MURCIA. Cuando una accede al Centro Comercial Dos Mares por el ala norte invariablemente dirige su mirada hacia el belén, que este año nos muestra con una perspectiva infinita, el Nacimiento a la sal. Su realidad ha sido posible por un trabajo colaborativo entre 'Navarro artes y eventos' y la Asociación Belenistas Fuente Álamo, junto a las figuras de Arte Sacro Hermanos Cerrada. Una colaboración artesana llevada a un nivel de belleza solo superado por su propio mensaje.
"Cuco Navarro Espejo conoce bien el lugar que lo vio nacer y crecer: SU TRASFONDO ES UN CANTO AL MAR MENOR Y A LA IDENTIDAD MARMENORENSE"
Como corresponde al tiempo de Navidad en nuestra cultura, esta creación es un nacimiento, pero su trasfondo es un canto al Mar Menor y a la identidad marmenorense. Cuco Navarro Espejo conoce bien el lugar que lo vio nacer y crecer, y ha heredado esa mirada de mar que permite captar la profundidad más allá de la superficie. Algunas veces puedes creer que se agotarán los escenarios de lo enormemente ligado que se siente a ellos y porque la geografía es finita, pero luego te das cuenta de que es su percepción interior la que lo lleva a proyectarlo todo desde su propia mirada, que siempre encuentra una historia en cada rincón. Y son entonces muchas las miradas que hay en una sola. Sus nacimientos y belenes se aclimatan a otro tiempo y espacio diferente al que suele representarse. En un ejercicio de contemporización abarcaban más de lo que esperamos encontrar en un belén y te cuentan una historia de no hace tanto, asentada sobre los mismos valores de respeto a la vida aliada con el paso del tiempo.
El diorama está repleto de simbolismo y permite la interpretación personal de cada cual. En este Centro Comercial tan lleno de gente hay un pequeño espacio para la Natividad que es Mar Menor. Se asemeja a un hotel boutique o a un lugar con encanto al que volver cada vez que vas a comprar algo. En él todo tiene un mensaje, o una doble lectura, porque se trata de un libro con más páginas. El horizonte tiene dibujada una fila línea en la que se unen los dos azules con pinceladas púrpuras y doradas tan de nuestros paisajes. El marco lateral lo construyen el Molino de Quintín a un lado, y el Balneario de Las Monjas a otro, como queriendo abarcar aquel terrible cementerio marino de octubre del 2019. Como queriendo gritar que hay belleza, a pesar de todo, y de tanto sinvergüenza suelto. Es bonito que en el lugar del consumismo salvaje haya un espacio que nos permita reflexionar, sin tensiones ni pretensiones, ni tiempo que agotar con frenesí, para reconectarnos a través de piezas que son únicas, distintas unas de otras, tan diferentes a los productos industriales que a escasos metros se presentan para su venta.
En Tetuán adquirí un collar hecho con una hilera de babuchas multicolor procedentes de la piel curtida a menos de cincuenta metros de su lugar de venta. Antes de su compra, su creador quiso enseñarme la materia prima de procedencia, el rinconcito de trabajo diminuto y recargado donde trabajaba con sus manos, las sencillas herramientas con las que cortaba y modelaba los coloridos retales de piel, y las piezas que salían y luego ensamblaba para poner a la venta sus productos. Me repetía que era artesano una y otra vez con los ojos tan abiertos que pensé en su asombro al pronunciar esta palabra que reflejaba su identidad. Y entendí que deseaba gritar al mundo y su globalización que aquello salía de sus manos, que obedecían a una idea de su cerebro, y en el proceso solo empleaba materias de proximidad, salidas de manos vecinas. Me di cuenta enseguida, por esa empatía que nunca dejo en casa y por su mirada, de que lo que le importaba era la satisfacción de ver hecho su artículo y que este enamorase a otra persona hasta el punto de adquirirlo.
"Yo soy artesano", escucho mientras miro con detalle el Nacimiento a la sal, lo veo en las figuras mediterráneas, en el decorado identitario, en su composición y en la unión de los azules. La artesanía tiene una función cultural tan potente que recoge el paisaje, los recursos, la historia y las costumbres sociales del lugar. Con las manos podemos hablar las personas sordas, ver las personas ciegas, expresar las personas artesanas, sentir todas. La artesanía contiene siempre una parte de nosotros y de los que nos precedieron, pero a la vez, porta la esperanza en un mensaje universal que une más allá de los credos.