CARTAGENA. Con la sexta ola amainando su fuerza, descomunal durante muchos momentos del mes de enero, las discotecas de la Región pueden volver a abrir con libertad horaria. Un soplo de aire fresco para un sector, el ocio nocturno, maltratado por la pandemia. Cada ola ha provocado un cierre casi inmediato de este tipo de locales, en los que la interacción social es mayor que en la hostelería. Así llevan desde marzo de 2020, trabajando en plenitud durante muy pocos días. Aunque valoran como positivo el paso dado por el Gobierno de levantar las restricciones horarias, no olvidan que su principal razón de ser, la pista de baile, sigue estando cerrada.
"La libertad horaria es un paso, pero todavía es insuficiente. Porque cada negocio se caracteriza por algo. Un bar, por tener buenas tapas, un restaurante buenos platos, y las discotecas por tener pista de baile. Sin la posibilidad de bailar, que es nuestro gran reclamo, perdemos un poco nuestra razón de ser”, afirma el presidente de la Asociación de Discotecas de la Región, Pedro Alarcón. "Nos sentimos además un poco vendidos porque, además, si un cliente se levanta a bailar, nos multan a nosotros", añade. "Nosotros desde el 22 de diciembre estuvimos cerrados porque, abriendo solo hasta la 1 no era rentable. Aquí han estado cerradas y, sin embargo, en localidades cercanas si han abierto. Y los contagios han subido igualmente. No ha servido para nada", comentan desde la discoteca 101 en Cartagena.
No hay muchas más novedades respecto a las mejoras en el funcionamiento de las discotecas. El pasaporte covid se sigue pidiendo, a pesar de que algunas comunidades de España han retirado la obligatoriedad de enseñarlo. "Lo queríamos en un principio porque podía suponer un filtro y un incentivo a aquellas personas que aún no se hubieran vacunado, pero ha servido de poco. Porque además transmite una sensación de falsa seguridad", señala Alarcón. "Era una medida absurda", añaden desde la discoteca cartagenera. "Hemos estado cerrados además sin ninguna ayuda, mientras otras localidades cercanas si podían abrir", señalan desde la 101.
Pese a que necesitan abrir tras tantos meses sufriendo cierres y restricciones, la nueva situación obliga a muchos locales a invertir en mobiliario, ya que las pistas de baile deben estar ocupadas por mesas, al estar prohibido bailar. "No es fácil de gestionar porque después de tantos meses nos obliga a realizar una inversión en sillas y mesas. Necesitamos volver a funcionar al 100%, porque en esta situación el aforo se limita", afirma Alarcón. Además, añade una cuestión. "El no poder bailar genera confusión. Porque muchas veces la gente que sale a fumar, aquel que quiere ir al baño, el que está volviendo de fumar…Eso genera un trasiego de gente que puede dar la sensación de que se permite estar de pie". La Región, por el momento, sigue sin bailar.