El músico, humorista y director norteamericano camina bajo una lluvia de panegíricos gracias a la comedia musical experimental 'Inside', que acaba de estrenar Netflix (y que también tiene forma de disco doble)
MURCIA(EP). En medio de una pandemia -y con la mochila añadida de un largo historial de ataques de pánico que llegaron a apartarle de los escenarios-, un músico y comediante de la generación millenial se encierra en su casa de Los Angeles durante un año para componer cancioncillas sarcásticas sobre la sociedad de su tiempo. El proyecto tiene otro objetivo importante: mantener la cabeza ocupada para no quitarse la vida. El artista se llama Bo Burnham, y el disco y el documental de autoficción resultante -que puede verse en Netflix España- se titula Inside.
Robert Pickering Burnham (Hamilton, Massachusetts, 1990) entró por la puerta grande en el mundo de la comedia en el año 2006 tras la viralización de las primeras canciones que publicó en Youtube cuando era adolescente. Paradójicamente -o no tanto- la “tontificación” universal de los seres humanos en la era digital es el tema recurrente de las veinte canciones que componen la banda sonora de Inside. Es decir, todas las pullas que lanza son boomerangs que se estampan contra su propia persona: un hombre, blanco, hetero y de clase acomodada. El sentimiento judeocristiano de culpa -¿Debería estar haciendo comedia en un tiempo como este? ¿Estoy criticando el narcisismo galopante de mi generación, cuando yo soy tan narcisista como los demás?- impregna todo este proyecto que ha sido escrito, protagonizado, grabado y editado, en la más completa soledad, por un cómico metido en las marismas de la depresión.
Todo el mundo se ha abalanzado a analizar esta pieza experimental que no encuentra acomodo en ningún género concreto, y que tiene la virtud de perturbar y divertir al mismo tiempo. Digamos que se sitúa en las intersecciones entre la comedia musical, el documental de autoficción, el show clásico de stand up comedy y un cabaret casero.
Hasta ahora, Bo Burnham era un personaje relativamente poco conocido fuera del mundo anglosajón -excepto para los adictos al stand up comedy-. Inside le ha convertido en un fenómeno verdaderamente global. Los críticos de los periódicos más prestigiosos describen esta pieza audiovisual como una obra maestra, y abundan las reseñas de youtubers que analizan al detalle el método de edición, los ingeniosos recursos visuales y narrativos, así como los versos de cada una de las canciones del álbum. Buscan nuevas interpretaciones existenciales y simbologías escondidas. ¿Está justificado este furor?
No hay nada verdaderamente nuevo en el discurso de Bo Burnham, y su actitud ante la cámara tampoco es la de quien atesora una piedra filosofal. Cuando utiliza la imaginería religiosa, lo hace para reírse de sí mismo -¿Acaso creo que la comedia puede curar el mundo?, se pregunta-. El diario de aislamiento de Burnham refleja muy bien lo enclaustrados que estamos en nuestro propio narcisismo, pero también es una representación del tufillo a fin del mundo que trae consigo el cambio climático, la creciente desigualdad económica y la idea, dócilmente asumida, de que aquí quienes manejan el cotarro son cuatro gigantes tecnológicos. Gracias a que no se ciñe a la coyuntura transitoria del Covid, es probable que Inside sea una de las pocas “creaciones pandémicas” que sobreviva al paso del tiempo.
Más que en el mensaje en sí mismo, la fascinación por esta extraña comedia musical se justifica por la manera audaz y experimental que tiene Burnham de resumir nuestro tiempo con recursos técnicos limitados y un gran talento para componer hits de pop y enmarcarlos en una sucesión aparentemente caótica de sketches con los que te partes de risa.
Es cierto que Inside tiene momentos brillantes. Por ejemplo, cuando Burnham se convierte en el comentarista de un videojuego cuyo protagonista -él mismo- tiene como únicas opciones deambular por la habitación o romper a llorar desesperadamente. O el juego de metacognición que hace cuando se pone en la piel de un youtuber que reacciona a un video de sí mismo, en el que a su vez aparece comentando ese mismo video sobre sí mismo, y así sucesivamente, formando una espiral diabólica de análisis autocrítico de su propia persona. A Burnham le gusta saltar el eje de la subjetividad constantemente. Se pone alternativamente en el papel de espectador y en el de protagonista; de víctima y verdugo. Qué manera tan divertida de señalar el proceso neurótico autodestructivo que nos infligimos a nosotros mismos a diario, cuando nos exigimos gustar a los demás, consumir y ser productivos hasta límites que no tienen ningún sentido.
Desde el punto de vista meramente musical, Bo Burnham ha sido durante años una de las principales estrellas del sello discográfico Comedy Central, con el que ha publicado cuatro álbumes. El EP Bo Fo Sho (2008) llegó al número tres de ventas en la lista de álbumes musicales de comedia de Estados Unidos. Le siguieron Bo Burnham (2009), Words, Words, Words (2010) y What (2013). Inside se publicó recientemente en Imperial Distribution.
En 2016, con 25 años, Burnham anunció su retirada del stand up comedy debido a los problemas de ansiedad. En 2018, después de dirigir su primer largometraje -una película indie llamada Eighth Grade-, y de interpretar un papel en la aclamada Promising Young Woman, el músico y humorista norteamericano comenzó a planear su regreso a los escenarios en 2020. Entonces vino la pandemia, y es cuando decidió encerrarse en casa para llevar a cabo un proyecto bizarro que acabó llamándose Inside. La veintena de canciones originales que forman parte de este disco doble no solo evidencian su ingenio como letrista y vocalista, sino también su capacidad para generar hits instantáneos de pop ligero, pero efectivo, con los teclados y los sonidos pregrabados como principales herramientas.
Inside, en resumidas cuentas, nos gusta porque es perturbadora e hilarante a partes iguales. Claustrofóbica y deliberadamente caótica. Un poco como nuestra cabecita sobrestimulada, que anda metida en todas partes y en ninguna a la vez. A Little bit of everything, all of the time.