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este miércoles en el Colegio de Fomento Monteagudo 

El cartagenero que fue confidente de un Papa: presentan en Murcia las memorias de Joaquín Navarro-Valls

25/04/2023 - 

MURCIA. Durante más de veinte años, un médico y periodista cartagenero fue una de las personas más cercanas al Papa Juan Pablo II, con el que mantuvo largas conversaciones y una gran complicidad y al que acompañó en sus viajes por todo el mundo como portavoz y director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Hablamos de Joaquín Navarro-Valls (Cartagena, 1936 - Roma, 2017), cuyas memorias acaban de publicarse bajo el título Mis años con Juan Pablo II. Este miércoles (20 horas), Rafael y Juan Carlos Navarro-Valls junto a Concepción Carrasco Navarro presentarán el libro que dejó escrito su hermano en el Aula Magna del Colegio de Fomento Monteagudo.

"¡Cuidado con lo que decís y con los comentarios que hacéis! Dentro de unos años lo veréis todo publicado en un libro del doctor Navarro-Valls". Estas palabras del Pontífice son recogidas por la editorial Espasa en la reseña de esta obra, que desvela episodios inéditos de Juan Pablo II de los que 'il portavoce' fue testigo e, incluso, en los que tuvo un papel muy activo al serle encomendadas delicadas misiones diplomáticas. Lo cierto es que Navarro-Valls deseaba que el libro se publicara tiempo después de su muerte y "en caso de que interese a alguien". 

Así, sus memorias han visto la luz en el cuarenta y cinco aniversario de la elección de Juan Pablo II. En ellas, Joaquín Navarro-Valls recopiló las notas personales que tomó durante sus años como portavoz del Papa. "El libro ofrece una mirada inédita de la trastienda del trabajo diario de la Santa Sede, desvela algunos de los grandes problemas de la humanidad que tanto preocupaban al Santo Padre y, sobre todo, nos regala muchos detalles de su vida cotidiana y de situaciones familiares. Particularmente emotivas son las descripciones de los periodos de descanso veraniego, ilustrados con fotografías realizadas por el propio autor, que ven la luz ahora por primera vez", destacan desde la editorial.

Resaltan también cómo la obra captura el interés del lector desde el primer momento y cómo muestra que el Papa para ejercer su liderazgo no contaba con otros instrumentos humanos más que la simple persuasión. "Navarro-Valls estaba convencido de que su principal objetivo era apoyar al Papa, aun sabiendo que Juan Pablo II no necesitaba de esa ayuda porque era un comunicador tan poderoso que se salía de la pantalla".

"Misiones especiales"

A lo largo de las 640 páginas de Mis años con Juan Pablo II se recogen algunas "misiones especiales" en las que participó el cartagenero, como fue la primera delegación vaticana al Moscú soviético, así como en las delegaciones de la Santa Sede en varias conferencias internacionales organizadas por la ONU. Trabajó también en la preparación del viaje de Juan Pablo II a la Cuba de Fidel Castro.

Joaquín Navarro-Valls facilitó durante un cuarto de siglo la labor profesional de los cuatrocientos periodistas acreditados ante la Santa Sede y de los otros miles que cubrían informativamente los grandes eventos y viajes del Papa. Cuando Benedicto XVI aceptó su renuncia, en 2007, volvió a ocuparse de la medicina, colaborando con el Campus Bio-Médico, una universidad especializada en Ciencias de la Salud con pocos años de vida, pero con una identidad innovadora y de vanguardia que le cautivaron. 

Tenía, según se señala en la biografía que aparece en la publicación, una probada capacidad de conversador brillante, dominio de idiomas y afición por la música clásica, el tenis y la pesca submarina. Era un apasionado del teatro, que practicó especialmente durante sus años universitarios. Entre sus libros de lectura ocupaban un lugar destacado los relatos de navegantes y exploradores.  

Añaden: "Joaquín Navarro-Valls fue un hombre de profundas convicciones religiosas. Su pertenencia al Opus Dei le facilitó incrementarlas y conferirles mayor solidez. En 1970 se trasladó a Roma, donde pudo convivir con san Josemaría Escrivá y el beato Álvaro del Portillo. Siempre se consideró un hombre privilegiado por haber podido tratar y conocer con cierta profundidad a tres santos: san Juan Pablo II, san Josemaría y el beato Álvaro del Portillo".

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