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estudios, talleres y 'ateliers' en gonzález adalid

La creatividad habita en dos edificios cargados de historia en pleno corazón de Murcia

19/01/2020 - 

MURCIA. González Adalid es una calle estrecha situada en el corazón de Murcia, paralela a Trapería. Cuando uno camina por ella raramente se le ocurre mirar hacia arriba, dada la falta de perspectiva. Si lo hiciera, descubriría la imponente fachada de unos edificios modernistas, cuyos portales corresponden a los números 11 y 13 de esta céntrica vía. Atravesar estas entradas supone transportarse a la Murcia burguesa de principios de siglo XX, ya que el interior ha conservado el sabor y la solera de las viviendas de entonces: los suelos de cerámica decorada, los altos techos, la madera original en puertas y ventanas, los balcones tradicionales, los amplios baños… Una esencia que han valorado creativos y diseñadores murcianos, ya que un buen número de ellos han convertido las dependencias de estos edificios singulares en sede de sus talleres y ateliers

Las paredes de estos inmuebles de González Adalid -que fueron concebidos en los años 20 del siglo pasado como residencia para familias adineradas y cuyas paredes parecen hablar de historias ocurridas a lo largo de tantos años- son testigo en la actualidad del talento y la creatividad del que hacen gala profesionales murcianos relacionados con el diseño, la moda, la arquitectura o la comunicación.  

   

Pilar Larrotcha recibe a Murcia Plaza en el estudio creativo Paparajote, del que es CEO y directora creativa junto con Sonia de la Iglesia. Allí es donde estas dos reconocidas profesionales dan rienda suelta a su imaginación y creatividad para desarrollar trabajos de diseño y comunicación gráfica -para grandes y pequeñas empresas de diferentes sectores-, a los que le imprimen su personal toque naif. También tienen una zona (a modo de tienda) con artículos de su marca Paparajote Factory: creaciones orientadas a la decoración, los regalo e, incluso, al mundo editorial. Es el caso de sus Cuentos para Murcianicas, que han editado con su propio sello, sus ilustraciones y con textos de Antonio Botías. Las dos creativas se muestran especialmente satisfechas de esta publicación, que han mandado reeditar por estar completamente agotada, donde recopilan las biografías de 38 mujeres murcianas, muchas de ellas con historias sorprendentes.

'Murcianicas' con mucho talento

Pilar Larrotcha y Sonia de la Iglesia, de Estudio Paparajote   

Precisamente, con Cuentos para Murcianicas y con sus piezas de la colección de madera sobre Murcia, Paparajote se ha presentado a la fase de selección para la feria de diseño Producto Fresco de Madrid, que este año tiene a la Región como invitada. En este sentido, las dos diseñadoras manifiestan ser conscientes de la importancia que tiene que “el sector esté unido”. Es por ello, que forman parte de DIP, la Asociación de Profesionales del Diseño y la Comunicación Publicitaria de la Región de Murcia. También reivindican y hacen visible el papel de la mujer en un mundo en el que "cada vez hay más diseñadoras pero pocas veces están a la cabeza".

Pilar y Sonia están encantadas de seguir con su búsqueda de nuevos retos y proyectos en un edificio como éste, "con tanta esencia", donde además disfrutan de un ‘vecindario’ muy bien avenido. Camino del estudio de una de sus ‘vecinas’, la arquitecta Laura Ortín, las creativas de Paparajote hacen una parada para mostrar a Murcia Plaza el espacioso cuarto de baño de la planta, otra de las joyas del edificio, con su bañera y suelo antiguos, que ha mantenido la esencia de épocas pasadas. Ellas, además, lo mantienen "cuidadísimo y lleno de plantas".

"Una habitación propia"

Laura Ortín, arquitecta     

Laura Ortín, la joven arquitecta de 39 años instalada en el estudio que hasta hace poco ocupaba su amigo el diseñador de moda Pedro Lobo, bromea diciendo que “Aquí he encontrado mi propio espacio, mi habitación propia, como Virginia Wolf”. Esta reconocida profesional no sólo se siente cómoda en su estudio lleno de luz y “con tanto carisma y autenticidad”, sino que además “estoy muy arropada por mis compañeras”. “Aquí puedo recibir a mis clientes y tener mis libros, publicaciones,...”, explica sobre un espacio que “me resulta inspirador”. “Me imagino muchas veces cómo sería la gente que vivía aquí, cómo irían vestidos o qué costumbres tendrían”, cuenta con ojos soñadores la arquitecta de ‘La casa de la playa’ de Pilar de la Horadada, quien asegura que una de sus claves es que "siempre hago partícipe al cliente del proyecto que estoy desarrollando".   

A la siguiente puerta a la que llama Murcia Plaza es a la de Charlotte Design. Abre la puerta Virginia Sánchez, quien diseña joyería, bisutería, ropa y complementos. Está instalada en González Adalid desde hace tres años, aunque se lanzó a esta aventura que la apasiona mucho antes. Ella también dice sentirse muy a gusto en este espacio, donde realiza el trabajo administrativo (vende mucho online) y tiene una tienda física.

Un lugar con solera donde recibir clientes

Virginia Sánchez, de Charlotte Design   

“Aquí puedo recibir a mis clientas”, que son muchas y de mucho tiempo, explica, al tiempo que señala que “puede venir quien quiera a ver la tienda, que les voy a atender encantada”, aunque normalmente queda con su clientela con antelación (todos los datos se pueden encontrar en la página web de Charlotte Design).

Lo que ofrece Virginia, que ha abierto tienda también en Cartagena, es originalidad y exclusividad en unos diseños que son “diferente y algo bohemios”, explica mostrando unas levitas hechas a mano, "con patronaje, como se hacía antiguamente", y con detalles de tejidos de Lima, unos adornos étnicos que también se pueden encontrar en sus bolsos.

   

Hay otras muchas puertas a las que llamar en los edificios de González Adalid 11 y 13, tras las que encontrar más talento murciano. Baste decir que allí también tienen su sede estudios de diseño, comunicación y arquitectura como  son Arquitectos 27 m2, Utopia Design, 100x100 Comunicación, Silbato Producciones, Pantumaka Comunicación, Ninona Producciones, Chequéalo, 20 Monos, 3D3 y Ana García Interiorista; así como los talleres o ateliers de moda y complementos de Javier Mármol, Bagging, Fuen Viudes, Tricchi, La Piccola Donna, El Atelier de la Novia, Miriam Alegría y Xingular. Además de oficinas de traductores, asociaciones, wedding planners, nutricionistas… y hasta una agencia matrimonial.

Historias del pasado

   

Son muchas las historias que Fernando Guillamón, actual gerente de Murcia Centro (empresa gestora de los inmuebles), conoce sobre estos edificios, ya que pertenecieron a su bisabuelo. Cuenta que fueron proyectados por José Antonio Rodríguez, uno de los máximos exponentes de la arquitectura modernista en Murcia; el mismo que diseñó y proyectó los edificios de la Casa Cerdá, la Casa Díaz Cassou, la Casa Guillamón o el edificio de la Alegría de la Huerta. De hecho, fue el arquitecto municipal que sucedió a Pedro Cerdán (autor del Casino, entre otros). Como anécdota, el gerente de Murcia Centro recuerda que este arquitecto ideó la primera “gran vía de murcia” -desde la plaza Díaz Tornel, pasando por la calle Sociedad y Jabonerías, plaza Santo Domingo, llegando  al convento de las Clarisas-. “Un proyecto que nunca se llegó a realizar, evidentemente”.

Fernando Guillamón señala con pena que hay pocos documentos sobre estos edificios, ya que a consecuencia de "una inundación en los archivos del Ayuntamiento en los años 60, toda la documentación urbanística de los años 20 y 30 quedó destruida. Todos los proyectos del modernismo se perdieron para siempre”, se lamenta. 

Igualmente, recuerda que el promotor de los edificios fue Víctor Guillamón Saorín, su bisabuelo, quien en 1925 unió varias casas viejas de la entonces calle Algezares (porque existían unos depósitos de yeso justo enfrente de donde ahora está Chys). "Intentó también comprar la siguiente que hay por Platería, para darle más fachada al edificio por esa calle -cuenta-. Le ofreció, a la dueña, que era una señora viuda, un cheque en blanco para que fijara ella la cantidad.  Esta le respondió: “Qué pillo es usted, que se quiere aprovechar de una viuda”. Él lo consideró una afrenta, rompió el cheque y nunca más trató aquello, a pesar de los intentos de la señora de retomar la cuestión”.

“El edificio se proyectó como residencia y en régimen de alquiler para familias con cierto poder adquisitivo, puesto que las viviendas eran grandes y lujosas”, apunta el gerente, quien también recuerda que en los bajos estuvieron durante mucho tiempo los almacenes Flomar (cuya marca dio nombre al edificio durante muchos años). Fernando Guillamón se muestra orgulloso de este patrimonio y asegura que “hoy, los bisnietos intentamos que esas paredes que tanto han visto y tanto esconden, inspiren la creatividad de tantos artistas y tanta gente con talento que podemos encontrar en Murcia”.

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