MURCIA. Cuando el reloj advertía las cuatro de la tarde en el arrebatado salón de El Atardecer, absorto ante las palabras de su ilustre invitado pero también hambriento dadas las horas, Alberto Núñez Feijóo sorprendía con una muestra de su instinto gallego: "Queridos amigos, noté la victoria cuando entré aquí", afirmaba mientras señalaba la puerta del establecimiento de Alcantarilla, lleno a rebosar de 1.200 fieles del PP. "Porque eran las victorias que yo notaba en Galicia y en Galicia no hay fallo". Por eso, apostillaba, "querido Joaquín, yo te digo que aquí ganas".
Era el colofón de la intervención del líder nacional del PP, que antes de desplazarse a la intermunicipal de Valencia -donde se hará la ansiada foto con Mariano Rajoy y José María Aznar- quiso parar en Alcantarilla, un fortín irreductible de los populares desde 1995 y cuyo equipo de Gobierno, con Joaquín Buendía a la cabeza, aspira a su tercera victoria electoral. A Feijóo, que ganó cuatro elecciones en Galicia, le gustan los territorios como Alcantarilla, gobernados con mayoría absoluta. Y se lo apremió también a López Miras, uno de los artífices de la presencia del líder nacional -según apuntó Buendía-: "Cuando me invite Fernando a la campaña por Murcia no le diré que va a ganar, le diré que a va ganar con mayoría absoluta".
Buendía, el anfitrión, abrió el acto, que empezó con retraso. El regidor reivindicó que Alcantarilla "está de moda" pues hace dos semanas asistió el Rey Felipe VI para celebrar el 75º aniversario de la escuela de paracaidismo Méndez Parada y esta semana acudió también la ministra de Defensa, Margarita Robles -aunque este ejemplo no lo citó, naturalmente-. No cabía ni un alfiler en el restaurante, entre concejales, consejeros -prácticamente todo el Gobierno regional-, alcaldes, candidatos, diputados, senadores, dirigentes, afiliados y simpatizantes. Pero no sólo se congregó el PP hasta la bandera, también había miembros de la sociedad civil: empresarios, cofrades de la Semana Santa, profesores, clubes deportivos... Nadie se lo quiso perder en Alcantarilla; ahí estaban, sentados para comer y sobre todo para escuchar a Feijóo, todo un mérito de Miguel Ángel -el dueño del restaurante- y su equipo, subrayó Buendía.
El munícipe sacó pechó de la fortaleza de su localidad, la más poblada de la Región con una mayoría absoluta, y recordó sus "complicados" inicios por la renovación que supuso su llegada y también por afrontar un Gobierno sin mayoría absoluta. Porque en 2015 ganó, sí, siguiendo la estela de Lázarro Mellado, pero en minoría. Durante aquel periplo hubo momentos "desoladores", con "enfrentamientos, denuncias falsas...". Todos esos disgustos se esfumaron en 2019, cuando se "liberaron" del "chantaje de las minorías". Buendía repasó los logros del Consistorio: en especial, remarcó la recuperación del patrimonio histórico de la huerta, que nace precisamente en Alcantarilla. Terminó invocando al "futuro presidente del Gobierno de España" y deseándole la mayor de las suertes a López Miras para que "gobierne sin ataduras y sin asaltos".
A López Miras le gusta recontar las veces que Feijóo ha visitado la Región desde que tomara las riendas de Génova. Son cuatro ocasiones en diez meses, "seis si incluimos Fitur y Fruit Attraction". Presumió de que la Región "es una potencia económica" y "aunque pequeña, es más poblada que Aragón y Extremadura". Tardó poco en advertirle -recordarle, según su tono, "para que tome nota"- de que la Región sigue esperando sus dos grandes demandas históricas: la financiación autonómica y el agua. "No queremos más que nadie, pero tampoco queremos ser menos que nadie", demandó. "Y yo voy a llegar hasta donde haga falta", enfatizó, ante "el mayor ataque político a la Región", en referencia al recorte del Trasvase. El líder regional aprovechó, cómo no, para criticar a Sánchez, que "no se atreve a pisar esta tierra". Y cuando lo hace, añadió, "viene en el Falcon o no sale de la estación de tren [por la inauguración del AVE]. Recriminó que el jefe del Gobierno central pasará a la historia "por dejar en la calle a 400 agresores sexuales". Y por último dedicó palabras cariñosas para Buendía, a quien describió como "una buena persona".
Eran las tres y media y Feijóo subía al estrado. "Vamos a comer, os lo aseguro", arrancó, bromeando. El líder del PP elogió "el precioso lugar" y muy rápidamente recogió el guante de las anotaciones López Miras: "Murcia necesita la financiación que le corresponde y la materia prima para ser la despensa de España". Lo dijo, pero no profundizó hasta tiempo después. Y cuando lo haría, se centró solamente en el agua. Antes arengó a la concurrencia hacia la victoria electoral. Con su particular estilo, pidió dejarse la piel porque, reflexionó, hay dos "maneras de perder": "No vamos a dar nada por ganado, ni vamos a dar nada por perdido". A continuación abrió fuego contra Sánchez, con quien debatió esta semana en el Senado: "Está nervioso" porque "no para de meterse con la oposición". Y "normalmente los presidentes no hacen oposición a la oposición", ironizó. Encadenó una batería de reproches al Ejecutivo: por la 'ley del sólo sí es sí', por tener 22 ministros -"dos equipos de fútbol"-, por gestionar la crisis "como el peor país de Europa" y por "enfrentar a España".
Y abordó finalmente el agua, un tema "muy sensible". Eso sí, con fina dialéctica, eludió mencionar explícitamente al Trasvase Tajo-Segura. Pero a falta de concreción se comprometió a poner en marcha un plan hidrológico de infraestructuras -¿qué infraestructuras? ¿trasvases? ¿desaladoras?-, las que sean "precisas", dijo. Él, prometió, no usará la ideología para gestionar el agua, "no como está actuando Sánchez". La tratará como "un problema de Estado", con el "máximo rigor", porque "si una parte del territorio español no tiene agua, es un problema de los españoles". El reloj marcó las cuatro y Feijóo puso el punto final. "Salgamos de esta comida a ganar en los 45 municipios", exhortó. El PP da por hecha la victoria. Pero no vale cualquier triunfo. Lo sabe Feijóo, lo sabe López Miras y, sobre todo, da fe de ello Buendía. Conjurados quedaron.