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GRAND PLACE / OPINIÓN

Guy de Warwick

27/07/2022 - 

El verano de 2022 marca la historia de la Gran Cruzada de la Unión Europea, con el caballero Guillem de Varoic luchando por su honor y por su gas al más puro estilo Mad Max. Un sol inmisericorde se encargó de recordar quién manda, con temperaturas dignas del trópico hasta en la esquina más septentrional del TerritorioEuropa. Mientras, sus gobiernos se retaban en duelo, sur contra norte, en busca del gas perdido, en la canícula del Año II d.C. -después de la covid-.

El TerritorioKremlin seguía imparable una guerra cruenta e interminable, y declaraba Estados no-amigos a Grecia, Dinamarca, Croacia, Eslovaquia y Eslovenia bajo la amenaza cada vez más real de cortar el suministro de gas a Europa a través de sus cuatro gasoductos. Europa se preparaba en pleno agosto para “economizar el gas para un invierno seguro”.

"Es posible que la Unión Europea tenga que enfrentarse a nuevos recortes en el suministro de gas ruso, mientras que la mitad de sus Estados miembros ya se ven afectados por una reducción de las entregas, como resultado de la elección del Kremlin de utilizar las exportaciones de gas como arma". Obviaba la Unión Europea que el 29 de diciembre de 2021, hizo caso omiso al aviso de Rusia de abrir la espita par rellenar el gasoducto Nord Stream II, que suministraría el gas por el mar Báltico directo de Rusia a Alemania, sin pasar por Ucrania ni pagar peaje. Nunca se abrió.

En su lugar, el gobierno de la Unión decidió hacer un sacrificio colectivo y reducir en un 15% el consumo de gas de forma lineal en todos los países bajo su mando, bajo ley. “Todos los consumidores, gobiernos, hogares, propietarios de edificios públicos, proveedores de electricidad e industria pueden y deben tomar medidas para ahorrar gas. Ésta fue la orden, mientras preparaba para la compra conjunta de gas como si fueran mascarillas. Par ello esgrimió el artículo 122 del Tratado de la Unión, que apelaba al espíritu de solidaridad.

Desde el sur, menos preocupados por la industria y por el frío invierno que se avecinaba, se les recordó que podían solidarizarse abriendo vías de transporte para el gas regasificado que les llegaba licuado por barco. En el norte no querían perder el control de este recurso energético y, desde el sur, les recordaron de nuevo el control presupuestario que impuso Alemania durante la crisis del sistema financiero. La solidaridad, convertida en créditos con intereses…

La nueva norma daría a la Comisión Europea la oportunidad de declarar, previa consulta a los Estados miembros, una "alerta de la Unión" sobre la seguridad del suministro, que impondría una reducción obligatoria de la demanda de gas a todos los Estados miembros.   Bruselas se haría con el control del interruptor de la luz. Sin perdón. 

Esta alerta podría activarse en caso de un riesgo significativo de escasez grave de gas o de una demanda de gas excepcionalmente alta. Los Estados miembros debían actualizar sus planes nacionales de emergencia antes de finales de septiembre para mostrar cómo alcanzar el objetivo de reducción y cómo planificar una interrupción en la distribución de gas. La UE se enfrentaba a la perspectiva realista de una interrupción completa y prolongada del gas de Rusia en cualquier momento.

Entretanto, la idea genial de la Unión se limitó a la reducción de la calefacción y el aire acondicionado con campañas de sensibilización pública. Dios les castigó con temperaturas de hasta 40 grados en París y Berlín. Con ello, se pretendía dar tiempo a los Estados para llenar sus tanques subterráneos de gas al 80% de su capacidad antes del 1 de noviembre de 2022. El objetivo era activar un mecanismo de solidaridad que garantizaría, cual caballero andante, el suministro de "clientes protegidos" en los países vecinos en caso de emergencia grave.

-¿Viste el DOC26-J22, David? Sigo sin entender cómo la Unión Europea cayó den la temp energética. Los suministros de gas de Rusia tuvieron una serie de interrupciones en el año anterior que sólo pueden explicarse por un intento deliberado de utilizar la energía como arma política, cuando durante muchos años fue el principal proveedor de gas de la UE, con una dependencia de más del 40%. 

-Lo recuerdo, Laura. Dijeron que la crisis de la oferta tenía un impacto significativo en el precio del gas, en el precio de la electricidad, en la inflación, en la estabilidad financiera y macroeconómica general de la UE y en todos los ciudadanos. Pero obviaron que, desde el verano del 2021, el Estado español alertaba en Europa del tremendo incremento del precio de la luz, ocho meses antes de la invasión y sin que nadie escuchara sus lamentos.   Como el Conde de Warwick, se había convertido en un caballero andante librando su duelo particular en el Tirant… 

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