MURCIA. Ha optado el cómico Iggy Rubín por bautizar su último monólogo como ¡JeJe! Es al fin y al cabo lo que busca generar todo aquél que se dedica al humor, carcajadas. Aunque lograrlo no dependerá únicamente del mismo, también del público asistente, no le faltan a Iggy Rubín ideas, ni tampoco tablas. El madrileño empezó a dar monólogos hace una década y, desde entonces, se le ha podido ver en Comedy Central, en Phi Beta Lambda, en Late Motiv o como copresentador del programa Yu no te pierdas nada. Ahora presenta, junto a Eva Soriano, el programa matutino Cuerpos especiales de Europa FM, donde además de música no faltan risas.
"Hasta al mejor trabajo del mundo hay que ponerle límites", reflexiona el monologuista, quien ha creado una relación especial -y un tanto adictiva- con el humor. Se podrá constatar el 4 de febrero en el Aula de Cultura de Murcia de Fundación Mediterráneo (ciclo Murcia Sonríe). Es complicado dejar de hacer lo que a uno tanto le llena, pero el cómico se ha detenido unos segundos para atender esta entrevista con Plaza. En la que, eso sí, seguiremos hablando del tema en cuestión. Por qué no.
-Te defines como un “ultraenamorado de la comedia”, en cambio, hay quienes la rechazan. ¿Consideras que la comedia es un arte incomprendido?
-Completamente; pero, como "ultraenamorado", seguramente el que no la ha comprendido soy yo.
-¿Somos menos tolerantes de lo que decimos a los chistes?
-Quien piense así probablemente ha asistido a más polémicas de Twitter que a espectáculos de comedia. En la conversación digital puede que se premie el mostrarse intolerante a determinadas expresiones de humor, pero la realidad de las actuaciones es muy distinta. En ese contexto el público puede ser cada vez más crítico o exigente, pero muy pocas veces me he topado con intolerancia.
-Tu primer monólogo fue en un bar y entiendo que en otra época esto era lo normal; ahora son muchos los que empiezan por TikTok o Instagram. Sin embargo, ¿dirías que es buena idea mostrarse por primera vez como humorista en un espacio donde hay tanto 'hate'?
-Dudo que empezar a escribir e interpretar comedia sea fácil en ningún medio (apunte trivial: mi primer monólogo fue en el salón de actos de la universidad, no en un bar). Supongo que las rrss son tan buen o mal sitio como cualquier otro, también tendrá sus ventajas; al igual que topas con desaprobación, puede que sea más fácil llegar a tu público. Martita de Graná es un ejemplo de éxito masivo habiendo empezado como creadora de contenido digital y cada vez más cómicas y cómicos 'de bar' se suman a subir reels gracias a los cuales generado fenómeno fan que nunca habían conocido (Galder Varas, Juan Davila,...).
-¿Esperabas, en tu caso, sentirte tan cómodo en la radio o la televisión?
-Me he acostumbrado a ambos medios y ahora los disfruto mucho, cada uno a su manera. No recuerdo si esperaba sentirme cómodo, sólo que me hacía ilusión probar.
-¿No echas de menos la interacción con el público? ¿O eres de los que disfrutan más el momento de escribir el monólogo?
-En absoluto, sigo disfrutando de la interacción inmediata cuando actúo en locales. En radio prefiero la intimidad del estudio. Disfruto mucho de la escritura, tanto como de llevar los textos al escenario.
-Sea cual sea el escenario, ¿qué te planteas a la hora de hacer tus secciones de humor?
-Sí habrá gente que lo pasará bien con ellas y si yo me divertiré y no sentiré mucha vergüenza cobrando por ello.
-Contabas en otra entrevista que durante la época de 'Yu' tuviste que obligarte a leer más y cambiar de ritmo porque el trabajo te estaba exprimiendo. ¿Cuesta sacar tiempo para uno cuando te dedicas a lo que tanto te gusta?
-A mí me ha requerido cierto ejercicio de voluntad, sí. Hasta al mejor trabajo del mundo hay que ponerle límites.
-¿Qué hace Iggy Rubín en su tiempo libre?
-Mi sensación es que tender calcetines se lleva el 96,2% de mi tiempo de ocio.
-Como curiosidad, ¿por qué acompañas tus posts de Instragram de definiciones? ¿Tienes una lista infinita de palabras 'extrañas' con las que te vas encontrando?
-Me gusta compartir con los demás la alegría que me da descubrir que ya existe una palabra para algo muy concreto que yo hasta entonces no sabía cómo explicar. La lista no es infinita, pero hay suficientes para cubrir mi frenético ritmo de publicación de una foto al trimestre.