MURCIA. La luz es la gran protagonista de esta casa bioclimática de La Alberca, un proyecto del estudio murciano Santa-Cruz Arquitectura, cuya cubierta se ha "peinado" -asemejando la forma de dientes de sierra- para crear ventanales horizontales a diferentes alturas. Así, la luz baña toda la casa y sus moradores puedan observar el cielo desde todas las estancias. Esta solución inteligente y eficiente de distribuir la luz natural es, sin duda, una de las principales características de esta Casa Peinada, que además se presenta como una vivienda moderna y original, donde llaman la atención los materiales industriales, conectada a la naturaleza y donde el verde menta de los acabados, pilares y vegetación destaca frente al blanco de fachada e interiores y la madera del suelo.
Casa peinada surge como respuesta a las condiciones del entorno para crear una arquitectura bioclimática, señalan desde el estudio de arquitectura, que añaden que sus lineas matrices responden por un lado a la parcela y por otro a la orientación del sol. "La cubierta se gira, contradiciendo el paralelismo de los lindes para orientarse a medio día, dejando entrar la radiación solar en invierno y la ventilación natural en verano", explican.
"Aprovechamos estas entradas de luz para insertar tres grandes cerchas que permiten liberar la planta baja de apoyos, consiguiendo a su vez un gran espacio fluido y continuo", explica desde Santa-Cruz Arquitectura. Las escaleras conectan esa estancia principal iluminada en todos sus rincones con un jardín interior en el centro de la planta baja; la luz también recorre los distintos niveles de la vivienda.
Asimismo, apuntan que estas estrategias, sumadas a un cuidado sistema de aislamiento sin puentes térmicos y renovación de aire de doble flujo, permiten una minima oscilacion de la temperatura interior, aún con la climatizacion apagada cuando no se alimenta de la energía solar.
Todas las respuestas arquitectónicas, adaptadas al clima meditarráneo, están acompañadas de acabados locales como madera de roble natural, barro cocido o baldosines hidráulicos recuperados, creando una atmósfera ámable que contrasta y dialoga con el aspecto industrial de las infraestructuras bioclimáticas.
Para reestablecer la conexión con la naturaleza en el espacio doméstico se realiza un huerto-jardín de especies autóctonas en torno a la piscina, con especies como acebuches, lentiscos, labiérnagos, laureles, mirtos o sabinas. Asimismo, el pavimento de barro cocido y los tonos naturales del interior de la piscina potencian esa sensación de conexión con lo natural a la vez que las especies seleccionadas crean un pequeño refugio para la biodiversidad.