MURCIA (EFE).- Casi cien años después de que la murciana Josefina Vicente posara con mantilla, peineta y un abanico para ser retratada de cuerpo entero -era 1930-, el azar, la digitalización de cincuenta y tres negativos en placa de vidrio y la afición por la pintura de una de sus nietas han llevado esta semana a poner nombre a la colección 'Familia desconocida'.
Aunque no es la primera vez que el Archivo General de la Región de Murcia (AGRM), un organismo que custodia más de un millón y medio de imágenes antiguas, consigue identificar a los protagonistas de alguna de sus colecciones, para su director, Javier Castillo, se trata de un hallazgo muy significativo porque estas fotografías hasta ahora anónimas "hablan directamente a los ojos de nuestro pasado".
Este centro dependiente de la dirección general de Bienes Culturales almacenaba desde hace años las 53 placas de vidrio, sin tener constancia de origen, autor o de las personas que aparecían, tan sólo algunas referencias temporales a los años 20 y 30 del siglo pasado y a localizaciones de Murcia, Cartagena y el Mar Menor.
Javier Castillo ha explicado que "como las imágenes tenían calidad técnica e informativa, se nos ocurrió hace 2 años, tras limpiarlas, digitalizarlas y catalogarlas someramente, crear una galería de imágenes en nuestra página web bajo el título 'Una familia desconocida', y animar a nuestros usuarios a que nos ayudaran a identificarlas".
"El milagro se obró", según el director del Archivo Regional, cuando una nieta de la protagonista, Josefina Escribano, que se había iniciado durante la pandemia del coronavirus en la pintura y buscaba alguna foto de época para un cuadro, tropezó en la web de la institución con una imagen que le resultaba familiar.
El reencuentro se produjo esta semana con la visita al Archivo Regional de la hija de la retratada, una anciana de 90 años, "muy comunicativa y de muy buena memoria", según Castillo, que pudo explicar la historia de su familia. El autor de gran parte de aquellas fotos antiguas de los Crespo Vicente era uno de los integrantes de la familia, que falleció recientemente y que inmortalizó escenas en la playa, la huerta, el interior de una vivienda o en el servicio militar.
No es el primer caso de este tipo, según recuerda Javier Castillo, porque hace unos diez años, gracias a la ayuda del Archivo Municipal de Cieza, se pudo identificar otra colección fotográfica más antigua y extensa que había pertenecido a la familia Moxó Ruano. Para celebrarlo se realizó una exposición con reproducciones que actualmente aparecen en la web como 'Cieza, belle epoque'.
Según el director del Archivo Regional, la fotografía de época es un documento excepcional que posee distintos registros informativos y aporta numerosas lecturas. "Es una valiosísima información sobre la vida cotidiana, los acontecimientos políticos, religiosos, o festivos, de datos gráficos sobre la evolución urbana, la realidad social, económica, etnológica y de costumbres de un colectivo o una localidad".
Del millón y medio de imágenes que atesora el Archivo Regional, destaca el fondo fotográfico del ingeniero británico Gustavo Gillman, que vivió desde finales del siglo XIX en Águilas y que retrató a personas sencillas de Murcia, Almería y Granada por donde pasaba el ferrocarril que dirigía, además de documentar obras del embarcadero de El Hornillo y el trabajo en las minas, así como sus numerosos viajes por Europa y Sudamérica.
Conservan asimismo miles de fotografías de monumentos emblemáticos desde finales del siglo XIX, algunos que ya no existen como el edificio del Contraste de la Seda, la posada del Malecón, el convento de San Antonio o series completas de edificios del casco histórico de Murcia que fueron demolidos, o una filmación de un campamento boy-scout en Sierra Espuña de 1925 que se considera parte del primer documental realizado por los cineastas murcianos Baleriola y Rebel.
"Tenemos proyectos pioneros a nivel nacional muy valorados, como el 'Carmesí', donde se pueden consultar casi 1,3 millones de imágenes de más de treinta archivos e instituciones de la Región", ha resaltado también.
El Archivo da a conocer en redes sociales algunas de estas curiosidades porque son un escaparate perfecto "para que la población conozca lo que conservan y lo que hacen los que trabajamos en ellos, así como para que sean conscientes del valor que encierran los documentos, de que todo ese patrimonio es suyo y que está a su disposición para un uso y disfrute colectivo".