aparente hacia la elección del público".  

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