MURCIA. Puede resultar sorprendente que en una pequeña localidad del Sureste español habitada por unos pocos centenares de habitantes, y a medio camino entre Vélez-Blanco y Caravaca de la Cruz, uno se pueda encontrar un palacete digno de algunas de las historias de Las mil y una noches, que se encuentra a la venta por 280.000 euros. Se trata de una antigua casa de piedra de principios del siglo XX ubicada en Topares (un pueblo de Almería en la frontera con la Región) que, según cuentan en la inmobiliaria caravaqueña Inmocruz, fue rehabilitada para adaptarla a la tipología arquitectónica de las casas andalusíes de los siglos XII y XIII, aunque conservándose todos los elementos constructivos tradicionales. No fue una remodelación cualquiera, ya que se basó en estudios referidos a este tipo de viviendas de Al-Ándalus halladas en puntos de la ciudad de Granada, Córdoba y Medina Siyasa en Cieza, para seguir el mismo patrón arquitectónico y antropológico. Además, destacan que se utilizaron materiales de gran calidad y se amuebló con piezas antiguas (muchas con certificación) o traídas de Marrurecos (el mobiliario también está incluido en la venta).
Quien hizo esta lujosa reforma no escatimó en dinero para recrear este palacete andalusí -que también cuenta con dormitorios de estilo castellano- al que no le falta 'periquito' y que por tener tiene hasta un hammam (baño árabe). Pero lo cierto es que en tiempos del Caso Malaya la propiedad fue expropiada y, a su vez, comprada al banco por un particular con el objetivo de convertirla en un pequeño hotel de seis dormitorios; y así funcionó -dicen que con bastante éxito- en su momento. Ahora, el inmueble vuelve a buscar dueño.
En la planta baja se encuentran cuatro salas (tres de ellas nazaríes), el hammam, un aseo, un dormitorio doble con cuarto de baño completo y columna de hidromasaje, la recepción con una mesa, cuatro sillas y cuatro sillones antiguos restaurados. También, la cocina, la sala de calderas y dos patios árabes -el primero y más grande de cuatro pórticos con una fuente en el centro y el segundo con alberca, acequia y varias fuentes-. En la planta alta destacan tres salas nazaríes de distintas proporciones y cinco dormitorios dobles con cuarto de baño completo cada uno y columna de hidromasaje. Completan la parte superior o algorfa, el lavadero y una terraza que bordea la torre medieval que cubre la entrada a la casa.
Se entra en la casa a través de la puerta de la fachada principal construida a modo de torreón árabe con arco de herradura apuntado en ladrillo y fachada interior retranqueada. La sala de entrada es de tipo nazarí, con alicatado Alhambra y gira en torno a cinco columnas y cuatro pilares que soportan varios arcos árabes y permiten la vista del cuerpo central de la torre con la distribución del espacio superior y el artesonado mudéjar que descansa sobre las doce ventanas en arco de la torre. Se trata de una sala revestida de azulejo de Fajalauza, con algunas yeserías en pared y techo de escayola árabe, presentando a la derecha la reproducción de un mihrad árabe y en el centro de las columnas un surtidor de agua con una granada tallada en travertino y suelo de mármol.
El hammam de estilo totalmente andalusí -a la derecha del patio de entrada- consta de varias estancias como bañera de agua fría (sala fría), bañera de agua templada y sala de reposo (sala templada) y bañera de agua caliente (sala caliente). La distribución se basa en una sucesión de arcos de herradura y algunos apuntados de ladrillo de barro árabe, suelo de barro, alicatados de varios modelos del tipo de la Alhambra y placas de gresite en el interior de las bañeras.
A través de la sala anterior se accede al comedor, con paredes de piedra antigua y dos filas de arcos con herradura en ladrillo sobre columnas de piedra con capitel árabe que distribuyen el espacio de forma simétrica. Destacan cinco mesas árabes talladas en madera de cedro y realizadas en Fez (Marruecos), la alacena rústica. Asimismo, hay veinte sillas con arquerías de herradura en el respaldo y antiguas colchas del tinte a modo de tapices en las paredes. A través de la sala anterior se entra al comedor, con paredes de piedra antigua y dos filas de arcos con herradura en ladrillo sobre columnas de piedra con capitel árabe que distribuyen el espacio de forma simétrica. Se trata de una sala de estilo nazarí, con alicatados, yeserías y techos que reproducen los de la Alhambra de Granada. Cuenta con chimenea central a modo de minarete y mobiliario provenientes de Marruecos y norte de África.
El patio -al que se accede desde la sala principal- reproduce el esquema del patio andalusí de cuatro pórticos con planta de crucero. Presenta una fuente antigua en el medio del crucero y zonas de estar alrededor de las columnas que lo delimitan. Reproduce el esquema del huerto árabe con pequeña alberca en la parte superior y una acequia que lleva el agua hasta la inferior pasando a través de una segunda fuente situada en la zona intermedia. Es un sistema de fuentes interconectadas e iluminadas por dentro que corre paralelo a los distintos espacios del patio.
Respecto a los dormitorios, cabe destacar que los hay con una cama y un armario del siglo XVIII restaurados y con una baranda metálica antigua que reproduce en algunos barrotes la cruz de Santiago, que en otros hay mobiliario árabe, columnas salomónicas, cabeceras de madera con arcos hechos a mano, balcones andalusíes con galería de arcos de herradura, muros de piedra antiguo, reproducciones de almenas en ladrillo árabe...
Todo un derroche de lujo oriental combinado con estilo castellano -en el que destaca el uso de cerámica en las paredes y baldosas hidráulicas en los suelo-, que más parece sacado de un cuento que en medio de una pequeña localidad fronteriza con la Región.