Calles de la capital murciana un mediodía de agosto. Fotos: AAOC.
MURCIA. "Los clientes consumen menos. Ya no salen a comer como antes, se toman una tapa y una cerveza para refrescarse, pero la comida ya la hacen en casa". Es la apreciación de Rocío, camarera de Las Flores Bar, mientras conversa con Murcia Plaza. No hay que remontarse a días antes de la pandemia, basta con observar el año pasado en el segundo verano de pandemia donde "las familias se permitían comer afuera", destaca la empleada. Su bar es uno de los que se ha mantenido abierto este mes de agosto en contrapartida de otros que echaron el cierre porque les salía más rentable no abrir.
Aunque a mediodía se mantienen los locales abiertos, su hora punta es la cena. No sólo por el calor, sino por la vuelta de la playa. Así lo señala Francis, camarero de El Secreto en la plaza de las Flores, quien añade: "Es verano y muchos vuelven cansados y con ganas de picar algo; eso sí, lo justo, parece que este año cuidan más lo que gastan".
El período estival es una temporada curiosa. Las grandes ciudades ven cómo merma su población habitual, aquellos que buscan disfrutar de unos días de descanso y desconexión lejos de la rutina. Unos parten a la costa y otros a descubrir nuevos destinos, nacionales e internacionales. Mientras, la capital de la Región se ve vacía y muchos de los locales comerciales y de restauración bajan su persiana; otros se mantienen con una buena afluencia durante estos meses de verano.
Los gastos fijos de los locales se incrementan y el consumo baja, es decir, los visitantes gastan menos. Es aquí donde Rocío, camarera de este bar ubicado en una de las entradas de la plaza de Santa Catalina, hace hincapié y expresa lo que ha vivido estos días de agosto: "Se nota un incremento en los clientes, pero consumen menos". Recalca la insistencia de algunos comensales por conocer los precios. "Esto no pasaba antes, no era algo común. Parece que ahora están más pendiente de lo que pueden gastar". En este local de restauración no trabajan con menú, sino con ‘plato del día’, una alternativa para ofrecer sus elaboraciones y dar a conocer su cocina, adicional a la carta, que por un precio fijo, sale con mayor asiduidad que antes.
Al seguir un poco más adelante, justo entre la anterior plaza y la de las Flores, se encuentra El Secreto, un bar que ofrece un punto de encuentro de la gastronomía nacional. Para Ángel, responsable del servicio de sala de este local, "es un mes de agosto normal, donde baja la cantidad de clientes que el resto del año, pero con los números de antes de la pandemia". Conversa sobre el tipo de cliente que acude y refiere que los hay de todos los bolsillos, "los que te aceptan recomendaciones sin límite, mientras que otros vienen con un billete de diez euros: una marinera, un caballito, una croqueta y poco más". Detrás de la barra, puede ser atendido por Francis, quien resalta: "Lo más importante para nosotros es que el cliente se vaya feliz, venga por una marinera y un caballito, o por una carta abierta". De esta manera y según la experiencia de algunos de sus clientes, es "un lugar al que merece la pena volver''.
Otro punto que se mantiene ‘abierto en vacaciones’ es el Mercado de Correos y su propuesta gastronómica. Tal y como cuenta Ginés ‘Niko’ Nicolás, de Catorce Doce, "nosotros tenemos lleno casi todas las tardes de agosto. Entre el calor que hace y lo fresco que está esto. Es un lujo pasar por aquí y tomarse algo". Aquí el contraste entre quienes han tenido que cerrar para superar un verano de pérdidas y aquellos que apuestan por una apertura en una época complicada para superar los gastos mínimos con el aumento en los servicios básicos.
Esta doble cara de la moneda también se vive en el interior y en la costa. Desde la Asociación de Empresarios de la Hostelería y Alojamientos Turísticos de Cartagena y su Comarca (Hostecar), Juan José López, quien ejerce como presidente de la Asociación, alza la voz y explica la situación: "Sí, hay más personas que veranean, pero consumen menos y esto es un problema, porque como la cosa no mejore, se nos complicará aún más el mantenernos en pie". La realidad del consumo en la hostelería afecta a todo el territorio de la Región, a unos con cara y a otros con cruz.