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el tintero / OPINIÓN

Bienvenido, Mr. Biden

Foto: E.PARRA POOL/EP

El líder estadounidense llegó a España y las televisiones lo retransmitían en directo, pese a ser un hombre poco telegénico; el poder de atracción de EEUU es tal que cualquiera de sus representantes genera un halo de notoriedad e interés a los españolitos.

30/06/2022 - 

La cumbre de la OTAN en España es sin duda un acontecimiento de primera magnitud a nivel internacional; es un hecho de gran relevancia para nuestro país, pero, al mismo tiempo, quizá deberíamos verlo con mayor normalidad. Somos uno de los miembros de dicha organización con más historia y con más solera y tradición en el ámbito militar, pese a los complejos tiempos que corren y que actualmente nos sitúan en la periferia no sólo física sino también real de la OTAN.

Este razonamiento me viene porque creo que empezamos a estar saturados de la cantidad de información que desde hace una semana, y especialmente estos días, se publica sobre los múltiples cortes de tráfico y el caos en la movilidad de Madrid con motivo de la citada cumbre. No sé a usted, pero a mí hay momentos en que me genera la sensación de que toda España está sorprendida y emocionada por recibir a decenas de líderes mundiales y cortar medio Madrid al tráfico. Cuando hemos sido sede de juegos olímpicos, exposiciones universales, cumbres de todo tipo y America’s Cup, es decir, que ni España como nación y mucho menos Madrid como gran capital del mundo occidental son ajenas a este tipo de situaciones.

Joe Biden comparece tras su reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: E.PARRA POOL/EP

Si estos días uno pone las noticias para enterarse de qué va a ir la cumbre y qué problemas pretende resolver la reunión y cómo podemos mejorar nuestra presencia como país dentro de esa Alianza, quizá no le quede muy claro pero seguro que sabe que han cortado la M11, la A2 y la Castellana y el Paseo el Prado y que más de 10.000 policías "velarán por la seguridad de los jefes de estado asistentes". Nos preocupa más la logística que el fondo de la cuestión. Cuando hace unas horas llegó el presidente Biden, pensé en la famosa película Bienvenido Mr. Marshall, del gran Berlanga. No porque viniera a traernos ninguna ayuda ni un plan milagro para contener nuestra inflación, pero sí por esa fascinación casi veneración con que los medios y el pueblo recibimos a todo lo que viene de los EE.UU.

El Rey, Madrid y nuestros territorios extra peninsulares

La suerte que tenemos como nación organizadora de esta cumbre de la OTAN y por lo tanto anfitriones de tantos mandatarios de países extranjeros es que tenemos uno de los países más bellos del mundo, con una de las historias más ricas, completas y apasionantes. Todo eso supone que nuestras instituciones y lugares son de un valor incalculable, especialmente el Palacio Real donde se celebra la cena de bienvenida y el magnífico Museo del Prado. Así mismo, el privilegio de contar con una monarquía parlamentaria como jefatura del Estado nos garantiza que nuestro rey Felipe VI y la reina Letizia hagan de anfitriones con elegancia, protocolo y saber estar en el más amplio sentido, es decir, que ofrezcamos a los invitados nuestra mejor imagen. Ya quisieran los estadounidenses, pero también los ingleses y otros tantos, disfrutar un patrimonio nacional como el de España, unos lugares con la solemnidad y la carga histórica que hacen que seamos una sede de máximo nivel.

El rey Felipe VI (d) recibe al presidente de Estados Unidos, Joe Biden (i). Foto: EFE/J.J. GUILLÉN POOL

Ahora bien, aunque en estas cumbres la pompa y el ornato son fundamentales, también se tratan asuntos de gran calado. Uno de ellos, que preocupa y mucho y parece ser que no tendrá solución en nuestro suelo patrio, es el de la capacidad de acción y protección de los países miembros de la Alianza Atlántica ante un ataque o amenaza a territorios que, aun formando parte de los países miembros, no están dentro de ese famoso artículo 5 que se resume de manera coloquial en "si atacan a uno de los países de la OTAN, nos atacan a todos y por lo tanto todos acudimos a ayudarle". Y ahí tenemos la cuestión de Ceuta y Melilla, que, cosas de la vida, acaba de vivir un dramático y cruel capítulo, que esta vez y pese a los muertos y la violencia de la policía marroquí, al presidente español le ha parecido todo fenomenal.

Lo razonable es pensar que en todas estas reuniones que mueven miles de personas, de coches, de millones y de logística de todo tipo todos trabajan para el bien de la humanidad, para mejorar la vida de las personas y para que podamos vivir en un mundo lleno de felicidad, paz y amor. Lo realista es pensar que para lo que supone de gasto y a veces derroche y lo poco que se solventa, quizá se podrían organizar, si no telemáticamente, de manera más sectorial y reducida. Pero al final lo que cuenta son los focos, las cenas, los afterwork y el networking que también lo hay y mucho. Y como diría Josep Pla: "I tot això qui ho paga?".

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