De izquierda a derecha en la primera fila: Antonio Aspas (Buy & Hold), Begoña Sanz (A&G), Christian Dürr (Ética), Isabel Giménez (FEBF), Javier Lorenzo (JLorenzoTrading), Jesús Villegas (Renta 4) y Jorge Pérez (Libertas 7). Abajo, y siguiendo el mismo orden, José Gregori (Welzia), Juan José Traid (Dux), Pilar Lloret (Nao), René Bauch (gCapital), Ricardo Gónzalez (GPM), Sergio Serrano (Gesem) y Vicente Carpio (Finest)
MADRID. Analistas, operadores, gestores e inversores en particular asistieron ayer a una de las jornadas bursátiles más volátiles de los últimos tiempos en el parqué español. No se llevaba cubierta ni la primera media hora de sesión, cuando el Ibex 35 se desplomaba un 5,6% ante un precio del petróleo desbocado -llegó a rozar máximos históricos-, añadiendo más presión inflacionista si cabe ante el avance -y rodillo- de las tropas rusas en territorio ucraniano. A media sesión, las pérdidas del índice selectivo se habían reducido a la mitad, pero aún así el fantasma de la deflación -alta inflación y bajo crecimiento- seguía -y sigue- planeando sobre los mercados.
Finalmente, el barómetro de la renta variable española recortaba al 1% sus 'números rojos' al cierre después de haber llegado a repuntar un 0,63% durante la jornada. Resumiendo: una sesión para corazones fuertes donde el Ibex 35 se movió en casi 500 puntos, es decir, un 6,61% en términos porcentuales que van de los 7.769,70 puntos del máximo del día a los 7.287,70 puntos del mínimo. El cierre se situó en los 7.644,60 puntos, lo que representa un descenso del 9,43% desde que Rusia invadiera Ucrania el pasado 24 de febrero.
A la vista de la situación actual por la que atraviesan las bolsas -donde la volatilidad está a la orden del día-, este diario ha pulsado la visión entre 14 expertos en los mercados financieros. Todo ello en pos de contar con una pluralidad de opiniones para que los lectores saquen sus propias conclusiones. La pregunta trasladada a todos ellos fue la siguiente: ¿Dónde se van a detener las caídas de las bolsas y qué recomiendan hacer al pequeño inversor?
A continuación, las declaraciones de este nutrido grupo de destacados financieros:
Ricardo González, gestor de fondos de GPM
Las bolsas europeas son ahora mismo víctimas de una debilidad técnica que les hace experimentar un mayor sufrimiento que a otras plazas mundiales. Mientras esta situación persista, lo mejor es mantener el punto de mira alejado de Europa, puesto que las probabilidades de experimentar disgustos son muy superiores a las de conseguir alegrías; más si cabe cuando, a nivel técnico, ya se ha confirmado un nuevo ciclo bajista en las bolsas del Viejo Continente.
Ahora mismo, los mercados de renta variable descuentan como escenario más probable que estemos en los compases iniciales de un nuevo ciclo bajista global, que probablemente venga acompañado de una recesión económica. En este entorno hay que ser muy cautelosos con los activos de riesgo -especialmente los más débiles-, y buscar refugio en activos que permitan mantener un nivel de volatilidad acorde al perfil de cada inversor. En este sentido, las materias primas están ofreciendo un buen entorno de descorrelación -aunque también terminarán cayendo a medida que la recesión coja forma-; mientras la renta fija de máxima calidad crediticia puede resultar de ayuda para contener los reveses de los mercados en las carteras.
Antonio Aspas, cofundador de Buy & Hold
A priori es imposible conocer dónde se van a detener las caídas, ya que esto dependerá de la evolución de los acontecimientos. Nadie sabe si el conflicto se va a agravar, extenderse a otros países o si va a mejorar, con un alto el fuego o un acontecimiento inesperado como un golpe de estado en Rusia. De cualquier forma, siempre hay acontecimientos que impactan en los mercados como pueden ser atentados terroristas, guerras, crisis económicas o la misma Covid-19, pero que tienen únicamente un impacto a corto o medio plazo. A largo plazo lo que marca la evolución de las bolsas en general -y de la cotización de las empresas en particular- es la evolución de los beneficios por acción: si estos estos suben, las acciones suben y al contrario, si estos bajan cae el precio de las mismas.
Mi consejo es estar invertido en bolsa con una visión de largo plazo (y me refiero a 10 años), con el dinero que no vayamos a necesitar e invirtiendo de forma diversificada, tanto por sectores como por países, ya sea a través de fondos que hayan demostrado una buena trayectoria o a través de fondos indexados.
Si se cumplen estos tres puntos, el inversor obtendrá una buena rentabilidad. En este sentido recordar que desde el año 1950 no ha habido ningún periodo de diez años donde alguien invirtiendo en el índice americano S&P 500 haya perdido dinero.
Juan José Traid, gestor de Dux Inversores
Saber dónde se va a frenar la caída de las bolsas es imposible de determinar. La corrección actual de la renta variable viene causada fundamentalmente por dos motivos: por un lado, el endurecimiento de las condiciones monetarias como la eliminación de las compras de bonos por parte de bancos centrales, el anuncio de subidas de tipos de interés...; y, por otro, la incertidumbre geopolítica causada por la invasión rusa de Ucrania.
En un primer momento, los anuncios de la Reserva Federal estadounidense (FED) fueron el detonante del inicio de la corrección, siendo la bolsa americana más afectada que la europea. Posteriormente, la invasión de Ucrania ha trasladado el epicentro de la corrección a los mercados europeos. Hasta que no exista cierta certidumbre en el plano geopolítico, las primas de riesgo en la valoración de activos serán elevadas, manteniendo la volatilidad en niveles altos a corto plazo.
Para el inversor, lo conveniente sería apartar la vista del corto plazo y seguir con su planificación financiera de largo plazo. Las correcciones son inherentes al comportamiento de los mercados de renta variable. De este modo, trataría de mantener una visión de largo plazo y evitaría entrar en operativas cortoplacistas guiadas por el miedo. Además, no hay que olvidar lo que decía el barón de Rothschild: "Hay que comprar cuando suenan los cañones y vender cuando suenan los violines".
Pilar Lloret, directora general de Nao SAM
Es imposible prever cuál puede ser el punto donde los mercados comiencen a rebotar. Para ello precisan que se despeje el panorama geopolítico, es decir, que veamos que Rusia está dispuesta a ceder. Lo que más nos preocupa de esta situación es que al persistir se sigan encareciendo combustibles y materias primas, lo cual podría dañar a los negocios más expuestos a estos costes.
Por ello, aunque vemos oportunidades interesantes, creemos que hay que ser muy selectivos a la hora de iniciar compras. Por ejemplo, negocios defensivos como farmacia nos siguen pareciendo atractivos, como también compañías poco endeudadas y poco expuestas a costes de energía.
Sergio Serrano, director general de Gesem AV
Con el grado de incertidumbre actual predecir donde van a acabar las caídas es imposible. Las posibilidades abiertas son muchas y los efectos- incluso con una resolución rápida del conflicto aunque a estas alturas no parece probable- se van a notar en la economía; y sobre todo en la europea.
En estos momentos, el pequeño inversor debe de estar bien asesorado y no tomar decisiones precipitadas. Desde luego aquel que tenga un perfil de bajo riesgo debería permanecer fuera del mercado porque la volatilidad de las próximas semanas va a continuar, dado que se pueden producir perdidas difíciles de encajar en ese tipo de perfil.
Para aquel inversor con menor aversión al riesgo y que quiera permanecer en el mercado, debe de hacer una gestión activa y adaptarse a la nueva situación, que es diametralmente opuesta a la que teníamos a comienzos de año y ello debiera suponer un cambio radical en la confección de su cartera. Por tanto, en caso de no contar con un asesor y no tener los conocimientos adecuados para hacer una adecuada gestión de su cartera, debería buscar algún fondo mixto con gestión activa que pueda ir adaptándose a la situación del mercado en cada momento.
Jesús Villegas, director de Renta 4 Banco en Castellón
Planificación. Esta es la palabra clave en cualquier proceso de inversión. Si queremos obtener un rendimiento a nuestro patrimonio debemos idear una estrategia -a largo plazo- en la que se deben incluir escenarios adversos. Tan complejos como los que estamos viviendo estos tiempos, primero con la pandemia y ahora con la invasión de Ucrania pasando por unos niveles de inflación no vistos desde hace décadas es difícil. Sin embargo, ahí están los famosos 'cisnes negros' que de una manera u otra se repiten esporádicamente a lo largo de la historia.
Estar al margen de los mercados, con una inflación superior al 7%, es garantía de pérdida de poder adquisitivo. Invertir en renta variable -y más ahora- implica unos riesgos importantes, pero con una buena diversificación geográfica y sectorial, con activos de calidad y poca deuda, va a permitir que esa planificación efectuada en momentos de calma salga reforzada; y tras los oportunos ajustes y retoques permita afrontar el futuro con cierta tranquilidad.
El pequeño inversor debe ser consciente de que los mercados de renta variable- muy de vez en cuando- tienen significativas caídas como las que estamos viendo estos días. Si no ha invertido nunca, si desconoce cómo funcionan, si no quieren asumir riesgos… deberían ayudarse de profesionales que le expliquen no solo los beneficios que pueden obtener sino también los riesgos que tienen que asumir. Cada inversor tiene sus particularidades y conociendo su perfil se podrá planificar la estrategia adecuada. Ese es el único camino.
Javier Lorenzo, fundador de la escuela de trading Jlorenzotrading.com
Cuando se generan estos niveles de incertidumbre en los mercados -por algo totalmente exógeno- es muy complicado tratar de razonar el comportamiento del mercado debido a la volatilidad. De ahí que lo mejor es ser paciente y mantenerse al margen. Actualmente la renta variable -sobre todo europea- es un cuchillo cayendo y al tratar de cogerlo al vuelo lo más fácil es que nos cortemos.
Un activo que no puede faltar en nuestra cartera actualmente es el oro, que siempre actúa como refugio ante la incertidumbre como es el caso actual con la guerra entre Rusia y Ucrania. Además, en etapas de inflación elevada también lo ha hecho muy bien históricamente. El 'metal amarillo' es un activo que por sí solo no aporta rentabilidad a la cartera, pero da estabilidad y descorrelación. Por tanto, ayuda a disminuir la volatilidad promedio de la cartera.
Otra posición que debemos de tener en cartera es exposición al petróleo, ya sea a través de algún ETF que replique la materia prima o bien a través de algún ETF sectorial. Personalmente me decanto por el ETF SXLE, que está compuesto por las principales empresas del sector energía que pertenecen al S&P500. Como también es importante cubrirnos con cubrir las carteras con divisas fuertes como el dólar estadounidense, el franco suizo o el dólar australiano.
Siempre es importante tener una correcta diversificación en nuestra cartera. Analizando esa descorrelación entre activos que la componen y en la situación actual de incertidumbre total todavía hay que tenerlo más en cuenta, sesgando nuestra cartera hacia activos refugio o defensivos.
Christian Dürr, socio-director de ETICA Patrimonios
Las bolsas estarán en modo inquieto mientras no se vean señales de desescalada. Por ahora, todo apunta a que la invasión seguirá su ruta y probablemente la resistencia cada vez será más escasa, lo que llevará a un estado ocupado forzosamente y un enorme enfriamiento de relaciones entre los bloques involucrados. Los mercados financieros tocarán suelo -punto de inflexión- para volver a la normalidad cuando cedan las intervenciones con armas pesadas y de ahí la incertidumbre actual. No está muy claro cuándo ocurrirá.
Tendría una mayor fuerza una revolución pacífica del pueblo, tal y como sucedió con la caída del muro de Berlín o en las revoluciones populares que provocaron el fin del comunismo en algunos países del Este. Los mercados financieros lo acatarían como una señal fuerte, con avances significativos en los índices.
Evidentemente lo que ocurre es una tragedia en todos los ámbitos. Aun así, recomendamos mantener una vista 'desapegada' de los acontecimientos para no tomar decisiones precipitadas desde las emociones y no desde la racionalidad. Hemos pasado por muchas crisis durante los últimos 30 años y la experiencia de todas nos lleva siempre a la misma conclusión: el mejor resultado de los ahorros invertidos se consigue con un enfoque a largo plazo, independientemente de lo que pueda ocurrir en el presente. Se comportan ahora bastante mejor los activos que no están directamente expuestos al mercado líquido como la inversión alternativa o de capital privado.
Optaríamos más bien por sectores de futuro ante la evidente transformación energética hacia energías más limpias. Estos activos ahora mismo no tendrían esta componente de refugio, pero cumplen con un enfoque a largo plazo hacia activos con potencial.
Jorge Pérez, director de Inversiones de Libertas 7
Vivimos unos momentos de gran incertidumbre en los mercados donde resulta muy difícil hacer previsiones sobre lo que nos pueden deparar los próximos días. Mantener la calma y no tomar decisiones precipitadas es la principal de las prioridades. Momentos como el actual suelen ser el origen de grandes aciertos... como también de errores de gestión, por lo que hay que medir muy bien los pasos.
A muy corto plazo no sería de extrañar ver caídas adicionales, por lo que conviene -en la medida de lo posible- prepararse para ello. ¿Cómo? Rotando hacia activos que puedan tener un mejor comportamiento en este escenario.
Por otro lado, y para aquellos inversores que estén en condiciones de hacerlo, puede ser un momento de construcción de cartera con visión largoplacista. Hacerlo a través de empresas que tras las correcciones experimentadas proporcionen un mayor potencial en un entorno normalizado, con capacidad de repercutir los incrementos de costes de producción a sus clientes y menos sensibles a los incrementos en el coste de la deuda.
Isabel Giménez, directora general de la FEBF
Un despliegue bélico como el que está teniendo lugar en el Europa del Este puede prolongar las caídas durante más tiempo, generando escasez en algunos productos de alimentación -ya lo estamos viendo con el aceite de girasol-, inflación persistente y precios elevados para el combustible. Todo ello retrasará la recuperación económica.
El pequeño inversor no debe vender en momentos de pánico bursátil con precios en mínimos históricos. La educación financiera nos dice que los mercados siempre se recuperan, aunque algunas veces tarden más que otras.
Si las carteras se construyeron con valores sostenibles y orientación de largo plazo, lo mejor es mantenerse alejados de los cantos de sirena. Si se dispone de liquidez no necesaria para hacer frente a pagos, los momentos de mercados bajistas son buenos para entrar en valores que ofrecen oportunidades históricas, y cotizaciones reducidas.
El shock geopolítico ha tenido una lectura ESG -la que sigue criterios ambientales, sostenibles y de gobierno corporativo-, viendo las aristas del compromiso y la desinversión. La coherencia y el sentido común deben vencer a la subjetividad. Con los mercados cerrados es más práctico ayudar que anunciar movimientos que no pueden realizarse.
José Gregori, director de Welzia Management en València
A todos los inversores se les tiene que recomendar tranquilidad y paciencia en momentos como el actual. Nadie sabe dónde está el suelo, que depende en gran medida de la guerra en Ucrania al menos en el corto plazo. Si el conflicto no tiene una escalada mayor (guerra nuclear, que intervengan más países, la OTAN, ...), los niveles actuales podrían ser un buen nivel de entrada.
El escenario bursátil ha cambiado mucho en poco tiempo. El año pasado teníamos un horizonte despejado, con las principales economías desarrolladas creciendo de forma saludable. Sin embargo, en unos meses hemos asistido a un repunte de la inflación mayor y más duradero de lo esperado, lo que ha despertado los temores a fuertes subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales.
No obstante, y dicho todo esto, si el consumo se mantiene, las empresas seguirán presentando buenos beneficios... que a fin de cuentas es lo que las bolsas acabarán cotizando.
René Bauch, cofundador de gCapital Wealth Management
La situación geopolítica es seria por si no era bastante con las pretensiones territoriales de China sobre Hong Kong y Taiwán, que ya estaban distorsionando los mercados. Y ahora Putin decide invadir a Ucrania, lo que provocado mucha incertidumbre en un momento clave de la recuperación postcovid-19, amplificando las dudas acerca de crecimiento e inflación a nivel mundial.
Las sanciones impuestas a Rusia por parte de la Unión Europea, Estados Unidos y otros muchos países, van a tener impacto no solo en Rusia, sino también a nivel global. Se trata de sanciones muy negativas que buscan aislar a Rusia de la economía mundial. Y las implicaciones se han manifestado: el riesgo de crédito y el riesgo divisa se han disparado. El banco central ruso tendrá que hacer frente a la falta de financiación de su economía.
Seguiremos sufriendo aumentos en los precios de las materias primas y las cadenas de suministros se verán afectadas todavía más. Se calcula que el impacto en la economía de Europa va a ser mayor que en Estados Unidos, sobre todo por su dependencia energética y por las relaciones comerciales. Además, si nos fijamos en el índice de la confianza del inversor Sentix -mide el nivel de confianza de los inversores en la actividad económica de la Eurozona-, vemos que las expectativas han disminuido en 34,75 puntos, marcando mínimos de los últimos 20 años. Para hacernos una idea, la pandemia solo hizo que bajara 26 puntos en marzo de 2020.
Los mercados globales, que han estado en una fase de expansión, van a desacelerarse en el segundo trimestre de este año, por lo que preferimos los valores growth antes que value. Durante esta fase de desaceleración habrá que fijarse, sobre todo, en los valores con factor calidad, baja volatilidad y 'large caps' -empresas de gran capitalización- frente a los de poca como son los 'small caps'.
Begoña Sanz, banquera privada de A&G
Ante un evento tan imprevisible como la guerra en Ucrania, es imposible saber dónde pueden parar las caídas, pero pensamos que están muy avanzadas y que llegado a este punto vender es -en general- una mala idea. La historia nos muestra que en ocasiones comparables, unos meses después las bolsas están por encima de sus niveles anteriores al conflicto.
La recuperación postpandemia estaba ganando tracción hasta que Rusia invadió Ucrania. El deterioro desde entonces, que se debe principalmente a la fuerte subida del precio del petróleo y el efecto que eso pueda tener sobre la demanda agregada, será limitado.
Nuestra recomendación al pequeño inversor es que busque un asesoramiento adecuado. La volatilidad ha llegado para quedarse, por lo que es más importante que nunca marcarse una estrategia de medio y largo plazo. Además de tener una tolerancia al riesgo que permita aguantar la cartera en momentos de caídas, sin conducir a una reducción del riesgo casi obligada en un mal momento.
Vicente Carpio, cofundador de Finest Portfolio Ideas
No podemos adivinar cuándo cesarán las caídas de bolsa, pero probablemente dado el nivel de pesimismo del mercado será antes de lo que se piensa. Eso sí después de un rebote a corto plazo habrá que sentarse a analizar los efectos de este conflicto en la economía real, porque aunque se firmara la paz mañana mismo el daño está hecho y el riesgo de estanflación es elevado.
Al pequeño inversor le diríamos que se mantenga invertido en bolsa siendo fiel a su perfil de riesgo, que en la medida de lo posible realice aportaciones periódicas y que no se deje llevar por el pánico. Todo ello mejor confiando en un asesor financiero. Si quiere mitigar el riesgo provocado por tanta incertidumbre, cubrir temporalmente parte de la cartera con oro, gobiernos core, dólares, bonos ligados a la inflación o titulizaciones sería una buena opción.
El escenario cambia diariamente y entendemos que es muy fácil tomar decisiones incorrectas. Hasta hace poco, bancos y aseguradoras eran las grandes apuestas ante las subidas de tipos, pero en cuestión de días nadie las quiere en sus carteras. Lo contrario ocurrió con el sector tecnológico, del que había que huir en desbandada a principio de año y al que ahora nos encomendamos como hicimos durante la pandemia, convirtiéndose casi en un sector refugio. Correr detrás del mercado siempre nos hace perder dinero y lo importante como siempre será seleccionar aquellos sectores que pueden salir mejor parados de la crisis. Nosotros apostamos por el tecnológico, industrial y por las empresas implicadas en la transición energética.