La autora presenta Madrid será la tumba, su primera novela. Una oda al debate entre frentes contrarios que se da cita en el Madrid del 2016 a través de dos protagonistas: Santiago y Ramiro
MURCIA. Honesta, directa y clara. Elizabeth Duval presenta Madrid será la tumba, una novela sobre discursos y ideologías que viajan entre la historia y la política. La autora tiene 22 años y está harta de que su edad se utilice como bandera. Asegura que se trata de un hecho meramente biográfico y biológico sobre el que no tiene nada que hacer, y que tiene cosas más interesantes que contar, como en este caso la historia de Santiago y Ramiro. Estos dos personajes encarnan dos ideologías contrarias y están a punto de chocar contra todo lo que se encuentren. Tras encararse a través de Después de lo trans con el transfeminismo Duval se atreve a enfrentarse a la ultraderecha con este relato. Mantenemos con la autora una conversación sobre política, las claves del diálogo, las ideologías y la importancia del poder.
-Empecemos por el principio... ¿Cuál es la idea semilla que genera este relato?
-Hay dos momentos clave en el origen del relato. Cuando la editorial Lengua de Trapo me propone trabajar con ellos yo les sugiero otro libro titulado La Comuna de Madrid, en el que me interesaba investigar sobre ese ambiente que yo conocí en mi adolescencia sobre marxismo y leninismo. Sin embargo, cuando empiezo a escribir y me aproximo a la estructura me doy cuenta de que hay un personaje que me obsesiona por completo, un personaje cuya voz me arrastra consigo: Santiago. Al escribir las primeras partes de Santiago empecé a notar que era como si él se adueñara de la historia y fue ahí cuando cambié por completo el rumbo de la novela.
-¿Cómo comunicaste ese cambio radical a la editorial?
-No lo hice, sencillamente me puse a escribir. El personaje se apoderó del libro y no pude hacer nada para evitarlo.
-Santiago es un personaje fascista, y Ramiro es marxista-leninista, sin embargo tú aclaras que no estás en ninguno de ellos, que son ficticios. ¿Cómo lo has hecho para que los personajes tengan su discurso propio que disocie del tuyo?
-Es muy complicado, no te voy a mentir. Seguramente haya gente que entienda que el discurso de mi personaje Ramiro se parece más al mío, pero no es así. Lo que yo no puedo evitar es que haya gente que lea el libro y piense: “Elizabeth piensa esto del PSOE, de Manuela Carmena y de equis cosas”, esto se debe en parte a la contaminación del paladar lector. Me explico: A veces me da la sensación de que a través de la presencia actual de la literatura buscamos en los libros las sentencias políticas que les pedimos a los autores, buscamos esa afirmación de la ideología del autor y que el libro sea afín a esta. A veces parece que el libro no puede existir como elemento autónomo…
-A través de esta primera novela intentas luchar contra esa idea...
-Exacto, yo quería ir en contra de esta tendencia, o al menos intentarlo. Es verdad que hay cosas que suceden en el libro y que están basadas en experiencias reales, como por ejemplo mi presencia en la Casa Roja de Madrid. Esa vivencia se refleja en el libro a través de los ambientes que se generan, pero todo lo demás es ficción. Aunque he de aclarar que la colección de Episodios Nacionales de Lengua de Trapo está basada en hechos reales, sin embargo e mi novela es la excepción, aunque si que encaja y dialoga con el resto de libros publicados.
-Tu relato está estructurado según los pecados capitales: Primero la envidia, luego la avaricia seguida de la lujuria, después la ira y por último la soberbia. ¿Por qué lo has hecho así?
-El libro está hecho de forma muy maniática… ¡me hice un documento de Excel y todo para dividir y analizar a los personajes! Me considero una persona muy obsesiva, y en este caso vi que era importante que las estructuras narrativas tuvieran una relación, además quería que las partes tuvieran una cantidad más o menos pareja y que se estableciera un diálogo entre ellas. Es una manera matizarlo todo, aunque admito que como lector tienes que pararte a releer el libro para saber distinguir el discurso de ambas partes. Por ejemplo, al final el personaje de Santiago hace un discurso muy ambiguo, esta situación reta al lector y en cierto aspecto le obliga a revisionar la imagen completa.
-¿Y por qué no incluiste la pereza y la gula?
-Hay un componente de pecados menores, o de pecados que son más fáciles de perdonar. La pereza y la gula responden a un hedonismo menos dañino, o eso me parece. Sin embargo la envidia, avaricia, ira, lujuria y soberbia son los más “grandes”, y de hecho el libro finaliza con la soberbia porque es un poco el origen del resto de los pecados. Además, me interesaba mantener solo cinco pecados para seguir con la estructura de la tragedia en cinco actos.
-Ahora te toca confesar, ¿de que has pecado tú durante la escritura?
-Seguramente de soberbia. Cuando me puse a escribir este libro me encerré por completo, y en realidad a veces es importante también salir a despejarse y vivir, ir a tomar algo aunque sea. Aunque en general tengo tendencia a acercarme a la soberbia, si te soy sincera.
-¿España qué pecado capital sería?
-España siempre ha sido la envidia, y lo seguirá siendo.
-En tu libro se mezclan realidad y ficción, sin embargo la lectura me traslada a un escenario bastante actual… ¿Qué está pasando con la ultraderecha?
-Uno de los problemas fundamentales que se ha dado en España es que ha habido una naturalización de la extrema derecha, aunque no va a gobernar por sí sola. Lo que sí que está pasando es que desde la visión de derecha tradicional la ultraderecha se ha convertido un grupo interlocutores legítimos o competidores por los cuales modificar el discurso para parecerse más a ellos.
-En el libro hablas de política y los discursos de odio y lo comparas con la idea de los gatos que maúllan pidiendo comida y a los cuales no hay que hacerles caso. ¿Hay que hacer eso para evitar que nos coma la derecha?
-A veces hay que renunciar a ciertos espacios aunque exista una invitación. Hay que separar entre estrategias que pueden tener en contra distintos tipos de movimientos. Por ejemplo: cuando La Sexta entrevista a la falangista Isabel Peralta están introduciendo en el relato a una persona que no es relevante, no hay justificación para esa entrevista más allá del escándalo y el morbo que pueda producir. Sin embargo en el caso de VOX no se puede aplicar la misma estrategia, en estos casos sí que hay que ignorarlos.
-Y por último, completa la frasEspaña será la tumba de…
-De sí misma.