MURCIA. "Yo querría saber qué es la vida, porque tengo 60 años y no me he enterado de nada". Una confesión que el novelista y poeta Manuel Vilas (Barbastro [Huesca], 1962) cuela en mitad de la entrevista sin que, a priori, tenga que ver con su libro. Pero la realidad es que todo lo que lanza está relacionado con su literatura y con la vida, la cual refleja en sus novelas como una especie de reciprocidad. El escritor acaba de recibir el Premio Nadal de Novela 2023 por su obra Nosotros (Ediciones Destino, Grupo Planeta), un reconocimiento que se suma a una estantería notable de logros literarios.
- Se presentaron casi mil novelas a esta 79º edición del Premio Nadal y ganó la tuya. Te diría que hasta parece extraño que una obra romántica se galardone, porque en los últimos años los premios y los best sellers coinciden en thriller, novela policíaca o similares. ¿Crees que queda mercado para otros géneros?
- Espero que sí. Si no, mal asunto. Hay margen para otras, como ocurre en el cine. La novela y el cine se aproximan mucho en que ambas tienen una versatilidad muy grande.
- En Nosotros se ve el tema de volcarse amorosamente con otra persona hasta el extremo de encerrarse en la pareja y olvidar el resto. Este amor romántico parece algo tóxico, ¿no crees?
- Plantea eso, pero luego hay un giro de guion. Va construyendo esa idea del amor, pero... no puedo hacer spoilers. Lo que dices es tóxico, sin duda. Primero la novela construye esa idea del amor absoluto, pero luego van apareciendo grietas en la historia que conducen al lector a un final diferente. La novela tiene un argumento y un contraargumento.
- Aprovechas el amor para hablar de la soledad. ¿Cómo gestiona la viuda ese vacío, cómo aprende a estar consigo misma tras la muerte del marido?
- La de Nosotros es una viuda peculiarísima, que está obsesionada con la muerte. Acaba de enviudar, está en Madrid y decide irse al Mediterráneo, concretamente a Málaga. Desde la terraza del hotel en el que se hospeda ve a un hombre que le gusta, se acerca a él, le da el número de su habitación y se marcha. Él va a buscarla, hacen el amor y en el orgasmo, consigue ver a su marido. A partir de ahí empieza la novela. Es una viuda exploradora, una mujer libre que hace lo que le da la gana en todo momento. Me gusta cómo es ella, al principio de una manera y al final de otra, va cambiando a lo largo de la novela. Además, busca la plenitud y el placer, que es un gran componente del amor que no se verbaliza y que origina grandes angustias. En este sentido, la obra interpela al lector.
- O sea que es una novela reflexiva.
- Yo me meo de risa porque hay gente que se cabrea con la novela y me viene a mí cabreada. Pero si dices que es imposible que un matrimonio que lleva 20 años haga el amor todos los días, eso te refleja a ti. El libro es un espejo; te cabrea la novela porque te cabrea lo que tú tienes en tu vida.
- En tu novela anterior a esta, Los besos, se contaba el inicio de una relación. En Nosotros, hay final y también inicio. ¿Quisiste dar una especie de continuidad temática entre ambos trabajos?
- No. Un escritor no elige los temas, están en la vida. Escribo sobre el amor porque es consustancial a la especie humana, igual que en Ordesa y Alegría escribí sobre familia, porque también es consustancial. Como ser humano, yo querría saber qué es la vida; tengo 60 años y me da la sensación de que no me he enterado de nada. He caído en el tema del amor por ser el gran enigma, el que da sentido a la experiencia humana. Además, tenía ganas de que hablara una mujer, porque en la otra la voz era de un hombre.
- Al final el amor es un tema universal...
- El amor y la muerte son los dos grandes temas universales, las dos realidades biológicas y culturales. Eso lo que somos, amor y muerte. El título de Nosotros viene porque la historia del ser humano es el camino de un yo a un nosotros. La novela es muy de sentimientos y contiene la teoría del placer, porque el placer rige la vida de la gente, pero no se verbaliza. La novela es una gran arma contra la hipocresía social; es donde uno puede decir la verdad sin ser juzgado.
- Comentabas el porqué de Nosotros. Te menciono algunos de tus títulos y ahora los entenderás: España, Alegría, Ordesa, Los Besos, Nosotros... ¿Por qué te gusta titular corto?
- Por cortesía, por humildad. Es una necesidad de concentración en una palabra que sea como una especie de clave. La alegría, los besos y nosotros son fundamentales en la existencia. Ordesa es la única que se aleja, porque es un topónimo. En cuanto a España, la escribí siendo un rebelde y, en ese momento, pensé que la palabra más incómoda en España era la propia España.
- ¿Dirías que escribir poesía te ayuda a desarrollar la parte sentimental en las novelas?
- Sí, de ella saco el lenguaje, pero la poesía tienes que meterla en las novelas con mucho cuidado. Yo estoy muy cabreado con la poesía, porque no la lee nadie, yo tampoco.
- Entonces no estás cabreado con el género, sino con los lectores...
- No, estoy cabreado con la poesía, con la esterilidad del género, porque no tiene ninguna capacidad de actuación social. Y lo tuvo. Esto es una lamentación de alguien que lleva toda la vida con el género y no hay manera de que se anime, lo cual entiendo, porque la poesía es extracción mientras que la novela son unos personajes concretos, en un tiempo concreto y con una historia concreta.
- En tu trayectoria literaria has recibido distintos premios, destacando algunos como el reciente Premio Nadal, el Premio de las Letras Aragonesas, el Premio Generación del 27, también has sido finalista del Premio Planeta... ¿A qué otras nominaciones ambicionas?
- Todavía no me han dado un premio oficial de este país. Mis novelas son políticamente incómodas. Vivimos en un país esencialmente hipócrita que se llama España, que dice unas cosas y hace otras. No digo que en Francia, por ejemplo, no pase lo mismo. De hecho, Europa es hipócrita. Y yo escribo novelas contra la hipocresía, porque soy un gran vitalista, amo la vida.