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hay calles por las que es difícil caminar

La ampliación de las terrazas, un obstáculo para los cartageneros

20/09/2021 - 

CARTAGENA. La limitación de aforo en la hostelería debido a la pandemia ha traído a muchas ciudades de España una escena singular. Las terrazas de los bares y restaurantes han invadido aún más el espacio público. Una cuestión que se agrava cuando, en un porcentaje alto, el centro de la ciudad es peatonal. Este escenario se da en Cartagena y vuelve a traer al primer plano el eterno debate sobre la utilización del espacio público que hacen los negocios hosteleros en connivencia con el Ayuntamiento. Un problema que viene de lejos y que la pandemia, lejos de solucionarlo, lo ha sobredimensionado.

La armonía de una ciudad tiene mucho que ver con la disposición de las calles y la forma en que se logran comunicar unas con otras, de forma que sea fácil la movilidad por la zona urbana a través de cualquier medio de transporte. Sucede que la limitación de aforo en los interiores de los bares y restaurantes de la ciudad portuaria ha provocado que la proliferación de mesas en la vía pública haya alcanzado cotas nunca vistas. Exenta la hostelería del pago de las tasas de terrazas, locales que en su origen habían rechazado tener terraza han aprovechado la circunstancia para invadir las calles impidiendo, en algunos casos, poder andar con comodidad.

No se puede permitir que llenen la calle de terrazas. Hay una ordenanza municipal que habla de que las terrazas tienen que estar separadas por dos metros. En algunas calles se dan problemas de movilidad para las personas con minusvalías físicas”, señalan desde la Plataforma Sin Ruido en Cartagena, colectivo en el centro de algunas de las últimas polémicas por el aumento del ruido en los últimos años en el casco histórico de la ciudad. “Desde mayo del año pasado, por echar una mano a la hostelería, tenemos un problema que va a más. Te ponen taburetes, barriles e impiden en muchas ocasiones andar con comodidad”, añaden. “Se está privatizando el suelo con esta situación”, cuentan desde el colectivo.

Esta situación se ha dado en toda España. Una situación a la que, cierto es, la hostelería se ha visto abocada ya que las limitaciones en los interiores de los locales con más del 75% de la población vacunada siguen siendo altas. En las Islas Baleares, el Ayuntamiento de Palma ha puesto como fecha límite el próximo 30 de septiembre para retirar terrazas de algunas zonas de párking del centro de la ciudad. “Si las quitamos, habrá que aflojar las restricciones de aforo en el interior”, contestan por su parte desde los hosteleros.

A la invasión del espacio público, se une el aumento del ruido debido a la mayor cantidad de gente en las terrazas. “En el último año, el ruido en el casco histórico ha aumentado un 30%. Es algo generalizado en toda España, hay que ir volviendo a la normalidad. El Ayuntamiento ha suspendido los objetivos de ruido durante 120 días del año. Son dos terceras partes del curso en el que no puedes descansar. Hay una falta de empatía total. En muchas casas del centro, desplazan los dormitorios al interior porque de otra manera no puedes descansar”, cuentan con resignación algunos vecinos.

Desde la Plataforma Sin Ruido, recuerdan que desde 1980, el ministerio de Cultura declaró a Cartagena como ciudad emblemática, lo que conllevaba proteger el casco histórico y, afirman, con el aumento del ruido y la “invasión del espacio público con las terrazas se lo están cargando. Y este problema no viene solo a raíz de la pandemia, sino que viene ya de antes. La pandemia lo ha acrecentado”. La polémica continúa.

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