MURCIA. No viene nada mal en estos tiempos de pandemia, el respaldo de un premio como mejor startup del año en tu tierra. Así, lo cree Gonzalo Monteagudo, de Perito Judicial (PJ), recientemente galardonada como la mejor startup del año para la Asociación de Jóvenes Empresarios de la Región (AJE) y Bankia. "Es impulso para la empresa. Tanto a nivel de medios como empresarial. Todas las startups partimos con esa deficiencia de crédito por ser desconocidas. Este tipo de reconocimientos hablan por ti más de lo que tú podrías hacer en un momento dado", afirma Monteagudo.
Un sector, el de los peritos, conocidos por todo el mundo pero en el que desde PJ le dan una vuelta. Nacida en 2016, es en 2017 cuando el proyecto toma forma. "Somos una plataforma multidisciplinar, del ámbito pericial en el que realizamos informes periciales de manera integral. Tanto por localización como por ámbito de trabajo. Esa es nuestra diferenciación”, señala el fundador de Perito Judicial. “Los gabinetes periciales suelen ser sectoriales, sanitarios, de coches…Nosotros tocamos todas las áreas y todos los ámbitos periciales", añade.
Como muchos proyectos de éxito, Perito nació de un momento de crisis. Monteagudo era arquitecto pero la crisis de 2008, que golpeó con fuerza al sector inmobiliario, le obligó a reinventarse. Entonces empezó a ofrecer un servicio que le permitiera trabajar sin tener una oficina en la que desarrollar su trabajo. "Comencé dando certificados, que quizá es el escalón más pequeñito dentro de la arquitectura, ligado al área judicial, que me interesaba mucho. Ahí nace Perito Arquitecto, germen de Perito Judicial", recuerda sobre sus orígenes. “Cuando comienzas a trabajar te empiezan a llegar trabajos de toda índole. Entonces te planteas: o rechazo este trabajo o empiezo a buscar colaboradores con los que ampliar la red de la empresa. Me alío con un ingeniero y a partir de ahí empezamos a coger áreas, colaboradores… Cuando empiezas a tener visibilidad son los mismos clientes los que te recomiendan. Al trabajar para abogados, ellos mismos fidelizan contigo. El área pericial no es un área propia de los abogados, por lo que ellos prefieren delegar en ti”, afirma Monteagudo.
Como peritos, trabajan para dos clientes en este caso. Uno, el cliente que necesita un peritaje para solucionar un conflicto legal, y los abogados, que son al final quienes pueden hacer de portavoces y sus mejores publicistas a la hora de recomendar su trabajo. “Muchas veces nos recomiendan los propios abogados. Hace un buen trabajo para el cliente es hacer un buen trabajo para el prescriptor (el abogado) que es quien tiene que dar la cara en un juicio y para eso necesita un buen informe”, señala Monteagudo. Y en este sentido apunta que no pueden ‘engañar’. “Tenemos la obligación de decir la verdad. Primero que como profesionales si no dices la verdad tu prestigio queda en entredicho y segundo que puedes tener consecuencias penales”, apunta. “Por ello, nosotros establecemos lo que llamamos un Estudio de Viabilidad. Con ello, analizamos el caso y si es viable para el cliente. Si analizando los aspectos más técnicos, se podría emitir un dictamen favorable al cliente. En caso de no ser viable, se emite un informe en ese sentido y no se le cobra por algo que no le va a servir. Con todo, muchos no quedan satisfechos. Pero nosotros tenemos que ser honestos. Tiene que haber un acto y una consecuencia de ese acto. Sí no es así, el caso no es viable”, subraya.
Monteagudo tiene claro que el hecho de funcionar a través de internet es un plus que no les lastra a pesar de no estar en polos empresariales más potentes como Madrid o Barcelona. “No nos perjudica necesariamente. Al trabajar por internet, los principales clientes los tenemos en Madrid, Barcelona y Murcia, en este orden. Si haces un buen trabajo apareces en cualquier lado”, afirma. “No hemos tenido que romper ninguna barrera”, añade.
Siempre que un emprendedor explica su proceso de creación de una empresa, la burocracia para poner en marcha un proyecto es algo que sale a relucir. No cree Monteagudo que exista una dificultad excesiva, pero si un proceso tedioso. “Crear la empresa no es lo más doloroso. Cerrar la empresa si duele. Si todoa va bien es sencillo. Lo cierto es que tienes que aprender cosas que no sabes y que no te interesan para que la empresa sea una realidad. No son muchos trámites pero casi que tienes que hacer un máster para informarte de todo lo que necesitas”, señala. “Al final, cometes errores porque no es tu terreno. Todo es muy enrevesado”, apunta.
Por ello, cree que sería más sencillo si se pudiera empezar la empresa sin tantos obstáculos previos para ver si realmente la idea de negocio que tienes es viable. “Empezar, intentar conseguir clientes y una vez lo consigas, ya veremos. Pero claro si pones todo en marcha, la oficina, todos los papeles en regla, te sientas a la mesa y puedes decir, ‘¿y ahora como consigo a mi primer cliente?’”. Eso, señala, te obliga a tener que elegir entre una estructura más compacta o empezar primero buscando el cliente y luego buscando la estructura de la empresa. “El mundo empresarial te exige aprender unas cosas que uno no entiende ni sabe, pero que puede dilapidar tu negocio si comentes errores. Se agradecería que todo fuera más sencillo para no obligarte a contratar a alguien que te permita salvar esos obstáculos”.