VALENCIA (EP). Un jurado popular ha declarado este viernes culpable a Jorge Ignacio P.J. de las muertes por intoxicación aguda por cocaína de Arliene Ramos, Lady Marcela Vargas y de Marta Calvo. En este último caso le considera además culpable de ocultar el modo y lugar en que se deshizo de sus restos mortales causando con ello una aflicción, congoja y angustia sobreañadida a los familiares de la víctima.
El jurado entiende que el acusado actuó "de manera sorpresiva" sin esperarlo las víctimas y sin que tuvieran capacidad de reaccionar. En todos los casos considera además que fue un acto de dominio machista.
El jurado le cree también culpable de haber intentado matar a seis mujeres que sobrevivieron a sus encuentros sexuales -todas ellas también mujeres prostituidas-, porque siendo conocedor de las consecuencias de sus actos, al introducirles cocaína, seguía su manera de proceder, pero no logró su muerte por "causas ajenas a su voluntad".
Asimismo, considera probados que diez mujeres sufrieron abusos sexuales al introducirles cocaína en sus genitales sin su consentimiento y en todos los casos les acusa también de haberles suministrado cocaína en las denominadas 'fiestas blancas'.
Por todo ello, el jurado concluye que el asesino no debe ser indultado por el Gobierno en ninguno de los casos ni que se le aplique beneficios penitenciarios.
Así se desprende del veredicto del jurado -integrado por siete mujeres y dos hombres- hecho público este viernes tras haber deliberado desde el pasado lunes.
Tras conocer el veredicto, Fiscalía ha mantenido su petición para Jorge Ignacio de 120 años de prisión -10 años menos que lo que requería inicialmente tras retirarse una de las víctimas como acusación, que no quiso declarar en el juicio-, mientras que acusaciones particulares piden la prisión permanente revisable por tres delitos de asesinato. La defensa solicita que se le aplique la pena en su grado mínimo.
El veredicto se ha dado a conocer tras más de un mes en el que se ha juzgado en la Audiencia de Valencia a Jorge Ignacio, quien siempre ha mantenido su inocencia. Ahora el tribunal, que ha agradecido al jurado su difícil trabajo, será el que determine la pena que se le debe imponer al acusado.