Foto: PARLAMENTO EUROPEO/DENIS LOMME¿A dónde nos ha llevado todo el mosaico regulatorio sobre sostenibilidad que de forma desarmonizada ha estado imponiendo la UE desde hace años? La respuesta es: inflación, empobrecimiento y ruina, Qatargate y otras corrupciones, prevaricación, vasallaje y pérdida de la ventaja competitiva entre otras maldades, tal como analizaba en el artículo Lo que esconde la Agenda 2030.
Tomando los últimos datos comparativos sobre crecimiento UE vs EEUU podemos verificar todo lo anteriormente indicado. En un análisis realizado por la revista Política Exterior del Banco Santander, se resalta que hace 15 años, el tamaño de la economía europea superaba en un 10% a la de EEUU, sin embargo, en 2022 era un 23% inferior. El PIB de la Unión Europea (incluyendo Reino Unido antes del Brexit) había crecido en este periodo un 21% (medido en dólares), frente al 72% de EEUU y el 290% de China. Estos datos, al alcance de cualquiera medianamente informado, no los maneja ni el sr. C. Luena, ni los socialistas, activistas y parlamentarios europeos empeñados en imponernos sus leyes ideológicas climáticas sin verificar las consecuencias que tienen sobre la economía, empresas y familias europeas. En mi opinión, las decisiones de Europa en los últimos años, sobre todo estos últimos 5 años, han debilitado la competitividad europea, incrementando sus debilidades y dependencia de terceros países, haciéndonos más débiles en la pugna por el liderazgo mundial. Se ha perdido el liderazgo en sectores punteros como tecnología, energía e incluso defensa, haciendo que este impacto regulatorio negativo nos impida seguir el ritmo de EEUU, China y otros países.
Todos los indicadores económicos consultados confirman estos datos y esta opinión; desde el Banco Mundial hasta cualquier publicación económica corroboran esta tendencia que buena parte de los parlamentarios europeos, la Comisión y el PE ignoran, incluido el sr. Luena. Es por ello que ha pasado inadvertido, interesadamente, el último Eurobarómetro de primavera del Parlamento Europeo que publica la UE27 bajo el título democracia en acción. (6 junio 2023)
Ante lo llamativo de los resultados y sobre todo por las conclusiones que se pueden obtener del análisis del mismo, además de la sorpresa, al recabar información adicional para verificar los mismos, de cuál es la situación de la sociedad española y europea después de cinco años de intensidad regulatoria por parte del Parlamento Europeo; invito al lector a que me acompañe y naveguemos o mareemos en superficie, sin profundizar excesivamente para no hacerlo muy técnico y aburrido, por el mar de datos e información que nos aporta este Barómetro del PE.
Destacar que ante la principal pregunta realizada, constatamos lo siguiente:
- En general, ¿diría usted que está muy satisfecho/a, más bien satisfecho/a, no muy satisfecho/a o nada satisfecho/a con el funcionamiento de la democracia en España? (%)
Solo el 46% responde afirmativamente, 10 puntos por debajo de la media europea y 4 puntos menos que la respuesta dada por los españoles en oct/22.
Es muy preocupante que en tan solo 6 meses ha bajado la confianza de los españoles en su democracia 4 puntos. Si comparamos la respuesta con la de los alemanes, p.e., que otorgan un 67% de confianza, estamos 21 puntos por debajo de ellos.
Más de la mitad de los españoles se muestran preocupadamente insatisfechos con el funcionamiento de la democracia en España y esto es un signo de que las cosas no se están haciendo bien, incluso de que aún puede ir a peor.
- ¿En qué medida está satisfecho/a o no con los siguientes aspectos de la democracia en la UE? (%)
La lucha contra la corrupción
Únicamente un 28% responde afirmativamente, 7 puntos por debajo de la media UE. Es decir, un 72% NO está satisfecho. Sin comentarios.
La lucha contra la desinformación en los medios (es decir, las noticias falsas, exageradas o tergiversadas)
Satisfecho un 37%, 4 puntos debajo de la UE (41%).
La consideración, por parte de los partidos políticos, de los intereses de las personas como usted
Sorpresa, un 34% está satisfecho, 9 puntos por debajo de la media de la UE (43%)
El Estado de derecho (es decir, el respeto a la independencia judicial, la integridad y la imparcialidad del sistema electoral)
Un 57% responde afirmativamente, pero 1 punto por debajo de la UE.
Las oportunidades que tiene la sociedad civil (es decir, los ciudadanos, asociaciones, ONG, etc.) de proteger la democracia
Un 53% está satisfecho, 6 puntos por debajo de la media UE.
Las posibilidades que tienen los ciudadanos de participar en la vida política (es decir, como candidatos en las elecciones, afiliados a los partidos políticos)
Afirmativamente un 52%, 9 puntos por debajo de la UE (61%)
-Durante los últimos años, la UE se ha centrado en varias áreas políticas clave. ¿Hasta qué punto está satisfecho/a con lo que ha estado haciendo la UE en cada uno de los siguientes ámbitos? (%)
Salud y protección de los consumidores (es decir, construir una Unión de la salud o impulsar el consumo sostenible)
Satisfecho el 51%, 2 puntos debajo de la UE.
Recuperación económica y social (es decir, implementación de una ley del salario mínimo)
Satisfecho el 49%, 2 puntos menos que la UE.
La Agenda Digital (es decir, garantizar servicios y plataformas online seguros, justos y transparentes)
Satisfecho el 53%, 2 puntos por encima de la media UE.
El Pacto Verde de la UE
Satisfecho el 49%, 2 puntos por encima de la media UE.
Migración y asilo (es decir, trato justo a los nacionales de terceros países o protección de las fronteras exteriores)
Un 47% está satisfecho, 4 puntos por encima de la UE.
Constatamos nuevamente que las respuestas, en su mayoría por debajo del nivel de satisfacción que muestran los europeos, nos aportan la clave de la cuestión: el deterioro que los distintos aspectos que miden la salud y fuerza de una democracia han mostrado un continuado descenso en España y también en Europa.
En su mayoría, todos los europeos, con mayor o menor implicación, están afectados, y así lo expresan, por la deriva regulatoria que está aplicando la Comisión y el Parlamento Europeo; esto solo haría recapacitar a estos políticos sobre una necesaria tregua regulatoria en materia de sostenibilidad, con creciente componente de deriva ideológica climática, y poner en “pausa” todas las acciones en marcha, sobre todo las que cuentan con menor apoyo institucional y popular, pero también por la proximidad de las elecciones al PE. Pero probablemente la mediocridad de la política en Bruselas y de sus burócratas, quizá más interesados en su presente que en el futuro de Europa, desoigan estas y otras razones.
Es por ello, y dada la cada vez más irrelevante importancia de la política nacional en todas las cuestiones que determinan el futuro de nuestras empresas y familias, ya que desde hace años todo lo significativo se cocina en Bruselas y Estrasburgo, debemos estar prevenidos ante las próximas elecciones al PE que se celebrarán el próximo junio 24 y que serán relevantes de cara al futuro de Europa y por supuesto de España durante los próximos años. Al fin y al cabo se trata de libertad y tengo la sensación de que se nos está escapando por las grietas del sectarismo y la politización ideológica. Pero esto ya es materia para otro artículo.
Ricardo Romero es consultor en Sostenibilidad y Estrategia de Impacto
