CARTAGENA (EFE). Aún es pronto para descartar que la anoxia no sea la causa del episodio de peces muertos que ha sufrido el Mar Menor. Aunque desde Medio Ambiente achacan este suceso al calor, las organizaciones ecologistas ANSE y WWF apuntan que el origen de la mortalidad podría estar alejado de las playas donde han aparecido los animales muertos.
De esta forma, sostienen que existe la posibilidad de que la falta de oxígeno se haya producido en el interior de la laguna, lo que provocó la asfixia de los peces y estos fueran arrastrados hasta la orilla una vez muertos.
En este sentido, recuerdan que el viento y el oleaje ya desplazó a las especies fallecidas tras la DANA de 2019. En concreto, indican que las situaciones de anoxia en las zonas más profundas de la laguna empujaron a los peces y animales de menor tamaño hacia zonas más periféricas, donde presentaban abundancias superiores a lo habitual, favoreciendo la elevada mortalidad posterior ante el desplazamiento de la masa de agua sin oxígeno.
Así pues, descartan que las mediciones de oxígeno llevadas a cabo por el Gobierno regional sean prueba suficiente para descartar la falta de este elemento en el interior del Mar Menor, pues fueron realizadas en las costas donde aparecieron los peces.
Asimismo, las organizaciones denuncian que sin una profunda investigación de lo sucedido no se podrán esclarecer las causas de este episodio de mortandad y, de esta forma, descartar la relevancia del proceso de eutrofización del Mar Menor como causa del mismo.
Además, las justificaciones aportadas refuerzan la posición del Gobierno Regional para continuar sin tomar medidas definitivas para solucionar el problema en origen, aunque sea a medio y largo plazo.
ANSE y WWF consideran que el seguimiento actual del Mar Menor podría no ser el más adecuado para detectar posibles situaciones de anoxia, al no medir en continuo, a diferentes profundidades y a lo largo de todo el año, las concentraciones de diferentes parámetros, como el mismo oxígeno disuelto, que podrían ser indicadores de una posible mortalidad.
Las organizaciones exigen a la Comunidad Autónoma que ponga en marcha el Consejo de Participación que se incluía en la Ley de Protección del Mar Menor, y que debería ser gestionado conjuntamente con el Ministerio para la Transición Ecológica. Además, debe constituirse un nuevo Comité Científico, cuyo representante y portavoz sea elegido por acuerdo y consenso de los diferentes miembros, siendo recomendable que proceda de un centro externo e independiente, con suficiente experiencia en gestión y recuperación de humedales costeros.
Por último, WWF y ANSE demandan a la Comunidad Autónoma y al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, un pacto de respeto institucional que permita consensuar y poner en marcha las medidas más adecuadas para la recuperación del Mar Menor, principalmente enfocadas en la reducción de ciertas actividades como la agricultura intensiva o el desarrollo urbanístico, la mejora de los sistemas de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales y pluviales, la recuperación de los cauces de dominio público y la restauración de amplias superficies de agricultura intensiva y suelos urbanos en la periferia del Mar Menor para su transformación en filtros verdes, la restauración ambiental y la implantación de otras infraestructuras basadas en la Naturaleza.