CARTAGENA. A partir de este lunes la Región de Murcia entrará en la Fase 2 de la desescalada y ello conlleva un paso más para que los negocios puedan ampliar su ámbito de actuación, abrir sus locales, incrementar sus aforos, extender sus posibilidades y encaminar sus empresas.
Dentro de este paquete de medidas que llegan con la Fase 2 el Gobierno permitirá la celebración de actos tan significativos y especiales en estas fechas como las bodas. Eso sí, habrá que mantener un aforo máximo de 100 personas en espacios al aire libre y de 50 en espacios cerrados.
Esta situación, lejos de convencer a nadie, sigue provocando muchas dudas, tanto de aquéllos que tenían prevista una ceremonia, como de los profesionales que se encargaban de llevarla a cabo. En España se han anulado alrededor de 17.000 enlaces durante este periodo de pandemia y todos -empresarios y clientes- han convenido que lo mejor era esperar, mantener sus actos programados, pero para más adelante.
Los novios y novias han decidido, de forma mayoritaria, posponer sus bodas hasta después del verano y lo mismo ha sucedido con las comuniones, que en este mes de mayo estarían en pleno apogeo. Los meses de septiembre, octubre y noviembre son las fechas en las que se agolpan este tipo de actos, siempre y cuando la evolución de la crisis sanitaria haya remitido y no exista un repunte que suponga una marcha atrás.
"Nos enfrentamos a muchas restricciones y al cliente no le puedes ofrecer en estos momentos un servicio con garantía", dice Matías Pérez García, propietario del salón de celebraciones El Paraíso, uno de los más famosos de Cartagena y comarca y con más de 1.200 eventos a sus espaldas. Esgrime el empresario que si solo pueden acoger a 50 personas en el interior de sus establecimientos, no tiene mucho sentido ponerse a programar celebraciones como una boda o una comunión, con un volumen bastante mayor. Añade, por otro lado, que son muchos los clientes que, en estos momentos de incertidumbre, están asustados por la situación sanitaria y que prefieren aplazar sus eventos hasta que llegue una época más benévola.
Dice la Orden SND/414/2020 del 16 de mayo, en aplicación de la Fase 2 del plan para la transición hacia una nueva normalidad, que se permitirá la asistencia a lugares de culto siempre que no se supere el cincuenta por ciento de su aforo. El aforo máximo deberá publicarse en lugar visible del espacio destinado al culto. De momento, la asistencia a la ceremonia se convierte en un quebradero de cabeza para los contrayentes, para familiares y amigos. ¿Cómo se hace?, ¿por orden de llegada?, ¿a unos se invita y a otros no?, ¿quién controla el aforo?
El que sea capaz de solventar este primer obstáculo, en el caso de celebrar una boda en estas próximas semanas, tiene que saltar al segundo y tercero: el banquete y la fiesta. "El consumo dentro del local únicamente podrá realizarse sentado en mesa, o agrupaciones de mesa. En ningún caso se admitirá el autoservicio en barra por parte del cliente", dice la orden.
Matías Pérez, dueño de El Paraíso, plantea más preguntas que, de momento, se quedan sin respuesta. "En una boda la gente sale a bailar o, después de la comida o la cena, hay barra libre. Todo eso está prohibido de momento, ¿cómo ofreces un servicio excluyendo estas condiciones?".
De la misma opinión es Pedro Conesa, propietario junto a Manuel Madrid de la Venta El Sabinar, un establecimiento a orillas del Mar Menor que se ha convertido también en un espacio muy solicitado para celebraciones de este tipo. El Sabinar ha decidido, al igual que sucede con El Paraíso, aplazar todas sus reservas hasta septiembre.
Ellos disponen de un espacio dedicado para los más pequeños, pero todo está cerrado porque las autoridades sanitarias prohíben la apertura, de momento, de parques infantiles. Celebrar una comunión, por ejemplo, con limitaciones de aforo y de movimiento y encima que los más pequeños, a los que va dedicada la fiesta, no puedan utilizar los espacios dedicados a ellos, es una absoluta contradicción.
Emelina Miranda atiende desde el establecimiento hostelero que regenta en el Club Deportivo Santa Ana. Organiza a lo largo del año decenas de eventos, tanto Santa Ana como en chiringuitos -es la presidenta de la Asociación de Chiringuitos de Cartagena-, salones de celebraciones o en Carthagineses y Romanos. Ella le ha puesto buena cara al mal tiempo y trata de readaptarse. Dice que ha contado con la suerte de que ninguno de sus clientes ha cancelado sus celebraciones. "Tengo 17 suspendidas, pero ninguno ha decido dar marcha atrás. Queda todo aplazado para después del verano, bueno, casi todo, porque ahora en junio tengo dos comuniones para celebrar", aunque siguen existiendo dudas de que las iglesias acojan este tipo de actos y los clientes sigan adelante con los mismos.
Las medidas de apertura van más rápidas que la resolución de las dudas que surgen a los empresarios y a los clientes. Ha sido ésta una tónica habitual: el desconcierto genera desconfianza y ni los empresarios del sector están para especulaciones ni los clientes para correr riesgos.
Uno de los días más importantes de una pareja, puede esperar unos meses más y es que la 'nueva normalidad' también llegará con la nueva convivencia en pareja.