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obra del valenciano Vicente Benedito datada en 1942

El Cristo del Perdón de Cieza regresa a su capilla de la parroquia de San Joaquín tras pasar por 'quirófano'

21/11/2023 - 

MURCIA (EP). El Cristo del Perdón de Cieza, obra del valenciano Vicente Benedito datada en 1942, ha regresado a su capilla de la parroquia de San Joaquín tras un proceso de restauración por parte de la Comunidad que ha durado cuatro meses. La talla ha recuperado "las calidades escultóricas y las exquisitas singularidades que le confirió su autor", ha señalado el director general de Patrimonio Cultural, José Francisco Lajara.

La imagen, titular de la cofradía penitencial a la que da nombre, que fue constituida en 1976, participa en las procesiones de la Semana Santa de Cieza y cuenta con una gran veneración en la localidad.

El crucificado es una escultura de tamaño algo mayor que el natural (1,92 metros sin cruz) que presenta la particularidad de no estar policromada en su totalidad, ya que en su superficie se alterna el color natural de la madera, probablemente de cerezo, con ligeras aplicaciones al óleo que, a modo de veladuras, colorean zonas como el paño de pureza, las gotas de sangre o la cabellera.

A esto se añaden las aplicaciones de oro fino de la decoración del paño y la corona de espinas.

Toda la superficie de la imagen fue recubierta por el escultor con una capa de cera que protegía la superficie y hacía las funciones de acabado final, al aportar una terminación ligeramente brillante a la obra.

Precisamente ha sido ese personal acabado lo que más ha dificultado la restauración, por el ennegrecimiento de la capa de cera, un material que se había oscurecido al absorber la suciedad depositada.

También fueron detectadas fisuras en la unión de los brazos con el torso, una alteración típica de los crucificados que se procesionan, así como pérdidas de estratos pictóricos y faltas puntuales de soporte en el paño.

Todo ello ha derivado en una compleja intervención que ha contado con las últimas técnicas en sistemas de limpieza, trabajar selectivamente y eliminar la capa de cera sin afectar a los delicados estratos pictóricos al óleo que daban color a otras zonas.

El laborioso proceso ha conseguido que se recupere el color original de la madera y de las zonas policromadas al óleo, sacando a la luz el acabado original con el que Benedito terminó la corona de espinas, con aplicaciones de oro fino, y un cambio de tonalidad del paño, mucho más claro.

Tras esta fase se procedió a sellar todas las fisuras y grietas localizadas para, a continuación, rehacer las faltas de soporte. Tratamientos a los que le siguió la fase de reintegración cromática diferenciada, cuyo trabajo se centró básicamente en las grietas entre los brazos y el torso, así como en el paño de pureza.

Una vez acabados estos procesos se aplicó un barniz para aportar el mismo nivel de brillo que la cera, pero sin absorber la suciedad que se deposite sobre su superficie, al tiempo que facilita la reversibilidad del estrato de cara a futuras intervenciones.

    

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