lamentan que han sido el sector más castigado

La hostelería celebra el fin del estado de alarma pero pide que se aumente el aforo permitido

7/05/2021 - 

CARTAGENA. La hostelería de la Región coge un poco más de aire con el fin del estado de alarma y el anuncio del presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, del levantamiento del cierre perimetral y la eliminación del toque de queda, pese a que las actividades no esenciales seguirán cerrando a las doce de la noche. Un escenario en que los hosteleros empiezan a ver la luz de cara a un verano que esperan que sea lo suficientemente bueno como para llegar a fin de año en unas condiciones mucho más favorables que las vividas en el último año y medio, con cierres y restricciones de aforo continuas ante el avance de la pandemia, que vivió su punto álgido en enero, pico de la tercera ola.

"A nosotros nos da otra perspectiva de cara al verano. Veíamos como otras regiones abrían el cierre perimetral, no hubiéramos visto lógico que nosotros estuviéramos cerrados. Lo vemos lógico y normal. Una satisfacción grande, empezar la temporada de verano con cierta normalidad", señala el presidente de Hostecar Juan José López. “Por fin ha llegado el fin del estado de alarma", añade José María Rubiales, presidente de la Asociación de Cafés, Bares y Afines de la Región de Murcia.

A la desaparición del toque de queda y el fin del cierre perimetral se añade la ampliación de las personas que se pueden reunir. Esta cifra pasa de cuatro a seis. La hostelería también podrá ampliar el número de comensales en sus interiores, que estaba limitado a cuatro y ahora pasa a seis. Los aforos de las ceremonias también se amplían: los interiores de las bodas y comuniones pasan de 30 a ser de 50, mientras que sus exteriores continúan en un tope de 100. "Creemos que esta ampliación de aforo sigue siendo escasa. Podríamos estar ya, como mínimo, al 75% en el interior".

Pese a este soplo de aire fresco para la hostelería regional, el sector sigue lamentando que durante la pandemia han sido los más castigados pese a su responsabilidad. "No teníamos la culpa", afirma Rubiales. "Cuando tras la Navidad se cierra la hostelería, los contagios siguen creciendo porque la gente se va a las casas, donde las medidas sanitarias se relajan de forma irremediable. No tuvo ningún sentido", lamenta.

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