CARTAGENA. Me voy a permitir aclarar conceptos, siempre bajo mi humilde opinión, pero con la legitimidad que da formar parte de la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Cartagena.
El primer concepto que hay que tener claro para entender la política, el poder, y el uso que se hace de la propia acción política: Despotismo.
El concepto de despotismo hace referencia al abuso de poder o de la fuerza que un individuo o un grupo ejercen contra otros en inferioridad de condiciones.
El segundo concepto es la interpretación. Se entiende como la explicación o la declaración del sentido de algo, pero principalmente el de un texto. También se puede definir como la explicación de las acciones, dichos o sucesos, que pueden ser comprendidos de más de una forma. Esta acción es la consecuencia del acto de interpretar.
Y con estos conceptos definidos voy a aplicarlo a los plenos municipales.
El Gobierno Local encabezado por Noelia Arroyo, actúa de forma déspota porque usa su poder para contrarrestar el trabajo de la oposición; lo hemos denunciado públicamente en muchas ocasiones. Podemos se ha visto obligado, me he visto obligada, por coherencia con los ciudadanos y ciudadanas a los que representamos, a retirar mociones, incluso a abstenernos en las mismas, mociones que hemos llevado por iniciativa popular, dando voz a asociaciones, colectivos y personas individuales. Cuando por parte del Gobierno se enmiendan, no nos están enmendando a nosotras, están enmendando, modificando, la voz del pueblo en la Institución. Lo que se está haciendo de forma habitual, continua y con 'despotismo', es desvirtuar la moción inicial.
Porque pueden, porque usan su mayoría, porque no quieren debatir, consensuar; quieren imponer su 'santa' voluntad.
Y nuestro deber es, aparte de controlar y fiscalizar, traer las necesidades y cuestiones que nos plantean las asociaciones, colectivos, o vecinos y vecinas.
Cuando por parte del Gobierno se enmiendan, no nos están enmendando a nosotras, están enmendando, modificando, la voz del pueblo en la Institución
La segunda cuestión que tengo muy clara: las normas, leyes, reglamentos, ... son interpretables. La misma norma puede ser interpretada de diferentes formas, en diferentes sentidos.
Sinceramente, si tenemos un problema en la forma de proceder en el desarrollo de los plenos municipales, es porque tenemos diferentes formas de interpretar la norma. Este es uno de los motivos urgentes para proceder de una vez por todas a la redacción de un nuevo reglamento del Pleno.
Aclarar 'conceptos', reflejar en un documento la forma de proceder para que sea el Reglamento del Pleno un instrumento útil para la ciudadanía.
Es esta ciudadanía la que vota cada cuatro años, y la composición de la Corporación Municipal es el reflejo de la voluntad popular.
¿Qué tenemos en el Ayuntamiento de Cartagena? ¿Cuántos partidos componen el equipo de Gobierno? ¿Qué papel juega los grupos de la oposición? ¿Los ciudadanos representados por los concejales de Gobierno son más importantes que los concejales de la oposición? Y, en consecuencia, ¿son más importantes los ciudadanos que votaron a los partidos que están en el equipo de Gobierno que los que votaron a otros que no forman Gobierno? Y en este caso, ¿la ciudadanía que votó a un PSOE y fue traicionada a los pocos días de las elecciones de 2019, no tienen importancia ni está representada?
Estas y otras cuestiones deben tenerlas claras la ciudadanía cartagenera.
Lamentablemente, se ha olvidado lo más básico, que es mirar por la ciudadanía a la que representamos. Particularmente, yo echo de menos el inicio de legislatura, donde cuando se presentaba una moción, había una comunicación, y se podían llegar acuerdos. Los concejales de Gobierno, cogían el teléfono y proponían la modificación de algún punto para llegar a un acuerdo y que esa moción saliera adelante. Eso se llama transaccionar, transigir. Mirar por la ciudadanía.
Ahora no es así, y lo hemos visto continuamente, ahora las mociones son enmendadas por el equipo de gobierno, durante el desarrollo del mismo pleno, sin opciones a poder valorar, haciendo que las propias iniciativas de los grupos de oposición tengan que ser retiradas o no poder votar a favor de nuestras propias mociones. Dificultan conscientemente nuestro trabajo. Y lo hacen porque supuestamente, pueden.
Y de esto tiene la culpa el Gobierno actual, será interpretado como legal, pero yo tengo serias dudas.
Es despotismo, claramente tal y como he comentado según la definición de la palabra.
Y es una falta de respeto, no sólo a los concejales de la oposición, la falta de respeto es a los ciudadanos y ciudadanas que representamos.
Y sin olvidar que tenemos en el Gobierno del Ayuntamiento de Cartagena a personas que no representan a nadie porque fueron expulsadas del partido por el cual se presentaron a las elecciones.
Menos mal que algunas no perdemos el norte y estamos por lo que importa: Cartagena y la ciudadanía cartagenera.
Y, por lo menos a mí, no se me puede enmendar este sentimiento y esta responsabilidad.
¡Seguimos!
Leli García Muñoz
Portavoz de Podemos en Cartagena,
Concejala del Ayuntamiento de Cartagena y candidata a la Alcaldía