Las pulseras gemelas de Cartier que lució la reina Letizia en la fiesta privada del cumpleaños de su hija, la princesa Leonor, han sido objeto de críticas en el seno de la familia real, los Borbones. El doble brazalete de diamantes forma parte del "lote de pasar" que legó la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, a sus sucesoras en el trono. Se trata de una joya de valor incalculable, tanto histórico como económico, que deviene de una tiara reconvertida y que debía ser usada por las reinas de España para actos institucionales.
Otra joya de la Corona en disputa es Gaza. El presidente israelí Benjamin Netanyahu parece dispuesto a incorporar esta franja costera a Israel en una clara provocación al mundo, una vez que se ha disparado la caja de los truenos. El reparto del escaso territorio que queda en manos de la Autoridad Palestina está en juego desde hace más de un mes, cuando el ataque de Hamás a un festival de música explotó en el asesinato y secuestro de unos 1.200 habitantes de los kibutz limítrofes.
Ya no hay vuelta atrás. El reparto de esta joya, de esta tierra, es decisivo para el cambio del mapa en Oriente Próximo. El conflicto bélico, que ya ha llegado hasta Belén -anunciando que suspende las fiestas de Navidad-, no puede terminar con otra anexión de hecho. El mundo mira de nuevo hacia el Mediterráneo, donde se agolpan los destructores chinos y norteamericanos. Vigilantes, Irán y Rusia de un lado, y la Unión Europea (UE) del otro, los vecinos que podrían sufrir las consecuencias.
De hecho, Bruselas ha evitado en el Consejo de Ministros de Exteriores de la UE, celebrado este lunes, pedir un alto al fuego a Israel. El Alto Representante para la acción exterior, Josep Borrell, ni siquiera se atreve a hablar de tregua. El eufemismo utilizado es "pausa humanitaria", un descanso entre bombardeo y bombardeo para dejar pasar la ayuda en camiones cargados con comida, agua y medicamentos.
En el fondo se encuentra la culpa que divide a Europa, para impedirle pedir a Israel que cese en su escalada contra los palestinos. El Consejo está dividido. Alemania, Hungría y Austria cargan con la deuda histórica del Holocausto con el pueblo judío, y de ahí la equidistancia de la Unión. Los 11.000 muertos palestinos y los ataques a los hospitales, que no cesan, no son suficientes para que la presidenta Ursula von der Leyen -alemana- se plante y haga valer su autoridad, al menos, como vecinos marítimos que somos.
La Unión Europea, de otro lado, es el mayor contribuyente para la Autoridad Palestina, cuya financiación se ha puesto en entredicho. El gobierno de Gaza en manos de Hamás ha dejado caer la duda de si los millones de euros que Bruselas destina a Palestina no estarían siendo utilizados por los grupos terroristas radicales en el poder. Es sintomático que el pueblo palestino esté más empobrecido que el israelita, siendo que la ayuda europea es constante y se cifra en un total de 1.200 millones de euros en los últimos cinco años. Una joya para la corona…