MURCIA. Aunque parezca mentira, es la primera vez que la bailaora y coreógrafa María Pagés -ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022- actúa en Murcia capital con la compañía que dirige conjuntamente con El Arbi El Harti, "pareja creativa y de vida". "Nos hace una ilusión tremenda ver nuestra obra en un gran escenario de esta ciudad, donde sabemos que gusta mucho el flamenco", asegura esta sevillana que comenzó a sentir el pellizco del baile con sólo cuatro años. Llega este sábado 1 de abril al Auditorio Víctor Villegas con De Scheherezade, "un espectáculo flamenco de gran formato, muy vitalista y con música original en directo. Con un total de16 artistas sobre el escenario, entre las nueve bailaoras, la dos cantaoras y los cinco músicos", explica.
Cuenta la bailaora sevillana que en esta aproximación al personaje de Las mil y una noches, a través de las mujeres y el flamenco, "se pone en valor la palabra como instrumento de entendimiento de los seres humanos, algo de lo que estamos tan desprovistos en la actualidad".
Asimismo, puntualiza que "el recorrido que realizamos no es solo por Scheherezade, quien no usó ningún arma para resolver los conflictos, sino simplemente la palabra, la dedicación y mucho amor. Ella es la protagonista de la obra, pero también atraviesan otros personajes femeninos que están conectados con la palabra, la literatura, la mitología...". "El protagonismo es absolutamente femenino. Es una obra que quiere demostrar la energía, el poderío y todos los pliegues de lo que significa un personaje femenino, ser mujer", añade la
Este diálogo que se reinvidica con la palabra, también se lleva entre culturas con la música original del espectáculo. "Esa Scheherezade ya transporta a un lugar. Hemos querido recuperar esas influencia árabes que se pueden ver en el flamenco, que las hay, y también otras conexiones con la música clásica. Pero siempre en clave flamenca".
Porque María Pagés tiene muy claro lo que encarna: "Ser flamenca es representar toda una historia de una tierra maravillosa, de un arte maravilloso, de cómo las culturas pueden convivir y de cómo el flamenco lo ha demostrado desde el comienzo. Es ser representante de un arte grande, que nace de la marginalidad y que ahora, por su propia experiencia vital, por todo lo que han aportado los artistas que nos han precedido, hemos logrado que llegue a los grandes escenarios. Ser representante de un arte tan rico es para mí un privilegio".
Tanto es así, que recuerda que De Scheherezade se estrenó en el Liceo de Barcelona, "lo que ya es todo un reto y un hito, porque la danza se tiene que programar en todos los teatros, también en los más grandes". Esa es su lucha, cuenta, desde el Centro Coreográfico de Fuenlabrada -que dirige junto a El Arbi El Harti-, donde "intentamos agitar este problema de la falta de programación de la danza".
Porque asegura María Pagés que "lo único que he querido siempre es hacer bien mi trabajo y ser muy exigente conmigo misma, pero no soy yo sola. Todos los que nos dedicamos a la danza tenemos esto incorporado". No obstante, le preocupa "poder revertir toda la experiencia que ha supuesto esta trayectoria, este compromiso y esta responsabilidad con la danza". Por eso, desde el Centro Coreográfico "estamos trabajando mucho para que las nuevas generaciones encuentren una danza más dignificada, más visibilizada, más querida y reconocida por la sociedad y las instituciones. Defender la danza y situarla donde debe estar es un trabajo muy ilusionante que estamos llevando a cabo".
"Para eso sirven los premios", añade María, quien apunta que "no me lo dan a mí, se lo dan a la danza y en este caso a la danza flamenca".
De Scheherezade relata en doce coreografías una aventura que sugiere algunos hilos que tejen la poliédrica esencia femenina. El espectáculo es una narración poderosa construida con solos y coreografías corales, perfectamente hiladas. Su personaje aúna la singularidad individual de cada intérprete y la fuerza arrolladora del grupo. Esta mujer, que es todas las mujeres, recorre el relato y comparte con el público sus conocimientos, contradicciones, amores, desamores, fuerzas, fragilidades, inseguridades, insatisfacciones, soledades. Comunica con alma abierta en canal su relación con el cuerpo, el deseo, la maternidad y la igualdad aún no alcanzada.
"Las coreografías recogen una diversidad femenina que se apodera de la acción para conquistar el escenario real y simbólicamente. Son 11 mujeres que asaltan el escenario, que es el escenario de la vida. Son todas mujeres que poseen una fuerte singularidad. Mujeres que piensan en clave coréutica y musical la pluralidad del género que representan, más allá de las diferencias, ya sean físicas, étnicas, religiosas, culturales o estéticas", señalan desde la producción del espectáculo.
De Scheherezade, explora el repertorio musical popular y clásico, haciendo una especial indagación en la música marroquí. Trabaja con las partituras, reinterpreta y adapta fragmentos clásicos en clave flamenca. Pero fundamentalmente, crea músicas originales que compone Rubén Levaniegos, junto a Sergio Ménem y David Moñiz, dirigidos por María Pagés, a partir del relato dramatúrgico y las letras creadas para la obra.
María Pagés comenzó a bailar a los 4 años. A los 15 comenzó a estudiar en la Escuela Nacional de Sevilla y a los 26 creó María Pagés Compañía, con la que ha recorrido escenarios por el mundo y cuenta con un repertorio de más de 20 obras.
La bailaora se ha destacado por su gran investigación de los códigos fundamentales del lenguaje flamenco y por ser una pionera en el entendimiento del género como un arte en evolución, contemporáneo, vivo, generoso y hospitalario. Ha participado en colaboraciones cinematográficas como Carmen, el amor brujo y flamenco; y algunos de sus más destacados espectáculos incluyen títulos como Sol y sombra, De la luna al viento y Flamenco y poesía, entre otros.
La sevillana está convencida de que el diálogo entre los lenguajes artísticos favorece una mayor comprensión de la verdad orgánica del arte y de la vida. Por otro lado, la artista viene dedicando cada vez más tiempo, esfuerzos y recursos a la labor social y solidaria, en lugares como hospitales infantiles y centros de acogida para mujeres maltratadas.
Entre sus reconocimientos está el Premio del público del Festival de Jerez (2012), Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2014) y Premio al mejor espectáculo de Danza Internacional 2015 de Santiago de Chile. En 2022 recibió además el Premio Princesa de Asturias de las Artes por ser una figura que “desde el respeto por la tradición y hondura de las raíces del flamenco, supo modernizar y adaptar su esencia al mundo contemporáneo”. Actualmente, María Pagés es miembro del Consejo de Cultura de la Comunidad de Madrid.