MURCIA. “El nuevo Juicio Final ha llegado”, anuncia Antonio Sánchez Lavella, fundador del estudio murciano Esculturarte, en Alcantarilla. Pero que no cunda el pánico porque, aunque parezca que se está acabando el mundo que conocíamos hasta ahora, a lo que se refiere este creativo es a la representación en 3D que están realizando, por primera vez en el mundo, de la mítica obra de Miguel Ángel que se puede ver en la Capilla Sixtina. Esta instalación plástica estará compuesta por doscientas esculturas de personas reales y se podrá ver en diciembre en un mural escultórico que se expondrá en el Cuartel de Artillería, dentro de los Reactivos Culturales del Ayuntamiento.
Esto es posible, cuenta Antonio Sánchez, debido a que su estudio cuenta con un sistema único en Murcia de escaneado 3D instantáneo, que puede hacer 200 fotografías en un solo segundo, lo que permite hacer clones con impresoras 3D de las personas reales que figurarán en esta instalación adoptando las diferentes poses y actitudes que aparecen en la obra de Miguel Ángel. Pero no siempre de una forma exacta. Primero porque algunos de los personajes originales aparecen en posturas "algo grotescas" y están “cargados de esteroides”, bromea el escultor en referencia a la musculación que daba el pintor tanto a hombres como a mujeres.
Y segundo, porque uno de los objetivos de este proyecto artístico y personal de Esculturarte es que cada uno de los voluntarios que se presta a este ‘juego’ creativo pueda expresar su estado de ánimo y sus conflictos personales, su interpretación de los acontecimientos actuales o su visión de temas como la ecología, la globalización, la inmigración o la pandemia…
En este sentido, Sánchez Lavella explica que las personas interesadas en que se haga una escultura de ellas para este proyecto –y ya llevan más de un centenar realizadas de las doscientas que precisan- pueden mostrar su preferencia sobre qué personaje quieren ser en esta gran obra del renacimiento y aportar su toque personal. Así por ejemplo, un músico ha querido salir con su guitarra; una pareja ha expresado su amor mientras que otra ha denunciado los malos tratos; una familia ha ascendido a los cielos porque el confinamiento ha supuesto para ellos un renacimiento; o una mujer, que muestra sus pechos después de haber sufrido un cáncer de mama, aparece sujetada por un familiar…
“Nos ha interesado más la simbología de cada personaje que el hecho de poder contar con caras conocidas”, añade Antonio Sánchez, quien reconoce, no obstante, que le han solicitado a algún político su participación sin obtener respuesta.
Estas doscientas figuras de este nuevo Juicio Final formarán parte de un mural escultórico vertical de tres metros de alto. Tanto el fondo como las esculturas serán de color blanco, algo que según su autor resaltará la carga simbólica de la instalación, que también contará con videoproyecciones sobre el proceso y con testimonios de algunos de las personas que han sido escaneadas. Todavía no hay una fecha concreta para que este proyecto seleccionado en los Reactivos Culturales vea la luz en el Cuartel de Artillería, aunque en principio será antes de Navidad.
Se trata de un Juicio Final, pero también personal, dice el creativo, quien destaca que “la llegada de la covid-19 ha supuesto un terremoto en los pilares interpersonales, económicos y políticos en la sociedad global en la que vivimos”. Es por ello que “nos sometemos a un juicio personal que, desde nuestro propio confinamiento, nos hace replantearnos nuestros valores; pero también a un juicio social, ya que nos vemos inmersos en una tela de araña global en la que no somos del todo dueños de nuestro libre albedrío”. En este contexto, el objetivo principal de esta instalación plástica “es crear un elemento visualmente impactante, que establezca un punto de partida para reflexionar sobre el tipo de sociedad en la que nos encontramos”.
Otra de las finalidades “es de carácter innovador respecto al uso de la tecnología, ya que será la primera vez a nivel mundial que se intenta realizar un proyecto de esta naturaleza, con la escala y complejidad que tiene El Juicio Final". En este sentido, Antonio Sánchez indica que “intentamos dar un apoyo al proceso artesanal, no sustituirlo”. “Se trata de aplicar la tecnología para hacer arte”, añade el fundador del estudio murciano, donde también trabaja Aránzazu Álvarez. Juntos han realizado muchas esculturas de patrimonio, entre las que se encuentran, por ejemplo, los leones del Gongreso de los Diputados. "Si estas obras sufriesen un daño, se dispondría de una copia exactamente igual", explica.
Adelanta este murciano formado en Bellas Artes que "queremos que este trabajo sea accesible para que pueda ser disfrutado, por lo que crearemos la instalación visitable físicamente, pero también ofreceremos su homónima online, rompiendo de esta manera las limitaciones físicas y geográficas para su experimentación”.
Finalmente, anima a la gente a que participe para completar este Juicio Final en 3D, que "es un proyecto participativo, abierto al público y que busca la máxima diversidad". Habrá que darse prisa porque ya van quedando pocos personajes para este original, innovador y murciano fin del mundo (la página para inscribirse es www.eljuiciofinal.com).