MURCIA. Cuando Patti Smith compuso “Rock & Roll Nigger” en 1977, estaba apropiándose de una palabra ofensiva para dotarla de otro significado. En Estados Unidos, la expresión nigger (negro) se utiliza para referirse despectivamente a las personas afroamericanas. Es como cuando aquí el homosexual utiliza la palabra maricón para referirse a sí mismo, o como cuando en los ochenta, los inmigrantes sudamericanos empezaron a usar el término sudaca con el que se les definía desde el desprecio. Patti Smith no es negra, pero es poeta, es una artista y eso significa que su trabajo consiste en ayudarnos a entender lo que nos rodea. En su canción, ella convertía nigger en sinónimo de rebelde, de forajido, un personaje marginado que se enfrenta a la sociedad a través de la literatura, la pintura, la filosofía, la espiritualidad. Jimi Hendrix era un nigger y Jackson Pollock también. Y Patti gritaba: “Fuera de la sociedad / ahí es donde quiero estar”. Smith, que siempre ha sido una gran activista por los derechos sociales, no buscaba ofender a los afroamericanos con su letra, quería elevarlos a una categoría heroica, porque conformaban y conforman un grupo social que ha de luchar para conseguir los derechos que otros tienen. Eso les convierte en sublevados. Podría haber llamado a su canción “Rock & Roll Spartacus” o “Rock & Roll Jesus Christ”, o “Rock & Roll Queer”, pero como fueron los negros quienes inventaron la música que ella hace, el título “Rock & Roll Nigger” debió parecerle más que oportuno, dada la intención revolucionaria de la letra.
Hace unas semanas se anunció que “Rock & Roll Nigger” había sido retirada de las principales plataformas de streaming por ser considerada ofensiva. Ninguno de los involucrados en esa decisión fue capaz de ver que un acto semejante lo único que hacía era refrendar el significado de la letra. En 2022 somos capaces de tolerar nuevas formas de censura, encubierta e hipócrita, estúpidas cortinas de humo que sólo satisfacen a quienes se autoerigen guardianes de la moral y la ética. Una casta emparentada con la antigua Inquisición que se reproduce a toda velocidad. Sus miembros han crecido y hecho carrera en las redes sociales señalando con el dedo aquí y allá, deformando realidades. Resulta que ahora mismo, la ética no está en manos de filósofos sino de charlatanes y, peor aún, de los millonarios que se lucran con las plataformas y las redes sociales. Nos dicen lo que es apropiado y lo que no. Nos regañan por mostrar pezones o genitales, pero no se molestan en filtrar los mensajes de odio que, por ejemplo, se lanzan desde la extrema derecha. Injurias, amenazas, basura. Pero el problema está en esa canción incorrecta de título tan inapropiado: “Rock & Roll Nigger”. Algún iluminado debe de estar pensando que hacer esto es equiparable a decir #BlackLivesMatter, movimiento al cual Patti Smith ha apoyado constantemente.
Cuando irrumpió en la escena musical neoyorquina en 1974, Patti Smith era un personaje irreverente y transgresor, una nigger en toda regla que le devolvió al rock & roll parte de su identidad contestataria. Esta vez no se trataba de un hombre sino de una mujer que con su comportamiento y su imagen también estaba vulnerando las reglas de género. Cuestionaba el orden establecido y usaba metáforas de enorme fuerza y osadía en letras, que cuando eran recitadas al compás de la música que producía su banda, se transformaban en pura insurrección. En 1975 publicó el sencillo que empezó a hacerla popular en la música. Se llamaba “Gloria” y era una versión del grupo irlandés Them. Hizo suya una canción de amor y deseo hacia una mujer escrita por un hombre. No era lesbiana ni necesitaba serlo para interpretar aquella explosión de lujuria porque al hacerlo, estaba contraviniendo el sexo normativo, que entonces aún no se llamaba así. A ella no le hizo falta terminología alguna porque sabía exactamente lo que hacía y para qué lo hacía. Y cantaba aquello de que entraba en una habitación llena de gente y de repente sus ojos se posaban en una mujer cuya imagen la electrificaba y hacía estallar todo su deseo. El amor lésbico también era nigger.
La estupidez ha conseguido que una canción tan buena –porque la canción es una barbaridad a todos los niveles- se esfume de las plataformas (quién sabe si no acabarán eliminándola también de los discos), y me pregunto qué será lo siguiente. En 1972, John Lennon y Yoko Ono escribieron “Woman is The Nigger of The World”, otra licencia poética que vamos a ver cuánto tiempo tarda en ser castigada con efecto retroactivo, aunque dudo que el machismo encuentre una metáfora más gráfica para ser representado: la mujer es el negro del mundo. El primer single de la discografía de Patti Smith fue una versión de “Hey Joe” que nunca ha sido incluida en ninguno de sus recopilatorios y menos aún interpretada en concierto. Imagino que se debe a que la letra –que ella en su momento cambió introduciendo nuevos versos inspirados en Patty Hearst- habla de un tipo que le pega un tiro a su mujer y después huye a México. Es comprensible que Patti Smith haya elegido borrar esa canción de su repertorio, entre otras cosas porque no la escribió ella. Durante toda su carrera, Lou Reed cantó “Heroin”, una canción contada desde el punto de vista de un heroinómano. La letra no buscaba dar una visión romántica de las drogas, lo que hacía era denunciar un mundo inclemente, cruel, que empuja a determinadas personas a refugiarse en una droga que mitiga el dolor. Muchas personas, al escuchar la canción de Reed, quisieron ver en ella una apología de la heroína y empezaron a pincharse. Aquí los censores del franquismo la borraron del mapa, como también censuraron la imagen interior del disco Aladdin Sane en la que Bowie aparecía fotografiado con un maquillaje y una postura que parecía incitar a la sodomía. Es evidente que Franco se preocupaba mucho por nuestro bienestar, aunque nadie recuerda haberle pedido que lo hiciera. Y aunque así fuese, aunque hubiese –que la había- una minoría que respaldara esa autoridad, eso no le daba derecho a decidir qué se puede ver, qué se puede leer, qué se puede escuchar. Da la sensación de que nos quieren convencer de que somos idiotas y que nos tenemos que dejar proteger. Así, nuestros supuestos protectores nos dominarán un poco más cada día.