No tenemos previsto reducir el actual nivel de riesgo, salvo complicaciones en la 'batalla dialéctica' -de momento- que libran Rusia y Ucrania
MADRID. La primera quincena de febrero ha continuado con los problemas y las incertidumbres con las que se ha comenzado el año: la inflación y el posible conflicto entre Ucrania y Rusia.
El BCE se ha sumado de forma clara al grupo de bancos centrales que, además de mostrar su preocupación por la inflación, pronostican subidas de tipos de interés y anuncian la reducción del programa de compras de activos.
Las rápidas y verticales caídas de los índices de renta variable han favorecido la aportación de valor de nuestras coberturas. De hecho, hemos adaptado los strikes a los niveles actuales realizando los beneficios y recuperando niveles de exposición.
El oro ha empezado su lógica aportación en periodos inflacionistas. Entendemos que debe continuar tras una expansión monetaria tan larga y de una dimensión tan importante como la que se ha producido.
La publicación de resultados está siendo muy consistente. El crecimiento de beneficios es especialmente destacable en Europa tras las caídas producidas por la covid-19. En EEUU, donde las caídas fueron menores en el ejercicio 2021, los resultados podemos considerarlos buenos. La reacción ante las decepciones de resultados o los avisos/avances sobre el actual ejercicio están penalizando de forma abrupta a las compañías, y más si pertenecen al sector tecnológico.
No tenemos previsto reducir el actual nivel de riesgo, salvo complicaciones en el conflicto ucraniano. También seguimos monitorizando las actuaciones de los bancos centrales.
Rafael Peña es socio fundador de Olea Gestión