MURCIA. Las personas mayores y los niños son los dos sectores de la población más afectados por el cambio horario, tal y como afirma el doctor Gonzalo Pin, jefe de pediatría y coordinador de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Valencia. "Las consecuencias son transitorias y leves en la población sana y nuestro organismo sólo necesitará 3 ó 4 días para acoplarse a este nuevo horario, aunque son las personas mayores y los niños los que pueden verse más afectados".
Los efectos de este cambio en nuestro organismo tienen su reflejo en nuestra salud, como ratifica el doctor Pin: "La falta de sueño o el no disfrutar de un sueño calidad puede llegar a tener consecuencias muy negativas en nuestra salud. Está comprobado que el déficit crónico de sueño es un factor que contribuye al desarrollo de la obesidad y a los trastornos metabólicos relacionados con la insulina. Un sueño insuficiente o de mala calidad va a condicionar nuestra calidad de vida y nuestro rendimiento intelectual y físico".
Como argumenta el especialista en sueño de Quirónsalud, "una buena calidad del sueño nos permite, entre otras cosas, mantener adecuadamente nuestras funciones ejecutivas; controlar nuestro humor, nuestros impulsos y nuestra capacidad de concentración. Hay estadísticas que aseguran que los accidentes laborales y de tráfico se incrementan los días posteriores a los cambios horarios".
Los expertos abogan por un horario permanente
El doctor Gonzalo Pin ha formado parte del Comité de Expertos que ha presentado ante la Comisión Europea un plan para eliminar los cambios horarios y establecer las zonas horarias naturales de los diferentes países. Esta comisión ya presentó su plan en el 2018 pero se vio paralizado por la pandemia.
Ahora este mismo grupo de expertos presentó la pasada semana en Barcelona Time Use Initiative for a Healthy Society, evento mundial sobre políticas del tiempo, un plan en dos pasos para lograr una transición progresiva a este modelo horario.
El caso de España es especial, ya que su zona horaria recomendada no se corresponde con la estándar al estar igualada desde 1940 a la hora centroeuropea que no se encuentra en nuestro mismo huso horario. Por tanto, en una segunda fase habría que retroceder por última vez en otoño la hora, dejando atrás el UTC+1 que nos acompaña durante todo el invierno y ajustándonos al UTC+0, que es el que corresponde a nuestra situación geográfica. "El objetivo -explica el doctor Gonzalo Pin- es reconciliarnos con la hora ambiental y evitar lo que los científicos llaman la cronodisrupción ya que un horario de verano mantenido en el tiempo es el origen de un déficit crónico de sueño. Esto tiene consecuencias importantes en nuestra salud ya que podemos evitar el incremento de enfermedades como la diabetes tipo 2, los trastornos cardiovasculares importantes y la obesidad".
El doctor Gonzalo Pin aconseja como medidas principales durante los días previos al cambio horario adelantar nuestros horarios de comidas y cenas una media hora una media hora, reducir el consumo de café y bebidas energéticas, evitar las siestas o realizarlas más cortas y realizar ejercicio siempre a primera hora de la mañana.