Como tantas otras cosas que aparecieron en los años ochenta, El equipo A gozó de una acogida que hoy resulta inexplicable. Proporcionaba una diversión más bien chusca, pero a cambio nos dio a Baracus, que era negro y estaba orgulloso de serlo
MURCIA. El Equipo A era prácticamente un cómic hecho televisión. Sus protagonistas proporcionaban acción y diversión. Cada semana el equipo de mercenarios buenos dirigido por Hannibal Smith afrontaba una misión de la que siempre salían victoriosos. Había tiros, explosiones y coches destrozados a punta pala, pero, salvo en una ocasión, nunca se veían muertos. La idea nació de Stephen Cannell, creador de series como Los casos de Rockford. La NBC, que lo puso a trabajar junto al guionista Frank Lupo (Magnum, P.I.) en un proyecto y el resultado fue The A-Team, que giraba en torno a cuatro veteranos del Vietnam juzgados por un crimen de guerra que no cometieron. Tras conseguir escapar de la cárcel en la que cumplían condena, formaron un comando autónomo dedicado a restablecer el orden allá donde fuera necesario, una dedicación, al fin y al cabo, tan americana como cenar hamburguesas.
Su protagonista principal, el actor George Peppard fue el único del equipo que le auguró buenos resultados a la serie. En los sesenta protagonizó películas inmortales como Desayuno con diamantes, para luego saltar a la televisión e interpretar al detective Banacek en la serie homónima, estrenada en 1972. Luego Peppard cambió los puritos de Banacek por los habanos del jefe del equipo A, Hannibal Smith. Su personaje se inspiraba en el coronel Gordon 'Bo' Gritz, que rescataba soldados perdidos o prisioneros usando métodos poco ortodoxos. Al comienzo de la serie, Peppard era su estrella indiscutible. La situación cambió cuando la popularidad de uno de sus secuaces, B.A. Baracus, se disparó. Dicho papel lo encarnaba una estrella de la lucha libre, Mr. T., que había dado el salto al cine al convertirse en el contrincante del sufrido Rocky Balboa en la tercera entrega de la saga Rocky.
Con su peinado de guerrero mandinga, cargado de cadenas y collares de oro (su peso oscilaba entre los 15 y los 18 kilos), Baracus se convirtió en uno de los personajes afroamericanos más populares de la televisión, exhibiendo un atuendo que estaba directamente conectado con un estilo naciente que también representaba a su raza, el hip hop. Pero además de joyas, Baracus tenía malas pulgas. Era el elemento del grupo que concentraba la fuerza y, al igual que La Cosa de Los 4 Fantásticos, no se andaba con tonterías. Tenía tendencia al enfado y cuando esto ocurría, llegaba la hora de repartir mamporros. También era así en la vida real. Durante el rodaje de un capítulo de la cuarta temporada que tuvo lugar en alta mar, se quejó del ruido que hacía el aire acondicionado en su camarote y pidió que un helicóptero lo sacara de allí. En lugar de eso, amenazaron con rescindir su contrato.
Los otros dos componentes del equipo eran Fénix (Dirk Benedict), un guapo seductor que ejercía el rol de estratega. Completaba el grupo Murdock, un tipo brillante que se hacía pasar por loco y que interpretaba tan bien el papel que podía llegar a confundir a sus antagonistas. Las series de ficción televisivas llevaban años sin un buen vehículo que amenizara las tramas. Los espectaculares coches de Starsky & Hutch, El Santo o La familia Monster parecían cosa del pasado. Hasta que Hannibal y compañía sacaron a pasear su furgoneta negra y gris, con su franja roja en medio, que casi se convirtió en el quinto miembro del escuadrón. Llegados a este punto cabe preguntarse qué pasaba aquí con los personajes femeninos. Hubo una periodista, Amy Amanda, que actuaba como aliada del grupo, pasándoles información. Solamente duró una temporada. Peppard no se llevaba bien con la actriz Melinda Culea y acabaron despidiéndola. El Equipo A era una serie creada por tíos, dirigida por tíos e interpretada por tíos. No había mucho lugar para las mujeres salvo que fuese para rescatarlas o besarlas. Cannell hablaba así de su creación:«Lo que los hace divertidos es que tienen personalidades muy dispares que hacen el esfuerzo de entenderse cuando han de trabajar juntos. Eso es algo que no siempre consiguen». Es evidente que a ninguna de esas personalidades le dio por ser feminista. Cuando se recurría a estrellas invitadas, también solían ser tíos: Isaac Hayes, Rick James, Hulk Hogan, John Saxon...
Al final, tanto puro, tanto tiro y tanta bronca acabó aburriendo al público. Durante la cuarta temporada el bajón de audiencia fue significativo. Para la quinta se reclutó a Robert Vaughan para intentar renovar las tramas, pero ya era tarde. Para entonces, Peppard y Mr. T ya no se podían ni ver. El primero estaba celoso de la fama del segundo, que ya cobraba más que él. La única misión que no pudo completar con éxito el famoso equipo fue la de superar sus propios tópicos. No deja de ser una curiosa coincidencia que la serie, que terminó en 1987, emitiera su último capítulo un 8 de marzo.
Dos estrellas invitadas contrarrestan el exceso de testosterona de la serie. Una fue Ana Obregón, que interpretó a una terrorista en El día del juicio. Su aparición fue celebrada por la prensa española y ella incluso contó que le preparó a Spielberg una paella. El otro invitado sorpresa fue Boy George que se interpretó a sí mismo.
Duración: Del 23 de enero de 1983 al 8 de marzo de 1987. En total 98 episodios.
El tema musical: Obra de Mike Post (Canción triste de Hill Street) y Pete Carpenter.
¿Cómo verla?: La serie no está disponible actualmente en ninguna plataforma, pero las cinco temporadas están disponibles en DVD y Blu-Ray.
Reboot: Hubo una película en 2010 protagonizada por Liam Neeson y Bradley Cooper. Mr. T se apresuró a declarar que la detestaba. No le faltaba razón.