MURCIA. Ya no existe la urgencia por reservar las cestas de Navidad en la Región de Murcia. Al contrario que en la experiencia vivida en años anteriores, donde el desabastecimiento era un miedo presente en los consumidores, en este 2023 la compra de estos productos se está haciendo de rogar, en especial durante las últimas semanas del mes de noviembre donde la ausencia del frío no acompañaba a la hora de comenzar las costumbres propias de estas fiestas. No obstante, las previsiones de los vendedores marcan un año con una cifra de negocios muy similar a las del 2022.
Y es que, pese a que la gente está retrasando la adquisición de sus cestas, se espera que en este puente de diciembre 'explote' la demanda y se recupere el tiempo perdido para no quedarse sin estos obsequios. Al menos, este el caso de las pequeñas firmas y los consumidores particulares, pues las grandes empresas acostumbran a ser más previsoras para garantizar sus provisiones para sus pedidos dado su mayor volumen.
"Las cosas no están fáciles, así que nos damos por satisfechos con igualar las cifras del año pasado, y estamos en camino de conseguirlo. Nuestra idea es ser capaces de cubrir objetivos, y creo que conseguiremos hacerlo al final de la campaña. Los números hasta ahora nos hacen ser optimistas", explican a Murcia Plaza desde la cartagenera Ramoncestas.
En este sentido, incide en la particularidad de este negocio, donde nunca se puede saber con exactitud cómo se va a encontrar el mercado de un año para otro, pues no hay una progresión continua a la que poder atender. En consecuencia, hasta que no llegan las fechas señaladas no se puede conocer cuál es el estado de los clientes, con empresas que ganan y pierden solvencia o que cierran y abren cada año.
Respecto a los productos que conforman la cesta, estos continúan repitiendo las tradiciones de todos los años, pues "la gente lo que quiere es su jamón". Más allá de esta estrella navideña, embutidos, conservas y bebidas de toda clase son algunos de los otros protagonistas de los obsequios, según remarcan desde la también cartagenera Goyza.
En cualquier caso, el reto es ajustar las cestas para que no supongan un gran peso en los bolsillos de los consumidores sin sacrificar el beneficio en el proceso, una tarea verdaderamente titánica con los datos de inflación registrados en los últimos tiempos.
"Todo mas caro, tanto los productos en sí como la propia cesta de mimbre, y eso se repercute al precio. Incluso el coste de los repartos es más elevado por la gasolina. Nuestra política es no bajar nunca la calidad, pero hemos tenido que retocar los precios y hemos soportado bajar nuestro margen comercial para contener la subida", señalan desde la murciana Naviser.
A este reto se añade la complejidad de una demanda que atiende en mayor medida a los criterios de calidad por encima de la cantidad, pues los clientes buscan una cesta con alimentos más exclusivos en lugar de una que rebose de productos menos gourmet.
"Este año hemos tenido que hacer auténticas filigranas. Algunos productos han sufrido unas subidas considerables y tienes que mantenerlos sí o sí. Entonces hemos tenido que bajar nuestros márgenes y buscar combinaciones para no encarecer el producto global", añaden desde Ramoncestas.