El BoJ sigue siendo un caso atípico entre una ola global de bancos centrales, que endurecen la política monetaria para combatir la inflación vertiginosa
MADRID. Muy recientemente, el Banco de Japón (BoJ) realizó operaciones de compra de bonos de emergencia, ampliando los esfuerzos para poner un techo a la rentabilidad de los bonos (JP10Y 0,25%), mientras alcanzaba finalmente sus mínimos de 32 años frente al dólar. Concretamente, ofreció comprar unos 250.000 millones de yenes (1.670 millones de dólares) en bonos del gobierno con vencimientos de 5 a más de 25 años. Pero su efecto fue limitado ya que los rendimientos siguieron aumentando, lo que envió los rendimientos de los bonos a 5 y 20 años a sus niveles más altos desde 2015.
"La presión al alza sobre los rendimientos es tan fuerte que la compra de bonos por parte del BOJ con esa cantidad no detendrá el aumento de los rendimientos", dijo Masayuki Koguchi, gerente general de la división de inversiones de renta fija de Mitsubishi UFJ Kokusai Asset Management. "La demanda de bonos es débil ya que las carteras de los inversores se vieron afectadas por el aumento de los rendimientos, por lo que no están motivados para comprar bonos. El mercado está en un círculo vicioso". ¿No será que al entrar el BoJ como contraparte, los inversores no tengan ningún interés en estar del lado del banco central?
Yo soy joven para acordarme, pero por formación profesional he estudiado el caso histórico del Japón de los años noventa. Seguro que muchos de vosotros lo vivisteis de primera mano. El BoJ sigue siendo un caso atípico entre una ola global de bancos centrales que endurecen la política monetaria para combatir la inflación vertiginosa, ya que se enfoca en apuntalar una economía frágil. La divergencia cada vez mayor entre las políticas de EE UU y Japón y la diferencia en los rendimientos ha impulsado las fuertes caídas del yen frente al dólar este año.
El movimiento del BoJ se ha producido de nuevo cuando la moneda yen se tambaleaba en la ruptura de 150 por dólar, un nivel que no se observaba desde hace 32 años y es considerado como psicológicamente importante para los actores del mercado. "La debilidad del yen impulsaría los precios (la inflación) en Japón, lo que es otra causa de la venta masiva de bonos", dijo Koguchi. Menuda obviedad de comentario. Ya que una política expansiva de un banco central siempre va a ser pro inflacionaria. Algo contra lo que están luchando todos los demás.
Lo preocupantes es que el banco central hasta ahora no ha mostrado signos de cambiar de rumbo, como si no tuviera conocimiento de los eventos pasados. Los encargados de formular políticas en la tercera economía más grande del mundo han enfatizado repetidamente la necesidad de mantener una política muy laxa, citando una recuperación frágil, una demanda interna débil y muchos riesgos en el extranjero. La medida reciente ha mostrado que el BoJ continúa con su compra de bonos y su política de "control de la curva de rendimiento" (YCC), en la que quiere mantener el rendimiento de la deuda a 10 años en alrededor del 0%.
Por si fuera poco, el banco central comunicó que compraría 100.000 millones de yenes de bonos con vencimientos de 10 a 20 años, otros 100.000 millones de bonos con vencimientos de 5 a 10 años y 50.000 millones de yenes de bonos con vencimientos superiores a 25 años. La mayoría de analistas esperan que el Banco de Japón mantenga su política ultra baja sin cambios en la próxima reunión, pero algunos dicen que tendrá que deshacerse de su política de control de la curva (YCC).
Para poner en contexto la situación, en 1990 cuando explotó en Japón la 'burbuja económica -dejando una crisis económica de la que todavía se están recuperando-, el tipo de cambio dólar/yen estaba en 150 unidades. O lo que es lo mismo: igual que hoy. Aquel año la bolsa cayó un 32%. Fue en 1993 cuando el primer ministro japonés reconoció que la economía de burbuja había acabado. Algo en lo que estaba completamente equivocado. Se la define como la 'década perdida', pero en realidad deberíamos hablar de décadas y considerar que la explosión de la burbuja sigue resonando hoy en la economía japonesa.
Por si nos parecía poco la inflación, los datos macroeconómicos, los tipos de interés, el sentimiento económico y de inversión, el sector financiero o el inmobiliario, entre otros, ahora es el turno de Japón para recordarnos lo inevitable de la situación actual.
Darío García es analista de XTB