CARTAGENA. Figuras de escayola (que representan partes del cuerpo femenino) que se han roto y se han reparado uniendo las pieza con hierros. Es la forma que tienen la artista cartagenera Verónica Ripoll de representar la rotura emocional que sufren las personas y la forma de recomponerse, que no siempre deja las mismas cicatrices. La Sala Subjetiva 'Nicomedes Gómez', ubicada en el Palacio Consistorial de Cartagena-espacio de referencia para dar a conocer los jóvenes talentos artísticos de Cartagena-, acoge la muestra escultórica Fragmentados de esta artista, que se podrá visitar hasta el 8 de septiembre.
Verónica Ripoll creó esta serie con la idea de representar el concepto de fragmentación del ser humano a nivel emocional. Trata de materializar las vivencias y los traumas que dejan huella, pasando a formar parte de los propios individuos de forma permanente, configurándolos y moldeándolos como tal. Todas las personas pasan por procesos que las llevan a experimentar traumas o heridas emocionales.
Partiendo del concepto de fragmentación y reparación se encuentran similitudes con la técnica japonesa del kintsugi. A través de su filosofía se busca hacer visible la fragmentación y el proceso de reparación emocional en el ser humano. Formalmente estas obras se inspiran en las cicatrices y en cómo quedan visibles de forma permanente en el cuerpo humano, además de cómo le acompaña a lo largo de la vida, haciendo de esta marca un recordatorio de dicha vivencia.
Las piezas se han realizado a partir de distintos modelos con la técnica de vaciado del natural y su posterior intervención, representando así la idea de fragmentación y de proceso de cicatrización.
Hay cicatrices muy profundas y las piezas siguen sin encajar a pesar de que se han vuelto a unir. En otros casos, sin embargo, el proceso de curación ha sido menos doloroso y la pieza vuelve a unirse dejando tan solo una fisura que pasa casi desapercibida. Es el caso, por ejemplo, de una de las piezas, que corresponde a una mujer de 27 años con el que la artista quiere mostrar que no todos los traumas tienen que dejar una huella negativa, pudiéndose aprender de algunas de estas experiencias.
Verónica Ripoll, nacida el 10 de diciembre de 1991, en Cartagena, encontró su pasión por el arte desde muy pequeña, recibiendo clases de pintura en el barrio de Los Dolores. Su amor por el arte continuó presente toda su infancia, aunque no fue hasta que acabó bachiller que tuvo la oportunidad de empezar en la Escuela de Arte de Murcia. Allí fue donde encontró la belleza del mundo de la escultura, lo que le permitió experimentar con distintos formatos y materiales, abriendo un mundo nuevo a su forma de expresarse.
Más tarde, continuó con su formación en Bellas Artes en la Universidad de Murcia. Durante su trayectoria experimentó con distintas ramas artísticas, entre ellas artesanía, fotografía, instalaciones y modelado 3D, las cuales sigue desarrollando a día de hoy, incorporando técnicas como el autorretrato en la fotografía surrealista, el modelado e impresión 3D, que aporta nuevas oportunidades al mundo de la escultura, y el aprendizaje de distintas técnicas de artesanía para poder aplicarlas a sus obras. Todas ellas trabajadas desde la perspectiva del autoanálisis y la materialización de lo intangible.